04/08/2025

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Chiang Ching-kuo: Un líder de gran carisma

16/01/1989
Tal como dicen los chinos "El tiempo vuela como una flecha". Ha transcurrido un año desde que falleció el presidente Chiang Ching-kuo. Sin embargo, su imagen sonriente y sus le­gados permanecen inolvidables en las mentes del pueblo chino. Desde la ocupación comunista del continente en 1949, el gobierno de la República de China bajo la dirección del Generalí­sima Chiang Kai-shek se trasladó a Taiwan para emprender la gran tarea del resurgimiento nacional. Durante casi 40 años, la postura internacional fue en gran parte desfavorable para la Re­pública de China. Chiang Ching-kuo fue nombrado primer ministro en 1972. Pero un año después la crisis energética azotó la economía mundial y, como otros paises del mundo, Taiwan también sufrió una penosa recesión sin precedentes. Para mantener el desarrollo y sacar al país del apuro económico, Chiang decidió lanzar los diez grandes proyectos económicos, barriendo todas las dificultades tanto políticas y financieras. Su lema fue "Si no hacemos hoy, nos arrepentiremos mañana". Gracias a su perspicacia y coraje, el país no solamente pudo estabilizar su economía, sino también ha construido un sólido cimiento para el desarrollo industrial. Sin embargo, la solución de dicha crisis energética no signifi­caba que el provenir del país podía marchar "viento en popa", ya que otras visicitudes siguieron poniendo en jaque la seguridad de la nación. Entre ellas, la ruptura de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en enero de 1979 fue indudablemente la más amenazante porque los comunistas chinos plantearon a Washington, como tres prerrequisitos para el establecimiento de relaciones diplomáticas, la ruptura de relaciones, la evacua­ción militar y la anulación unilateral de los tratados con Taiwan. El impacto del Comunicado Conjunto entre Estados Unidos y China comunista fue demasiado fuerte para la República de China, ya que durante mucho tiempo el país había sido un aliado fiel de los Estados Unidos y dependía principalmente de la ayuda militar de éste. Cuando se enteró de la noticia, la pobla­ción quedó grandemente aterrorizada al pensar que los comu­nistas chinos posiblemente harían un intento militar contra Taiwan. Bajo tal situación, no faltó gente que sugirió tomar me­didas urgentes y cancelar la puesta en práctica de la democracia constitucional que el pais estaba lanzando bajo el liderazgo de Chiang Ching-kuo. Sin embargo, el presidente Chiang hizo una declaración solemne por televisión y en la clausura de la reunión del Comité Central de Kuomintang afirmó: "Nuestro partido repudia la dictadura y el totalitarismo, por lo cual nunca ejercerá ningún tipo de dominio militar en su jefatura. Lo que perseguimos es una sociedad libre, democrática y abierta." Su tran­quilidad y sabiduría renovó la confianza del pueblo y reforzó el apoyo popular hacia el gobierno. Un viejo proverbio chino dice: "Debemos mantenernos más firmes que nunca en los tiempos agitados". Chiang lo había lo­grado perfectamente. Chong Hu-ping, un ex edecán militar de Chiang, recordó el atentado contra Chiang ejecutado por un "in­dependentista taiwanés", cuando fue a dar un discurso a una asocia­ción comercial norteamericana en el Plaza Hotel. El atentado fracasó y él siguió el discurso como si no hubiera ocurrido nada. Al aparecer en la conferencia de prensa, preguntó primeramente si alguien había resultado herido. Cuando se le preguntó qué opi­nión tenía sobre el ataque, contestó: "Si el que atentó quisiera, me gustaría entrevistarme con él para preguntarle si yo no he obrado suficientemente bien y en qué debería mejorar mi tra­bajo". De esta conversación, se revelan su calidad de gran líder y su sentido de humanidad. Durante los últimos dos años, bajo la dirección del extinto Chiang, reformas importantes fueron llevadas a cabo entre las cuales merecen citarse el levantamiento del Decreto de Emer­gencia, el permiso de registro de nuevos partidos opositores, el permiso de edición de nuevos periódicos, el aflojamiento de controles sobre divisas, el permiso de visitas a parientes del con­tinente y las elecciones complementarias de parlamentarios. Aunque los comunistas chinos intensificaban cada día más sus artimañas para aislar al país, el extinto presidente Chiang Ching­-kuo no dejó de acelerar su tarea de construir el país para elaborar el esquema de una nueva China unificada, en el futuro. El prestigio de Chiang Ching-kuo no solamente provino de sus incontables méritos en la reconstrucción nacional, sino tam­bién de su amabilidad y sus frecuentes contactos con el pueblo, ya fuera de la capital como de las zonas más alejadas, o de la montaña. En sus jornadas de visita al campo hizo numerosos amigos, entre los cuales había campesinos, pescadores, mineros, obreros industriales, y de otras profesiones. No cabe duda alguna que el extinto presidente Chiang Ching-kuo fue uno de los más grandes líderes de la China moderna, y que sus méritos y carisma pasarán a la historia. En ocasión del primer aniversario de su fallecimiento, una serie de actividades se desenvolvió en todos los sectores, tanto oficiales como privados. El pueblo chino nunca olvidará la son­risa de Chiang ni esa chaqueta gris que vestía siempre, y trabajará, unido en un solo corazón, para completar sus legados inconclusos.

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