Noticias de Taiwán
El 11º Congreso Nacional Del Kuomintang
26/11/1976
La unidad en la diversidad ha sido una característica prominente del Undécimo Congreso Nacional del Partido Nacionalista (Kuomintang), concluido el 18 del corriente.
El partido cuenta actualmente con algo más de 1.500.000 miembros activos, distribuidos en unidades en todas partes de la isla.
Se puede afirmar sin exageración que todas las edades, todas las profesiones y todas las regiones del país han estado representadas en el Congreso.
Entre los miembros y substitutos del Comité Central hay miembros veteranos, de edad avanzada, juntamente con una jóven obrera de poco más de 20 años de edad.
Políticos, profesionales de todas las ramas, empresarios, educadores, agricultores, pescadores, obreros, pequeños negociantes, soldados retirados, todas las clases y condiciones tuvieron delegados al Congreso, con voz y voto en la elección de autoridades y en la discusión y aprobación de resoluciones y otros documentos.
El Undécimo Congreso Nacional ha hecho evidente que el Kuomintang funciona tal como lo concibió y lo quiso su Fundador el Dr. Sun Yat-sen, y como lo guió posteriormente el Generalísimo y después Presidente Chiang Kai-shek.
Una de las primeras resoluciones del Congreso fue en homenaje a la memoria de los dos grandes hombres que le dieron vida y vigor, resolviendo preservar perpetuamente los títulos usados por ellos, asociados a sus nombres. El Dr. Sun Yat-sen presidió el Kuomintang con el título de "Tsung Li" y así será recordado siempre, sin que ese título sea usado por otra persona. Del mismo modo, el título de "Tsung Tsai" usado por Chiang Kai-shek, quedará para siempre reservado a él.
Conforme a la constitución del partido, se eligió al comienzo del Congreso un cuerpo presidencial, que se turnó en la presidencia de las varias sesiones; inmediatamente se presentó a la asamblea el temario adoptado varios meses antes, con los comentarios y propuestas -más de un millón- recibidos de miembros y no miembros del partido, debidamente clasificados y sistematizados.
El Congreso introdujo enmiendas a la constitución del partido, aprobó la plataforma partidaria y estudió todos los temas propuestos, suplementados con exposiciones de personas competentes, adoptando una gran variedad de resoluciones.
El Presidente del partido, Chiang Ching-kuo, presentó informes sobre los diversos problema de mayor importancia.
-Tres Principios del Pueblo El Congreso acentúo repetidamente la suprema importancia de los Tres Principios del Pueblo (San Min Chu I) del Dr. Sun Yat-sen para el partido mismo y para toda la nación, y en verdad, para la paz y prosperidad del mundo .
Del estudio de diversos problemas, tanto en el ámbito nacional como en el órden mundial, resaltó una y otra vez la sabiduría de las enseñanzas del Dr. Sun Yat-sen. Los Tres Principios del Pueblo han mostrado su adaptabilidad práctica a las circunstancias del mundo moderno, y han emergido como el único camino hacia la paz y prosperidad de los pueblos, en un ambiente de libertad y dignidad. El desenfreno del liberalismo capitalista y los brutales excesos del comunismo dictatorial no han sido capaces de dar esas condiciones de vida a los pueblos. En las democracias verdaderas de hoy se han ido adoptando medidas que las aproximan a los Tres Principios; el comunismo ha fracasado tan miserablemente en producir lo necesario para dar un mínimo de bienestar al pueblo que se ve obligado a importar enormes cantidades de alimentos y otros productos de consumo de los países libres. Las deudas acumuladas por varios países comunista ya resultan astronómicas y nada indica que las puedan disminuir ni mucho menos pagar en el futuro próximo. Y a ese fracaso se agega el trágico costo evn idas humanas y en la privación de la libertad.
En cambio, aplicando las enseñanzas del San Min Chu I, la República de China, enfrentando problemas que hubieran agobiado a naciones de recursos muy superiores, ha creado en Taiwan y las otras islas bajo su jurisdición efectiva una sociedad libre, abierta, democrática y próspera. Todos sus niños tienen derecho a recibir y reciben nueve años de educación fundamental y preparatoria para estudios superiores o adiestramiento técnico. Las oportunidades de enseñanza media y superior están al alcance de todos los que poseen la capacidad necesaria para esos estudios; exámenes competitivos aseguran que esas oportunidades sean utilizadas según los méritos personales. La salud pública ha llegado a ocupar el primer lugar en Asia, pese a que 30 años atrás esta era una isla de desnutridos, plagada por toda clase de epidemias.
La iniciativa privada, el esfuerzo, la habilidad, tienen aquí la seguridad del éxito; al mismo tiempo, los lisiados o afligidos por otras calamidades que los ponen en desventaja para la lucha por la vida, tienen también las oportunidades para superar sus desventajas y ocupar un lugar honorable y respetado en la sociedad.
Aquí hay personas más ricas y personas más pobres, pero la diferencia se reduce constantemente y no existe la miseria.
Esos y otros frutos de la aplicación de los Tres Principios han hecha de nuestra sociedad una sociedad feliz. Por eso el Kuomintang no sólo ha reafirmado su dedicación inquebrantable a esas enseñanzas, sino también ha aprobado varias resoluciones tendientes a profundizar su estudio y ampliar su aplicación en todos los ambientes.
Ningún arreglo con los comunistas Otro punto que ha emergido con absoluta claridad de este Congreso es que la República de China no tendrá ninguna forma de contactos o arreglos con el régimen comunista chino. Como lo dijo el Presidente del Partido, Chiang Ching-kuo, el único contacto posible es el de las balas en el campo de batalla.
El régimen maoísta, tanto antes como después de la muerte del tirano, h. infligido humillaciones y sufrimientos horribles sobre el pueblo chino, ha procurado destrozar sus tradiciones y negar su historia y cultura. El régimen maoísta es, por lo tanto, el enemigo mortal del pueblo chino, mientras el Gobierno de la República de China es el único gobierno constitucional y legal de toda China.
Las naciones del mundo libre deben despertar de su letargo y abrir sus ojos a la realidad. Los vergonzosos acontecimientos que han seguido a la muerte del déspota Mao deberían ser suficientes para alertar a cualquier persona sensata; esos no son gobernantes responsables ni ante el pueblo chino ni ante la comunidad internacional. Son una banda de foragidos que no merecen consideración ni atención.
La República de China y el Kuomintang, partido oficialista, nunca desistirán hasta haber librado al continente de esos aiminales y restaurado a su pueblo la libertad con goce de todos sus derechos humanos, la paz y tranquilidad y la prosperidad a que el trabajo las da derecho.