En una reciente declaración, el Papa pidió que China perdone los "errores" cometidos por la Iglesia Católica Romana en el pasado y espera normalizar las relaciones de la Santa Sede con China continental. El Pontífice de 81 años de edad dijo que el Vaticano desea abrir alguna forma de diálogo con Pekín. "Una vez que los malentendidos del pasado sean superados, ese diálogo permitirá que trabajemos juntos por el bien del pueblo chino y la paz en el mundo", dijo Juan Pablo II.
"Las fallas de la Iglesia podrían haber dado la impresión de una falta de respeto y estima por el pueblo chino de parte de la Iglesia Católica, haciéndole sentir que la misma está motivada por sentimientos de hostilidad hacia China", manifestó el Sumo Pontífice.
La declaración del Papa fue leída en un simposio para conmemorar el cuarto centenario de la llegada a China del misionero jesuita Matteo Ricci. El evento se llevó a cabo del 24 al 25 del mes pasado en la Ciudad del Vaticano.
Refiriéndose a la declaración, Chang manifestó en una conferencia de prensa realizada el 25 del mes pasado en Taipei que el Gobierno de la República de China reafirma y admira la franqueza de la Santa Sede por su deseo de hacer frente a la historia y pedir perdón al pueblo chino.
Sin embargo, el Gobierno desea recordar a la Santa Sede que China continental "sigue siendo un régimen autocrático que rechaza la libertad religiosa y la democracia", agregó ella.
Chang señaló que la Santa Sede y la República de China han mantenido lazos cordiales desde el establecimiento de las relaciones bilaterales en 1942. Ella indicó que el Vaticano, basado en consideraciones humanitarias, está profundamente preocupado por la libertad religiosa de unos 10 millones de católicos en China continental.
Al respecto, Chang manifestó que el Gobierno de la Rep. de China "desea cooperar con y ayudar a la Santa Sede para promover la libertad religiosa en China continental". Sin embargo, ella señaló que el gobierno en Pekín sigue negando la libertad religiosa y su postura es "totalmente contraria al concepto de promover la libertad religiosa que tiene la Santa Sede".
El embajador de la Rep. de China ante la Santa Sede, Raymond Tai, manifestó que el Gobierno espera que la Iglesia Católica en Taiwan pueda servir como puente entre Ciudad del Vaticano y Pekín para ayudar a los católicos en China continental a recobrar la libertad religiosa.
Tai expresó su gratitud al Santo Pontífice por su sinceridad al tratar de resolver los conflictos históricos y culturales que existen entre la Iglesia y el pueblo chino, a la vez que manifestó que espera que los chinos en todo el mundo consideren las palabras del Papa como un gesto de buena voluntad.
Entretanto, los medios de comunicación en Taiwan expresaron preocupación de que las declaraciones del Papa podrían tener un impacto en las relaciones entre la Santa Sede y la República de China.