El sacerdote católico Brendan O’Connell obtuvo finalmente el 6 de enero una cédula de identidad de la República de China después de vivir y servir en Taiwan durante más de medio siglo.
“He esperado por esta cédula de identidad por más de 54 años”, expresó el sacerdote de 81 años de edad al recibir la tarjeta de manos del primer ministro Lin Chuan, quien lo visitó en la Fundación Belén, en la sureña ciudad de Tainan, a fin de entregarle la cédula de identidad.
O´Connell manifestó que siempre se ha sentido como un taiwanés y que ama Taiwan porque los taiwaneses lo aman a él.
Ahora que ha obtenido la cédula de identidad taiwanesa, el religioso espera poder vivir hasta los cien años de edad.
O´Connell es la primera persona que es naturalizada como ciudadano de la República de China sin tener que renunciar a su ciudadanía original, lo que es posible tras la enmienda a la Ley de nacionalidad aprobada el mes pasado.
El sacerdote nació en 1936 en Estados Unidos y fue enviado por los padres católicos Maryknoll en 1963, cuando tenía 27 años.
En 1988, el padre O´Connell estableció el Centro de Oportunidades Santa Teresa en Tainan, que brinda servicios de guardería a niños, así como cuidado diurno para adultos con discapacidad mental o física.
En 1996, estableció la Fundación Belén, que sirve principalmente a los niños con problemas de desarrollo menores de seis años.
Aunque O´Connell recibió el estatus de residente permanente en Taiwan en 2011, O´Connell deseaba obtener la cédula de identidad y al mismo tiempo conservar su ciudadanía estadounidense.
Su sueño se convirtió finalmente en realidad cuando el Yuan Legislativo aprobó una enmienda a la Ley de nacionalidad en diciembre de 2016 a fin de que los ciudadanos extranjeros que han realizado contribuciones especiales al país obtengan la nacionalidad de la República de China sin renunciar a su ciudadanía original.