Taiwan puede ayudar a avanzar los esfuerzos internacionales destinados a mejorar las condiciones de vida de las personas desplazadas en el oeste de Tailandia.
Mae La, en el distrito de Mae Sot, en el oeste de Tailandia, alberga a más de 30.000 personas desplazadas que huyen del conflicto regional. Compuesta por hablantes no tailandeses, principalmente del grupo étnico karen, esta comunidad de 184 hectáreas formada por casas con techos de paja, separadas por caminos de tierra, es un oasis de tranquilidad que subraya el éxito de las iniciativas humanitarias internacionales.
Para Taiwan, Mae La es una gran fuente de orgullo. La nación está desempeñando un papel importante en el apoyo a este campamento y a otros ocho a lo largo de la frontera entre Tailandia y Myanmar.
Los campamentos para personas desplazadas como el de Mae La comenzaron a formarse en la frontera occidental de Tailandia en 1984. (Foto de Chin Hung-hao)
Desde el establecimiento de las comunidades en 1984, El Consorcio Fronterizo (TBC, siglas en inglés) con sede en Bangkok, una alianza de nueve organizaciones internacionales no gubernamentales, ha proporcionado alimentos y refugio a los residentes. Dicho consorcio recibe fondos de todo el mundo, y Taiwan es el único donante de Asia. “Nuestra nación alguna vez recibió ayuda extranjera, pero ahora estamos devolviendo”, indicó Lai Ming-chi, director general del Departamento de Asuntos Internacionales de ONG del Ministerio de Relaciones Exteriores (MOFA, siglas en inglés).
Taiwan es un donante regular de TBC con 10 años de antigüedad en dicha agencia. La financiación alcanzó los 880.000 dólares estadounidenses luego de la firma del sexto acuerdo por la Oficina Económica y Cultural de Taipei (TECO, siglas en inglés) en Tailandia y TBC a fines de octubre. Atestiguada por Lai, la ceremonia de firma en Mae Sot se llevó a cabo junto con actividades que conmemoraron el 35 aniversario de las comunidades.
Lai y la delegación del MOFA que le acompañaba aprovecharon la oportunidad de intercambiar ideas con otros socios de TBC mientras recorrían Mae La, el más grande de los nueve campamentos. También participaron en seminarios centrados en mejorar aún más las condiciones para los residentes, así como en promover la paz y la estabilidad regionales.
Una residente del campamento de Mae La vende verduras en un mercado. (Foto de Chin Hung-hao)
Buen comienzo
Según la TECO, las donaciones de Taiwan se utilizan en gran medida para proyectos de alimentación y educación de TBC, en particular la compra de suplementos nutricionales para niños durante sus primeros 1.000 días en los campamentos. El director de la TECO, Tung Chen-yuan, indicó que tales artículos ayudan a mantener saludables a las generaciones más jóvenes y les hará capaces de reanudar sus vidas normales cuando llegue el momento. “También evitan la desnutrición que dificulta la capacidad de aprendizaje y conduce a un bajo rendimiento académico”, añadió Tung.
La importancia del enfoque personalizado de Taiwan sigue su senda con la directora ejecutiva de TBC, Sally Thompson. “Asegura que los niños tengan el mejor comienzo en la vida”, remarcó Thompson, añadiendo que esto también allana el camino para que se conviertan en miembros valiosos y funcionales de sus comunidades.
La contribución de Taiwan adquiere mayor importancia dado que TBC está abordando problemas de salud derivados de la desnutrición crónica. Aunque la tasa de estos es relativamente alta en comparación con las poblaciones no desplazadas, se han registrado marcadas disminuciones en los últimos años. El informe anual de TBC en 2018 revela que la prevalencia de retraso en el crecimiento entre los niños del campamento de 6 a 59 meses fue del 40,8 por ciento, 35,1 por ciento y 31,8 por ciento en 2013, 2015 y 2017, respectivamente. TBC tiene sus ojos puestos en la tasa aceptable de la Organización Mundial de la Salud de menos del 20 por ciento.
Un miembro del CMMS realiza una demostración de ultrasonido en el Hospital Cristiano Kwai River en noviembre de 2018. (Foto cortesía del Servicio Médico Chi Mei)
Mayor presencia
Tung apuntó que al mismo tiempo que Taiwan apoya a los residentes del campamento a través de TBC, la nación está aumentando su presencia en otras partes del oeste de Tailandia a través de la Clínica Mae Tao, otro socio que genera titulares internacionales por razones correctas. Establecida en Mae Sot hace 30 años, la instalación brinda servicios médicos gratuitos a trabajadores migrantes en riesgo procedentes de Myanmar. En 2002, su fundadora, Cynthia Maung, recibió el Premio Ramon Magsaysay, llamado así por el fallecido presidente de Filipinas, al liderazgo comunitario. También fue honrada con el Premio a la Democracia y los Derechos Humanos en Asia cinco años después por la Fundación para la Democracia de Taiwan, una organización sin fines de lucro con sede en la ciudad de Taipei.
La clínica comenzó a recibir fondos a través de la TECO en 2008. El apoyo más reciente en abril, que elevó el total a 300.000 dólares estadounidenses, se utilizó para construir espacio de oficina y actualizar equipos. “Este respaldo es sin duda lo correcto, ya que la salud es un derecho humano fundamental”, apuntó Tung.
Las ONG de Taiwan, como Glocal Action (GA) con sede en Taipei, están prestando mucha atención a la difícil situación de las personas desplazadas y los trabajadores migrantes en el oeste de Tailandia. El secretario general de GA, Sam Lai, señaló que después de ver la situación sobre el terreno, ya no podía permanecer sin involucrarse. “Es imposible no emocionarse ante la amplia cooperación humana y el intercambio desinteresado frente a los recursos limitados”, aseguró Lai.
Los miembros del equipo del Servicio Médico Chi Mei verifican la salud de los niños de Myanmar y comparten prácticas de higiene personal. (Foto cortesía del Servicio Médico Chi Mei)
Atención enfocada
Lai y sus compañeros cofundadores de GA están trabajando incansablemente para crear conciencia en Taiwan sobre esta situación difícil no muy lejos de sus costas. Asisten a seminarios y pronuncian discursos con gran efecto, lo que resulta en la mayor parte de las donaciones de GA provenientes de personas individuales mensualmente. Aproximadamente la mitad de los fondos se asignan a un programa educativo que hace posible que 700 niños de trabajadores migrantes de Myanmar asistan a clases en cinco escuelas primarias regionales. Otros emprendimientos incluyen organizar sesiones de capacitación para maestros, así como patrocinar la Clínica Mae Tao.
Puntos destacados en el calendario de GA son los cuatro viajes de nueve días de experiencia e investigación a Mae Sot cada año. Un total del 45 por ciento de las tarifas que pagan los participantes, excluidos los billetes aéreos, se entrega a ONG, escuelas y empresas sociales como Colectivo Limítrofe. Coestablecida por Sylvia Lin de Taiwan, dicha organización se enfoca en emplear mujeres para producir textiles hechos a mano con colores y patrones vibrantes de la región.
El Servicio Médico Chi Mei (CMMS, siglas en inglés) es otra ONG que enarbola la bandera de Taiwan con gran efecto en el oeste de Tailandia. Ha estado cooperando con el Hospital Cristiano Kwai River (KRCH, siglas en inglés) en la provincia de Kanchanaburi desde el 2010. Apoyada por el CMMS en la ciudad de Tainan, en el sur de Taiwan, la organización envía voluntarios como médicos, enfermeras y farmacéuticos al KRCH dos veces al año antes de visitar aldeas seleccionadas. Muchos pacientes son tratados en el acto, con casos complicados enviándose al KRCH para un diagnóstico y tratamiento adicionales.
La gente de Myanmar está disfrutando de un futuro mejor a través de la asistencia de organizaciones no gubernamentales de Taiwan. (Foto cortesía de GA)
Ventajas reales
El doctor Kao Yuan, que participó en el viaje más reciente del CMMS a Kanchanaburi en noviembre, encuentra que ayudar a los necesitados es muy gratificante a nivel profesional. “Pero la recompensa personal proviene de trabajar con el personal de atención médica en primera línea”, remarcó el doctor, añadiendo que “una simple sonrisa y un gesto de agradecimiento es suficiente para que vuelva a por más”.
Otra constante en la ecuación de Taiwan Can Help (Taiwan puede ayudar) es la Fundación de Caridad Budista Tzu Chi. Con sede en el distrito de Hualien, en el este de Taiwan, esta ONG de renombre mundial está considerando ofrecer servicios médicos gratuitos en el oeste de Tailandia después de que sus representantes participaran en viajes de inspección organizados por el MOFA a Mae Sot en los últimos dos años. Desde el 2015, el capítulo de Tzu Chi en Bangkok ha ayudado a unas 5.000 personas desplazadas de 39 países y territorios.
Lai, del MOFA, considera que la participación de las ONG de Taiwan en el oeste de Tailandia es fundamental para demostrar el compromiso profundamente arraigado de la nación y sus 23 millones de habitantes de desempeñar un papel más importante en la comunidad internacional. “Los problemas humanitarios trascienden las fronteras y la raza, la religión y el origen étnico”, sentenció Lai, añadiendo que “Taiwan está dispuesto y es capaz de abordar problemas urgentes y profundizar los lazos de la nación con el mundo”.