Noticias de Taiwán
Acrobacia China en América Latina
26/12/1973
Describir con una palabra las variadas demostraciones de este conjunto resulta ciertamente inadecuado.
El grupo presenta sus actuaciones como teatro acrobático pero también incluye malabarismo con un toque de artes mágicas.
Llevando un programa de arte popular chino, un elenco de 32 artistas bajo la dirección del Dr. Yin Pao-yu realizó una gira de algo más de tres meses por 13 países latinoamericanos. Incluyendo al Vicedirector Liu Chang-po, al equipo de maestros encabezado por Lee Tang-hwa, escenaristas, músicos, encargados del vestuario y personal administrativo, un conjunto de 16 personas colaboró con los artistas para lograr el alto grado de perfección demostrado en sus actuaciones.
Este tipo de arte popular chino de variedades se remonta por lo menos hasta unos 300 años antes de Cristo.
Con el correr del tiempo se formaron escuelas presentando el norte y sur de China sus características propias de cada región. Las escuelas a su vez produjeron maestros destacados y grupos representativos.
Algunos de aquellos grupos que habían alcanzado gran fama en el continente y realizado giras por el exterior, dando a conocer este tipo de arte popular chino en el extranjero, lograron evadir la avalancha comunista y trasladarse a Taiwan al establecerse aquí el Gobierno de la República, en 1949.
Lee Tang-hwa, quien encabeza un grupo de lleva su nombre y participó en la gira que reseñamos como jefe de maestros, perteneció a la escuela del sur y es descendiente de un discípulo del gran maestro de aquella escuela, Pan Teh-ling.
Aquellos eran tiempos difíciles en Taiwan. La lucha para obtener lo más necesario para subsistir consumía todas las energías y no sobraba tiempo ni dinero para diversiones. Sólo tres conjuntos de alguna categoría lograron mantenerse: la Compañía Lee Tang-hwa, la Ta Chung Hwa y la Chao Mo Hsien.
Hoy hay 18 conjuntos que gozan de bien ganada fama, siendo muy solicitados en confiterías, clubs nocturnos y televisión, y también en países extranjeros, especialmente del sudeste asiático.
El conjunto que realizó la gira por Latinoamérica se compuso de artistas de varios de esos grupos, pudiendo así presentar al público unos espectáculos muy variados con una gama casi inagotable de números.
El perfecto equilibrio, la precisión, los reflejos instantáneos se combinan con la fuerza física y una coordinación exacta de los movimientos para producir espectáculos de indescriptible belleza y fantasía.
Para dar algunos ejemplos, el número de La espada, daga y farol es un despliegue admirable de equilibrio. El equilibrista sostiene una daga en la boca y equilibra con ella - punta a punta - una larga espada de cuya empuñadura pende un farol chino profusamente decorado. Así equipado, sube una escalera y sobre ella realiza toda clase de contorsiones poniéndose horizontal, cabeza abajo, etc., manteniendo siempre la daga y espada equilibradas. O La danza de los platillos en la que nueve chicas con varillas de bambú de aproximadamente un metro de largo en cada mano, hacen girar un plantillo en la punta de cada varilla. Según lo pide la coreografía, las chicas llevan una o más varillas de bambú en cada mano, y mientras unas ejecutan movimientos independientes otras realizan un salto mortal del cual emergen una de pie y otra sostenida en el aire, cabeza con cabeza. Y mientras ejecutan todas esas piruetas, los platillos siguen girando al extremo del bambú. Otra demostración notable de habilidad es el número de Los juegos de té. El ejecutante arroja con el pie un plato de té que cae correctamente sobre su cabeza. Otro tiro del pie y allá va la taza a ocupar su lugar correspondiente sobre el plato. Platos y tazas se suceden rítmicamente hasta completar cinco juegos, equilibrados uno sobre el otro en la cabeza del artista. Para que no falten detalles, una cubo de azúcar y una cucharilla se agregan a la última taza.
Otros números exhiben las virtudes del "chi kung" y del "kung fu" chinos, artes del dominio de la energía que permite concentrar la misma en un miembro determinado, dar al cuerpo una elasticidad increíble o proveerlo de una fuerza demoledora.
La atracción ejercida por este tipo de acrobacia y prestidigitación china en el público latinoamericano se puede colegir de los más de 500.000 espectadores que acudieron a presenciar el espectáculo. En una ocasión, en la República Dominicana, el público asistente a una función excedió las 30.000 personas.
Actuando en 16 ciudades de los 13 países visitados, el grupo ofreció 89 funciones formales. En varias oportunidades, expresando su gratitud por recepciones y comidas ofrecidas en su honor, los artistas realizaron también algunas exhibiciones de su destreza.
Los Presidentes de las Repúblicas de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Paraguay y Dominicana recibieron personalmente a todo el grupo y en otros países lo hicieron las Señoras Esposas de los Presidentes y altos funcionarios. En todas partes fueron objeto de finas atenciones y demostraciones de aprecio, teniendo la alegría de oir repetidas expresiones de estima y amistad por la República de China.
Las comunidades de Chinos de Ultramar, establecidas en los países visitados, se afanaron por atender a los compatriotas venidos de la patria lejana y gozaron del espectáculo con reminicencias de sus años mozos. Los integrantes del grupo pudieron, a su vez, saborear casi diariamente sabrosos platos de su tierra, preparados primorosamente por las señoras de la comunidad china o enviados por los varios restaurantes chinos establecidos en esos sitios.
Siendo el principal objeto de la gira promover la amistad con los países visitados, el grupo donó en cada caso las considerables sumas obtenidas por la venta de entradas (en algunos sitios se vendieron boletos por el equivalente de US$ 25 dólares cada una) para obras de beneficencia del lugar en cuestión, gesto que mereció elogiosos comentarios de la sociedad y prensa local.