Noticias de Taiwán
40° aniversario del Día de la Victoria contra el Japón
26/08/1985
El pueblo y gobierno de la República de China conmemoraron recientemente el cuadragésimo aniversario del Día V-J, que marcó la rendición incondicional del Japón ante las fuerzas aliadas del Asia y de la región del Pacífico, conocida como el Teatro China-Burma-India, bajo el mando del Generalísimo Chiang Kai-shek.
La rendición incondicional por parte de las fuerzas japonesas el 14 de agosto de 1945 fue decidida por el emperador Hirohito y el Gabinete japonés, como resultado del bombardeo atómico de los Estados Unidos en Hiroshima, el 6 de agosto y en Nagasaki el 9 del mismo mes, que destruyeron esas dos grandes ciudades del Japón y mataron instantáneamente a cientos de miles de personas. Japón se dio cuenta que una mayor resistencia sería inútil, por lo que consideró que era inevitable la rendición incondicional. Con voz enérgica y decidida -al mediodía del 15 de agosto- el emperador Hirohito díjole al pueblo japonés que "La situación de guerra no había sido precisamente ventajosa para el Japón, por lo que tendría que resistir lo irresistible y sufrir lo insufrible, para evitar mayor derramamiento de sangre." El 2 de septiembre, fue firmada a bordo del USS Missouri, la derrota del Japón, siendo aceptada por el General Douglas MacArthur, en representación de las fuerzas aliadas, firmando en representación de China, el General Hsu Yung-chang.
El 9 de septiembre, el General Ho Ying-ching recibió la rendición formal de las fuerzas japonesas en China de parte del General Okamura en Nanking, concluyendo así la fase final de la rendición incondicional del Japón en China.
Sin embargo, el tratado de paz con el Japón, no fue firmado sino hasta el 28 de abril de 1952, después de largas negociaciones con el gobierno japonés, desde que en 1951 el gobierno de la República de China había rehusado firmar el Tratado de Paz con el Japón, en San Francisco.
Al aceptar la rendición del Japón, el Generalísimo Chiang Kai-shek había decidido ya una política generosa e indulgente, sin la venganza de reparaciones, sino mas bien ofreciéndole al Japón y a sus soldados en el teatro de China, un tratamiento benévolo, repatriándolos de regreso al Japón. En la Conferencia de El Cairo insistió también en no derrocar al emperador japonés, sino mas bien retenerlo en el poder, con el objeto de evitar la anarquía en el Japón.
Semejante política generosa y de gran indulgencia hacia una nación enemiga que había iniciado en 1931 la guerra de agresión contra China, por la invasión de Mukden y la guerra ulterior durante ocho largos años, constituyó verdaderamente un acontecimiento sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales.
El Generalísimo Chiang Kai-shek esperaba que al adoptar dicha política podría obtener la amistad y cooperación tanto del pueblo, como del gobierno japonés y construir así una nueva Asia de paz y prosperidad. Fue bastante razonable al haberle ayudado al Japón a rehabilitar y reconstruir esta nación desgarrada por la guerra y al haber repatriado de regreso al Japón a los millones de tropas, colocó una base sólida para el Japón de la post-guerra.
Es aparente que la política de China hacia el Japón, así como la ayuda masiva enviada por los Estados Unidos al Japón, a través de los buenos oficios y el amable trato del General MacArthur, fue el factor principal que le permitió recuperarse tan rápidamente.
Por otra parte, durante los últimos 40 años, el Japón no demostró su gratitud a la República de China tan suficientemente para recompensarle su generosidad. Si bien muchos ilustres hombres de estado japoneses expresaron su profundo agradecimiento por la política del ex-presidente Chiang y de otros líderes gubernamentales de la República de China, su amistad y buenos deseos se vieron abortados por la traición Tanaka de la República de China en 1972, con el reconocimiento del régimen comunista chino y el renunciamiento al Tratado de Paz Sino-Japonés.
Resulta en verdad irónico que después de 40 años de intrigas internacionales y de esfuerzos, el Japón no solamente se ha recuperado, sino que también ha prosperado, creando un milagro de prosperidad económica. Por otro lado, el aumento de la influencia de los comunistas chinos en el Asia, está siendo ayudado también por muchas naciones libres, incluidas el Japón y los Estados Unidos, una acción que indudablemente habrá de constituir una amenaza a la paz e independencia de esta vasta región. Afortunadamente, a pesar de todas las adversidades, la República de China ha recuperado también su poder y alcanzado una gran prosperidad para ser una efectiva defensa contra los adelantos por parte de China comunista, con el objeto de salvaguardar la paz y la seguridad de esta región.