12/08/2025

Taiwan Today

Taiwán Hoy

MISIONERO INNOVADOR

01/01/2022
Homenaje al Padre Juan Cobo (2012), pintura del padre Ramón Santacana Feliu, develada en Taiwan en conmemoración de la labor de Juan Cobo en Asia. (Foto cortesía del padre Ramón Santacana Feliu)
Una sinopsis del legado de Juan Cobo, el primer traductor de una obra en lengua sínica al español, desde la perspectiva de dos destacadas académicas de Taiwan.
 
Uno de los primeros misioneros españoles dominicos en llegar a Oriente, específicamente a Filipinas, el padre Juan Cobo (1546–1592) es reconocido por los estudiosos como el primer traductor de una lengua sínica a una europea –el castellano– y con frecuencia es descrito como el primer sinólogo y un puente cultural entre el Oriente y el Occidente. La figura del padre Cobo, así como sus escritos, han sido objeto de investigación por parte de destacados académicos en los campos de la filología y la historia de Taiwan, ofreciendo nueva luz sobre su legado.

 

Portada de la obra Doctrina Christiana en letra y lengua china (1593) de Juan Cobo, tomada de una fotocopia conservada en el Archivo Provincial Dominicos de Ávila. El único ejemplar original de esta obra se encuentra en la Biblioteca Vaticana. (Foto cortesía del Archivo Provincial Dominicos de Ávila)
 

El padre Cobo nació en Consuegra, Toledo, y fue destinado a Filipinas en 1586. Durante su estancia en Manila, estudió activamente la lengua minnan, hablada en el sur de Fujian, de donde originó la gran mayoría de inmigrantes que llegaron a Taiwan y a Manila. Asimismo, en pocos años, estando en Filipinas, tradujo Espejo rico del claro corazón (1592) o Beng Sim Po Cam (según la pronunciación en lengua minnan), el primer texto chino clásico traducido al castellano; y publicó otras obras escritas íntegramente en chino.
 
También se sabe que Cobo fue designado como el primer embajador español en Japón, y que, en 1592, cuando regresaba a Filipinas desde Japón, le sorprendió un tifón en el Estrecho de Taiwan, refugiándose en Formosa, donde perdió la vida.
 
Legado histórico
 
“Tras la llegada de Cobo a Manila, en mayo de 1588, fue destinado al ministerio de los comerciantes chinos o sangleyes, a la evangelización de los sangleyes del Parián (que se refiere al mercado en lengua tagala). En poco tiempo alcanzó tal grado de conocimiento del idioma chino, en particular de la lengua minnan, suficiente para poder hablar, e incluso escribir libros”, explica la profesora Chen Chen Fang del Instituto de Cultura Taiwanesa de la Universidad Nacional de Educación de Taipei, una investigadora de la historia marítima y la historia de Taiwan desde finales del siglo XVI al siglo XVII, que ha dedicado muchos años al estudio de manuscritos y libros de la época en el Archivo Provincial Dominicos de Ávila, entre otros lugares.
 
Hablando sobre el legado del padre Cobo, Fang afirma que “su legado más importante lo componen tres textos de gran envergadura. Uno de ellos es la traducción del clásico chino Espejo rico del claro corazón, una obra que no fue publicada en ese entonces y se encuentra en forma de manuscrito en la Biblioteca Nacional de Madrid”. Fang explica que “su contenido está compuesto íntegramente por sentencias de diversos autores clásicos chinos, la mayoría confucianos, sobre la moral o las relaciones humanas. Dicho texto tuvo que haber sido escrito entre 1589 y 1590, aunque algunos historiadores señalan 1592. La dedicatoria de dicho libro está dirigida al príncipe Felipe III, y es considerado el primer libro chino traducido al castellano”.
 
“Luego, se encuentra la obra Doctrina Christiana en letra y lengua china, una obra de Cobo compuesta por los padres ministros de los sangleyes de la Orden de Santo Domingo, cuyo único ejemplar se conserva en la Biblioteca Vaticana”, comenta Fang. Esta obra contiene verdades fundamentales que debe saber un cristiano sobre su religión, y muchos de los términos cristianos empleados se transcriben al chino utilizando el método de la fonetización de las palabras en alguna lengua occidental como el latín o el castellano. Es uno de los tres primeros libros impresos en Filipinas y fue publicado en sistema xilográfico en 1593, asevera la académica.

 

Chen Chen Fang, profesora del Instituto de Cultura Taiwanesa de la Universidad Nacional de Educación de Taipei, ha estudiado la historia martítima y la historia de Taiwan desde finales del siglo XVI al XVII. (Foto de Chin Hung-hao)
 

El tercer libro de gran importancia que se atribuye a Cobo es Shih-Lu: Apología de la verdadera religión, menciona Fang. Desde el punto de vista sinológico es el segundo libro escrito en chino -en la lengua minnan- por un europeo, después del Catecismo (1584) del jesuita Michele Ruggier. Es también la primera obra escrita en una lengua sínica que trata de introducir la religión católica desde el punto de vista racional y no dogmático. Fue publicado en 1593 en sistema xilográfico, constituyéndose uno de los primeros libros impresos en Filipinas, y actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. “Está dirigido a los intelectuales chinos, y en este Cobo trata de hacer creíble la religión cristiana usando la razón”, apunta Fang, enfatizando en que “lo más importante del Shih-Lu es que, por primera vez en la historia, aparece la afirmación escrita en caracteres chinos de que la tierra es redonda, y se dan argumentos para demostrarlo”. En este libro también aparece el nombre del padre Cobo escrito en chino y pronunciado en lengua minnan [ko-bó soān], agrega la académica.
 
Juan Cobo, innovador
 
Para Li-Mei Liu, profesora asociada de Lengua y Literatura Españolas de la Universidad Tamkang, y cuya tesis de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid consistió en un estudio crítico de la obra Espejo rico del claro corazón, y que fue publicada en 2005, esta traducción de Cobo es una de sus obras más sobresalientes.
 
En cuanto a las iniciativas del padre Cobo, Liu explica que “antes de viajar a Japón como el primer embajador español, el padre Cobo se sirvió del Espejo rico del claro corazón como libro de aprendizaje de chino durante su estancia en Manila (1589-1592)”, añadiendo que “en medio de una traducción casi literal, podemos apreciar en el texto castellano una gran variación en la transcripción fonética de los nombres propios chinos en el dialecto de Amoy [una variedad del dialecto minnan]. Hoy en día, afirma Liu, estas transcripciones son una valiosa contribución al estudio de la dialectología de la lengua sínica de dicha época.
 
Según Liu, “la traducción del padre Cobo no solamente conserva íntegramente un clásico literario chino de carácter popular, también hace inteligible una obra que abarca manifestaciones filológicas y folclóricas, pues, en el sistema de estratificación social de China tradicional, mientras que la ideología de las élites intelectuales se expresa en los libros oficiales canónicos, la de las clases bajas se encuentra en los refranes populares y ambas están muy presentes en dicho manuscrito”.

 

Li-Mei Liu, profesora asociada de Lengua y Literatura Españolas de la Universidad Tamkang, describe al padre Juan Cobo como un gran innovador lingüístico en su estudio crítico del manuscrito Espejo rico del claro corazón. (Fotos de Chen Mei-ling)
 

Además, una gran aportación del padre Cobo y a su vez, otro método traductológico, se refiere al empleo de la adaptación cultural entre el cristianismo y el neoconfucianismo, lo cual revela su deseo de aclimatar algunos conceptos de la cultura oriental a las formas de pensamiento cristiano, señala Liu. “Por ello, nos encontramos con una elección de Cobo encauzada a encontrar semejanzas entre los conceptos orientales y cristianos. De hecho, durante el descubrimiento del Nuevo Mundo, los dominicos españoles del siglo XVI condenaron los métodos de conquista violenta, ya fuera en América o en Filipinas, explica Liu. “En cierto modo, la aspiración de querer borrar fronteras culturales en favor de la igualdad del otro se ve plasmada en el método de asimilación cultural empleado por el padre Cobo en sus escritos”, indica Liu.

 

Espejo rico del claro corazón (Beng Sim Po Cam, 1592), la primera traducción de un clásico chino al castellano, hecha por el padre Juan Cobo. (Foto cortesía de la Biblioteca Nacional de España)
 

Liu detalla que, para poder llamar la atención de los intelectuales de aquel entonces, Cobo usó el método de adaptación cultural, a fin de atraerlos utilizando el conocimiento que ya tenían para explicarles el cristianismo. Asimismo, Cobo utilizó el neoconfucianismo, añade Liu, citando como ejemplo, el concepto utilizado por el religioso de taiji (el ser supremo para los taoístas) para introducir el concepto de Dios del cristianismo.
 
Liu continúa explicando que, posteriormente, este término taiji fue tachado en el manuscrito del siglo XVII Dictionario Hispánico Sinicum, porque los dominicos empezaron a utilizar otra línea de evangelización, rechazando el método de adaptación cultural. Eso es lo que se conoce como la controversia de los ritos chinos, que tuvo lugar durante los XVII y XVIII en Europa, generando discusiones sobre el método de cómo evangelizar en Asia. “En fin, los dominicos adoptaron otro método totalmente diferente, y por eso Juan Cobo, aunque tiene escritos tan relevantes, fue desconocido por mucho tiempo. Hubo un gran silencio, y en mi libro he explicado mis razones, que tienen que ver con la controversia de los ritos chinos”, aclara Liu. Asimismo, “en el Shih-Lu: Apología de la verdadera religión de Cobo, también se observa el método de adaptación cultural. Aquí, Cobo asimila los textos confucianistas para la difusión del cristianismo”, apunta Liu.
 
Por otro lado, el libro Doctrina Christiana es considerado una innovación lingüística de Cobo, comenta la académica. En el siglo XVI en China todavía no existían libros sobre la gramática de la lengua oficial, ni tampoco de los dialectos; Cobo empezó su renovación lingüística con este libro, adaptando el sistema grafológico de la única escritura existente, la del chino mandarín, al sistema fonológico del dialecto, que era la lengua hablada por los receptores de aquel entonces, indica Liu, explicando que el padre Cobo trabajaba en Filipinas, predicando a los sangleyes, y la mayoría de ellos no hablaba chino mandarín sino una variante precursora del dialecto que hoy en día usamos en Taiwan. “Podemos decir que Cobo hizo un préstamo de la escritura china, utilizando la forma de dicha escritura, pero leyéndola en lengua minnan”, explica Liu, añadiendo que por ello Cobo fue un gran innovador.
 
Liu señala también que las últimas investigaciones sobre este misionero dominico se centran en su relación con el manuscrito del Dictionario Hispánico Sinicum, el cual es muy importante porque contiene el vocabulario de la lengua minnan de aquella época, agregando que dicho manuscrito es anónimo, no se conoce ni autor ni fecha de publicación. “Por lo tanto, la única forma de situarlo en el tiempo es estudiando el vocabulario”, puntualiza la académica. “Partiendo de una comparación de tres escritos del padre Cobo, se extrae de ellos una parte de los vocablos recolectados de dicha obra lexicográfica, de manera que se podría estimar la repercusión de las obras del padre Cobo en los posteriores misioneros de la época”, agrega la académica.

Popular

Más reciente