Taiwán estudia, protege y muestra una impresionante variedad de flora y fauna.
La primavera pasada, investigadores del Instituto de Investigación de Biodiversidad de Taiwán (TBRI, siglas en inglés), dependiente del Ministerio de Agricultura (MOA, siglas en inglés), dieron al público una emocionante noticia: su equipo había descubierto una nueva especie del género Angelica. El hallazgo fue el resultado de un estudio integral sobre el grupo de hierbas medicinales realizado en colaboración con universidades locales. Su meticuloso muestreo y análisis reveló la recién nombrada A. aliensis, que crece en las zonas montañosas del sur de Taiwán a altitudes de entre 800 y 1.200 metros sobre el nivel del mar. Este acontecimiento siguió al anuncio de dos nuevas especies de arañas identificadas en la península de Hengchun, en el sur de Taiwán, en 2023.
El rododendro alpino de Taiwán es una de las aproximadamente 5.300 especies de plantas vasculares de la nación. (Foto cortesía del TBRI / Foto de Shih Li-cheng)
Los planes de acción del Gobierno tienen como objetivo especies en peligro como el oso negro formosano, la mariposa cola ancha y la tortuga de márgenes amarillos. (Foto cortesía del TBRI/Foto cortesía del TBRI / Foto de You Chung-wei/Foto cortesía del TBRI / Foto de Tsai Jhih-wei)
Medidas proactivas
Si bien los nuevos descubrimientos destacan la riqueza ecológica de Taiwán, el Gobierno otorga igual importancia a la protección de la fauna en riesgo. En 2016 y 2017, el TBRI publicó una serie histórica de informes sobre aves locales, mamíferos terrestres, reptiles terrestres, anfibios, peces de agua dulce y plantas vasculares. Estos estudios representan las evaluaciones más detalladas hasta la fecha, gracias a años de trabajo de campo realizado por expertos de toda la nación. Por ejemplo, la Lista Roja de Plantas Vasculares de Taiwán involucró a más de 50 investigadores y casi una década de trabajo, subrayando el compromiso nacional con la preservación del patrimonio natural.
Los informes adoptan el sistema de clasificación de la Lista Roja de Especies Amenazadas, desarrollado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con sede en Suiza, la principal autoridad mundial en la protección de la biodiversidad. Las ediciones actualizadas de los cinco informes sobre animales se publicaron a finales de 2024, integrando los datos más recientes para reflejar cambios en los niveles de riesgo de las especies o en las prioridades de protección.
Las últimas ediciones de las cinco listas rojas de Taiwán fueron publicadas por el TBRI en diciembre de 2024. (Foto cortesía del TBRI)
Otras medidas de la FANCA incluyen el proyecto de Pago por Servicios Ecosistémicos (PES, siglas en inglés), un programa clave que promueve la responsabilidad ambiental. Inicialmente, proporcionó incentivos financieros para animar a los agricultores del centro de Taiwán a dejar de usar herbicidas, pesticidas y otras prácticas que, sin querer, dañan a los gatos leopardo. También se educó a los residentes sobre formas de reducir amenazas a las especies en peligro, como asegurarse de mantener a los perros siempre atados cuando estén al aire libre. Para involucrar aún más a la comunidad, las personas que capturaran imágenes de gatos leopardo con cámaras automáticas podían obtener premios económicos. Aprovechando su éxito inicial, el programa de PES se ha expandido desde entonces para apoyar la conservación de otras especies, como la nutria euroasiática, la lechuza patilarga y la jacana cola de faisán.
El poder de las iniciativas comunitarias
Un pangolín recibe tratamiento en el Centro de Rescate e Investigación de Vida Silvestre del TBRI. (Foto cortesía del TBRI / Foto de Liu Pei-shan)
A medida que las políticas gubernamentales guían a Taiwán hacia un futuro más sostenible para la vida silvestre, la conciencia pública sobre la importancia de las medidas de protección sigue creciendo. “Antes de la década de 1980, la conservación ecológica rara vez se discutía y la vida silvestre a menudo se consideraba periférica en la vida diaria”, comentó Hsu Fu-hsiung, profesor asociado del Departamento de Recursos Biológicos en la Universidad Nacional de Chiayi, en el sur de Taiwán. “Esta mentalidad ha cambiado gradualmente gracias a la educación”, añadió Hsu, quien también destacó el creciente interés dentro de la comunidad académica, señalando que el primer Congreso de Comportamiento Animal y Ecología, en 1990, atrajo solo a unas pocas docenas de participantes, mientras que actualmente el evento reúne a más de 1.000 asistentes anualmente.
La tendencia hacia la ciencia ciudadana está dando impulso a la campaña de conservación. Una de las principales fuerzas detrás de este fenómeno es el TBRI, cuyos investigadores organizan y asesoran a grupos de entusiastas aficionados dedicados a observar y documentar el mundo natural. “Los miembros suelen intercambiar ideas en línea, pero las conferencias anuales ofrecen oportunidades vibrantes para la interacción en persona”, afirmó Yang. “Estos apasionados científicos ciudadanos fotografían la flora y fauna en todo Taiwán y suben sus hallazgos a la base de datos del TBRI. Sus contribuciones mejoran enormemente nuestra comprensión del estado actual de la vida silvestre en la nación”, añadió Yang.
Mientras tanto, los más de 27.000 miembros de la Red de Observación de Atropellos de Taiwán (TaiRON, siglas en inglés) documentan colisiones entre vehículos y fauna, identificando áreas de alto riesgo en toda la nación. Los datos recopilados se comparten con las agencias gubernamentales responsables de la construcción y mantenimiento de carreteras, lo que permite implementar medidas específicas para mitigar estos incidentes. Por ejemplo, despejar tuberías de drenaje bloqueadas bajo las carreteras ha demostrado ser eficaz para crear pasajes seguros para los animales.
Garmin promueve vehículos equipados con sistemas de navegación que previenen colisiones con la vida silvestre. (Foto cortesía de Garmin)
El compromiso de Taiwán con la biodiversidad también se refleja en su creciente papel de liderazgo. A finales de 2024, más de 20 expertos taiwaneses asistieron a los eventos paralelos de la XVI Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica celebrada en Colombia.