El poder de la fe brilla en esta peregrinación de ocho días de pura devoción religiosa.
La vida a menudo es más difícil que feliz, pero el poder de la fe proporciona refugio espiritual y paz mental, permitiendo a las personas volver a levantar la cabeza y avanzar.
A lo largo de los ocho días que dura la peregrinación de Matsu de Baishatun, podemos ver a creyentes piadosos mientras se acerca el palanquín de Matsu, preparándose para arrodillarse o postrarse y así permitir que la deidad pase por encima de ellos. Cada mirada y cada arruga en las manos de los peregrinos cuentan una historia. Solo adentrándose en el mundo rural de Taiwan se puede obtener esta visión del taiwanés común.
Mientras tanto, otros devotos ofrecen todo tipo de servicios a los peregrinos: café, refrescos, comida, fruta e incluso masajes para los pies. Además, los voluntarios en bicicleta que van detrás de la procesión se encargan de recoger hasta el último trozo de basura a lo largo de la ruta.
Este año, más de 40.000 fieles siguieron a Matsu en su viaje entre la gente común. La benevolencia de Matsu se reflejó en los rostros de la gente a lo largo de la ruta, una deidad que brillaba con la luz de su compasión.
Cuando Matsu llegó al templo Chao-Tian en Beigang, creyentes piadosos llenaron la plaza, y algunos rezaron por sus familias con las palmas de sus manos unidas. (Fotos de Taiwan Panorama)
Los devotos expresan su amor y respeto por Matsu de maneras diferentes. (Fotos de Taiwan Panorama)
Durante el peregrinaje de ocho días, a lo largo del camino, se pueden ver vehículos para los que están cansados, té para los sedientos, gente que anima a los peregrinos e incluso voluntarios que dan masajes en los pies. (Fotos de Taiwan Panorama)
Mientras Matsu pasa por pequeños caminos rurales, se revela el paisaje más hermoso de Taiwan: su gente. (Fotos de Taiwan Panorama)