Noticias de Taiwán
¿Se puede negociar con los regímenes comunistas?
06/08/1988
El régimen comunista de Corea del Norte rechazó hace pocos días la propuesta del presidente de la República de Corea Roh Tae Woo de poner fin a la hostilidad entre las dos Coreas, que data desde la invasión auspiciada por la Unión Soviética en 1950.
El argumento de los dirigentes de Pyongyang para el rechazo fue que la propuesta de Roh sólo serviría para hacer permanente la escisión del país y que el plan, que incluía un substancial aumento de los contactos a través de la frontera y el intercambio comercial libre de derechos de aduana, "es sólo una nueva versión de un viejo documento".
En el mismo momento en que se producía el seco anuncio de Corea del Norte, en Seul Roh daba a conocer un drástico vuelco en la política del Sur hacia su hostil vecino, en el que se preveía el cese de toda propaganda que pudiera interpretarse como ataque personal contra el presidente norcoreano Kim II Sung y contra su hijo y aparente heredero, Kim Jong Il.
Es comprensible que el presidente de la República de Corea haya querido asegurar, por ese medio, un minimo de tranquilidad para el desarrollo de los inminentes Juegos Olimpicos de Seul, que deben fmalizar el 2 de octubre próximo. Lo que resulta a todas luces incomprensible es que, conociendo los antecedentes del régimen de Corea del Norte, Roh se haya forjado la ilusión de que la proposición de medidas de apaciguamiento podía ejercer alguna influencia.
Eso, sin tener en cuenta la serie de atentados cometidos contra miembros del gobierno surcoreano, uno de los cuales costó la vida a la esposa del extinto presidente Park Chung Hee, o el del Mausoleo de los Mártires, de Rangoon, Birmania, en el que una bomba destinada a asesinar al entonces presidente Chung Doo Hwa, que se demoró en arribar a una ceremonia salvando así su vida, mató en cambio a varios de sus ministros y secretarios de estado.
La decisión del presidente de la República de Corea, desde luego, es merecedora de toda consideración y respeto como lo son todas las intenciones de pacificación y armonía que puedan conducir ulteriormente a la reunificación de un país, dividido muy en contra de su voluntad por la acción disociadora del comunismo internacional.
Sin embargo, por loables que hayan sido esas intenciones, resultan poco viables por cuanto en Pyongyang el apaciguamiento se toma por debilidad y la historia de las dos Coreas abunda en hechos de igual o parecida naturaleza.
Muy diferente es la actitud adoptada por el gobierno de la República de China en Taiwan, donde se mantiene el objetivo final de la reunificación de China pero no se lo subordina a ninguna clase de condicionamiento.
El presidente Lee Teng-hui lo expresó muy claramente durante las sesiones del 13o.Congreso Nacional del Kuomingtang, que se celebró recientemente en Taipei: "La reunificación de China sólo será posible bajo los Tres Principios del Pueblo enunciados por el Dr. Sun Yat-sen".
La declaración es terminante, lógica, y revela no sólo un gran conocimiento de lo que ocurre en China continental sino también un profundo realismo acerca de las necesidades y los derechos de los pueblos, y de la misión histórica que incumbe a los gobiernos.
Consecuentemente, la República de China en Taiwan mantendrá como objetivo principal la reunión de todos los chinos, pero blijo el lema que el Dr. Sun recogió de Abraham Lincoln, de "un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", como condición irrenunciable.
Asímismo, en vista de los recientes intentos de miembros de la Asamblea Nacional de la República de Corea de hacer contactos con el Norte para realizar deliberaciones en Panmunjon a nivel de parlamentarios, el presidente Lee urgió a Seul a tener cautela en sus tratos con los comunistas, dado que "abrigar esperanzas de alcanzar alguna clase de compromiso con un régimen comunista puede derivar en consecuencias graves".
Lee destacó, durante una entrevista con enviados del diario "Chosun llbo", de Seul, que la República de China y la República de Corea no sólo son parte de los Países Recientemente Industrializados (PRI), sino dos de los pilares más estratégicamente ubicados en la lucha contra la expansión del comunismo.
El mandatario se manifestó preocupado también por el acercamiento de la República de Corea hacia Pekin, y previno asímismo que una división entre Taipei y Seul sólo podría resultar perjudicial para ambas naciones.
Lee afirmó que los dos países deberían cooperar para lograr la unificación de cada uno de ellos, con el fin de hacer que aquellos compatriotas que todavía viven y padecen bajo el comunismo puedan disfrutar de una vida en libertad, en democracia y con general bienestar.
En base a todo ello, resulta evidente que para tratar con los regímenes comunistas hay que hacerlo desde una posición de fuerza, que a sus proposiciones hay que tomarlas por lo que son y no sobrevalorarlas y, sobre todo, no dejarse seducir por benevolencias aparentes. Debe recordarse que tienen fama de ser sumamente pragmáticos - especialmente en Pekín - y que jamás dan un paso si no obtienen algo en cambio. Eso, generalmente suele costar caro.