Líderes de nuestras naciones amigas, honorables huéspedes y compatriotas de Taiwan y de ultramar:
Este es un momento glorioso; también es un momento de dignidad y esperanza.
Agradezco a nuestros honorables invitados —quienes han venido aquí desde lejos, así como a aquellos amigos de diversas partes del mundo que aman la democracia y se preocupan por Taiwan—por compartir este glorioso momento con nosotros.
Estamos aquí, no solamente para celebrar un acto de toma de posesión, sino para ser testigos de los valores democráticos alcanzados con muchos esfuerzos y del inicio de una nueva era.
En la víspera del siglo XXI, el pueblo de Taiwan ha concluido una alternancia histórica de los partidos políticos en el poder. Este no es solamente el primero de esta índole que se da en la historia de la República de China, sino que también marca un hito para las comunidades chinas alrededor del mundo. Taiwan no sólo ha creado un nuevo modelo para la experiencia de la democracia en Asia, sino que también ha añadido un conmovedor ejemplo en la democracia de la tercera ola en todo el mundo.
La elección del Décimo Presidente de la República de China claramente ha mostrado al mundo que los frutos de la libertad y la democracia no son fáciles de alcanzar. Veintitrés millones de personas con una voluntad inquebrantable han disipado la enemistad con amor; vencido la intimidación con esperanza; y conquistado el temor con fe.
Con nuestros votos sagrados, hemos probado al mundo que la libertad y la democracia son valores universales indiscutibles, y que la paz es el mayor objetivo de la humanidad.
El resultado de la elección presidencial de Taiwan en el 2000 no es la victoria de un individuo ni de un partido político. Esta es una victoria del pueblo, una victoria para la democracia porque –siendo el centro de la atención mundial— superamos el miedo, las amenazas y la opresión, y valientemente nos hemos puesto de pie juntos.
Taiwan se levanta, demostrando firmeza en sus objetivos y fe en la democracia.
Taiwan se levanta, representando la confianza del pueblo en sí mismo y la dignidad del país.
Taiwan se levanta, simbolizando la búsqueda de la esperanza y la materialización de los sueños.
Queridos compatriotas, recordemos siempre este momento; recordemos siempre valorar y agradecer por él, porque los frutos de la democracia no surgieron de la nada. Han sido logrados pasando por muchos peligros y amenazas, y superando innumerables dificultades. Si no fuera por el temerario sacrificio de nuestros predecesores democráticos, si no fuera por la inquebrantable fe de decenas de millones de personas taiwanesas en la libertad y la democracia, no hubiéramos podido estar hoy parados en nuestra tierra y celebrar esta gloriosa ocasión que pertenece al pueblo entero.
Hoy, es como si estuviéramos parados frente a una nueva puerta en la historia. En el proceso de la democratización, el pueblo de Taiwan ha forjado una nueva llave para nuestro destino compartido. Se abrirán muy pronto las puertas de la esperanza del nuevo siglo. Somos humildes, pero no sumisos. Sentimos plena autoconfianza, pero no estamos envanecidos.
Desde el momento cuando se dieron a conocer los resultados de la elección el 18 de marzo, acepté el mandato de todo el pueblo taiwanés con el espíritu más serio y humilde, y juré consagrar todos mis esfuerzos, conocimientos y coraje para asumir la pesada responsabilidad del futuro de este país.
Entiendo personalmente que el significado de la alternancia de los partidos políticos y la transición pacífica del poder no radica en que es un cambio de personal o de partidos políticos. Ni es un cambio de dinastías. En vez, es el retorno del poder del Estado y del gobierno al pueblo a través de un procedimiento democrático. El pueblo es el verdadero amo del país, que no puede ser posesión de un individuo o partido político. Desde el Jefe de Estado a los funcionarios civiles de base, el Gobierno existe para todo el pueblo y sirve a todo el pueblo.
La alternancia de los partidos políticos no significa una negación total del pasado. Debemos ser justos al evaluar las contribuciones hechas por quienes estuvieron en el poder a través de los años. El Sr. Lee Teng-hui merece nuestros más altos elogios y sincero reconocimiento por promover las reformas democráticas, y por su excelente actuación durante sus doce años de mandato.
La sociedad de Taiwan se manifestó y participó enérgicamente en el proceso electoral. A pesar de los diferentes puntos de vista y posiciones, todas las personas comparten la misma intención —salir al frente por sus ideas políticas y por el futuro del país. Creemos que el fin de una elección es el inicio de la reconciliación. Al bajarse el telón de las emocionadas campañas electorales, debe prevalecer la razón. Bajo los supremos principios de los intereses nacionales y el bienestar del pueblo, tanto los que están en el poder como los que se encuentran en la oposición deben cumplir sus deberes ante el pueblo y realizar los ideales de una justa competencia política partidista, así como el equilibrio de la política democrática.
Una sociedad democrática con competencia justa, tolerancia y confianza constituye el más fuerte ímpetu para el desarrollo de una nación. Colocando los intereses nacionales por encima de aquéllos de los partidos políticos, debemos aunar la voluntad del pueblo y buscar el consenso entre los partidos gobernante y de oposición, para promover el desarrollo y las reformas del país.
“Un gobierno para todo el pueblo” y un “mandato por personas honestas y rectas” fueron mis promesas al pueblo durante el período electoral. Asimismo, son una clave importante para que la sociedad de Taiwan pueda superar sus fallas y alcanzar un nivel más alto en el futuro.
El espíritu de un “gobierno para todo el pueblo” radica en el hecho de que “la existencia de un gobierno depende del pueblo”. El pueblo es el amo y poseedor del estado. El mandato del gobierno debe ejercerse sobre la base de la opinión pública mayoritaria. Los intereses del pueblo están absolutamente por encima de aquéllos de cualquier partido político o individuo.
Siempre me he sentido orgulloso de ser miembro del Partido Democrático Progresista, no obstante, desde el momento que haga mi juramento y asuma la presidencia, dedicaré todos mis esfuerzos para cumplir con mi papel de “presidente para todo el pueblo”. En cuanto a la composición del nuevo gobierno, emplearemos a personas de acuerdo con sus talentos y no discriminaremos en base al origen étnico, sexo o afiliación política. También convertiremos el bienestar de la ciudadanía en nuestra principal meta en el futuro.
Las iniciativas más altas de mi promesa del “mandato por personas honestas y rectas” son eliminar el “oro negro” —la participación del crimen organizado en la política— y erradicar la compra de votos. Durante mucho tiempo, el pueblo taiwanés ha estado rechazando profundamente la política basada en el dinero y la intervención del crimen organizado. Una cultura de compra de votos en los niveles de base también le ha privado al pueblo el derecho de elegir a los sabios y capaces. Todo lo cual ha empañado el desarrollo de la democracia en Taiwan.
Hoy, deseo aprovechar la ocasión para prometer que el nuevo gobierno eliminará la compra de votos y combatirá la política del “oro negro”, de modo que Taiwan pueda surgir por encima de esas fuerzas que arrastran hacia el fondo. Debemos darle al pueblo un entorno político limpio.
En el área de las reformas gubernamentales, necesitamos establecer un gobierno limpio, eficiente, previsor, dinámico, altamente flexible y receptivo que asegure la competitividad de Taiwan frente a la cada vez más reñida competencia global. La era de los gobiernos “grandes y capaces” se ha quedado en el pasado, éstos han sido reemplazados por gobiernos “pequeños y eficientes” asociados con el pueblo. Debemos acelerar el perfeccionamiento de las funciones y la organización del Gobierno, así como expandir activamente el papel de la participación pública. Esto no sólo permitirá que el pueblo utilice plenamente sus energías, sino que también reduzca significativamente las cargas del Gobierno.
También se deben establecer similares relaciones de asociación entre los gobiernos central y locales. Deseamos eliminar las actitudes autoritarias de los días del poder centralizado y controlado por el dinero. Deseamos materializar el espíritu de la autonomía local, donde los gobiernos central y locales comparten recursos y responsabilidades; donde el “gobierno central no hará lo que los gobiernos locales sean capaces de hacer”. Ya sea en el este, oeste, norte o sur; ya sea en la isla de Taiwan misma o en las otras islas aledañas, todos experimentarán un desarrollo equilibrado y pluralista, y disminuirá la brecha entre las áreas urbanas y rurales.
Obviamente, debemos entender que el Gobierno no es una panacea para todos los problemas. La fuerza motriz del desarrollo económico y el progreso social proviene del pueblo. En los últimos cincuenta años, el pueblo de Taiwan ha trabajado duro para crear un milagro económico que ha sido mundialmente aplaudido, y ha forjado la base para la supervivencia y el desarrollo de la República de China. Hoy, frente al impacto de las rápidamente cambiantes tecnologías informáticas y la liberalización comercial, el desarrollo industrial de Taiwan debe moverse hacia una economía basada en el conocimiento. Las industrias de alta tecnología deben ser constantemente innovadas, mientras que las industrias tradicionales necesitan pasar por la transformación y el mejoramiento.
El futuro gobierno no necesariamente debe desempeñar el papel de un “líder” o “administrador”. Al contrario, debe ser el que brinda apoyo y provee servicios, como lo esperan las empresas privadas. La responsabilidad de un gobierno moderno es elevar la eficiencia administrativa, mejorar el ambiente interno para las inversiones, y mantener el orden financiero y la estabilidad del mercado bursátil, permitiendo la completa liberalización e internacionalización económica con una competencia justa. Al observar esos principios, la vitalidad del pueblo florecerá naturalmente y creará una nueva fase del milagro económico de Taiwan.
Aparte de consolidar nuestros logros democráticos, promover las reformas gubernamentales y elevar la competitividad económica, el objetivo más importante del nuevo gobierno será acatar la opinión pública e implementar las reformas, de modo que el pueblo en esta tierra pueda vivir con más dignidad, con más autoconfianza y mejor calidad. Hagamos que nuestra sociedad no sólo sea segura, armoniosa y próspera, sino que también cumpla con los principios de imparcialidad y justicia. A medida que desarrollamos las crecientes habilidades de nuestros ciudadanos, permitiremos que nuestra próxima generación aprenda en un ambiente colmado de felicidad y esperanza.
El siglo XXI será una época donde se enfatizará en el “derecho a la calidad de vida” y los “estilos de vida refinados”. El gobierno tendrá que presentar soluciones a todas las cuestiones relacionadas con la vida del pueblo, tales como el orden social, el bienestar social, la protección ambiental, la planificación catastral, el tratamiento de los desechos, el saneamiento de los ríos y el desarrollo de las comunidades. También tendrá que ejecutar cabalmente esas soluciones.
En la actualidad, tenemos la necesidad inminente de mejorar el orden social y la protección ambiental, que son indicadores importantes de la calidad de vida. Al establecer un nuevo orden social, permitiremos que el pueblo viva y trabaje en paz, y sin temor. Encontrando un punto de equilibrio entre la conservación ecológica y el desarrollo económico, convertiremos a Taiwan en una sostenible isla del silicio verde.
La integridad del órgano judicial es una línea firme de defensa para la política democrática y la justicia social. Un sistema judicial imparcial e independiente es el guardián del orden social y un defensor de los derechos del pueblo. En la actualidad, todavía tenemos un largo camino que recorrer en nuestras reformas judiciales. Nuestros compatriotas deben continuar sus llamados por acción y manifestar sus ardientes expectativas al órgano judicial. Al mismo tiempo, debemos restringir nuestra autoridad administrativa y darle espacio a la rama judicial para que opere independientemente y sin interferencias.
Los recursos humanos son los recursos más importantes de Taiwan. El talento es la base de la competitividad del país, mientras que la educación es un plan a largo plazo para capacitar el pueblo. Buscaremos un consenso entre los partidos gobernante y de oposición, el sector académico y el pueblo para llevar a cabo las reformas educativas, y construir un sistema educativo sano, proactivo, vívido e innovativo que permita a Taiwan preparar talentos sobresalientes de primera clase en medio de la feroz competencia internacional. Dejaremos que Taiwan se mueva gradualmente hacia una “organización de aprendizaje” y una “sociedad basada en el conocimiento”. También instaremos al pueblo a adoptar el aprendizaje de por vida para desarrollar completamente su potencial y creatividad.
Actualmente preponderan las organizaciones comunitarias de base en todo el país, que se dedican a la labor de explorar y preservar la historia, cultura, geografía y ecología de sus localidades. Todos esos aspectos son parte de la cultura de Taiwan, indistintamente de que sean expresiones culturales locales, de masa o de élite. Debido a factores históricos y geográficos especiales, Taiwan posee una riqueza de elementos culturales diversos. Pero el desarrollo cultural no se alcanza inmediatamente. En vez, ha de ser un proceso acumulativo. Debemos disponer de una mentalidad abierta con tolerancia y respeto, de modo que nuestros diversos grupos étnicos y diferentes culturas regionales puedan entrar en comunión, y que la cultura taiwanesa autóctona se conecte con las culturas de las comunidades de origen chino y otras culturas del mundo, creando la nueva realidad de un “Taiwan cultural en un siglo moderno”.
El terremoto del 21 de septiembre del año pasado causó una catástrofe sin precedentes para nuestra tierra y nuestros compatriotas, cuyo dolor aún no ha sido superado. El nuevo gobierno no permitirá demoras en la reconstrucción de las áreas de desastre, incluyendo el recobro industrial y espiritual. Trabajaremos para asegurar que se atienda a cada víctima y se reconstruya cada sitio destruido. Aquí, deseamos igualmente expresar de nuevo nuestro alto respeto a todas las personas y organizaciones no gubernamentales que han contribuido desinteresadamente a las labores de rescate y reconstrucción después del desastre. A pesar de la furiosa fuerza de la naturaleza, hemos visto la más hermosa compasión, la fe más fuerte y la mayor verdad de Taiwan. Nuestros compatriotas fueron heridos durante el terremoto del 21 de septiembre, pero con el espíritu de un “Taiwan voluntario”, la nueva familia de Taiwan se levantará resueltamente sobre sus pies de nuevo.
Queridos compatriotas, hace 400 años, Taiwan era llamada “Formosa”, la isla hermosa, por la belleza de su paisaje. Hoy, Taiwan está manifestando la elegancia de una isla democrática, atrayendo una vez más la atención mundial, a medida que el pueblo de esta tierra crea una nueva página de nuestra historia.
Creemos que la República de China, con sus logros democráticos y capacidad tecnológica y económica, puede con certeza continuar jugando un papel indispensable en la comunidad internacional. Además de fortalecer las relaciones existentes con las naciones amigas, deseamos participar activamente en todos tipos de organizaciones no gubernamentales internacionales. A través de la ayuda humanitaria, la cooperación económica, los intercambios culturales y varios otros métodos, participaremos activamente en los asuntos internacionales, expandiremos el espacio de supervivencia de Taiwan en el ámbito mundial, y contribuiremos al bienestar de la comunidad internacional.
Aparte, también deseamos prometer una más activa contribución en la defensa de los derechos humanos internacionales. La República de China no puede y no debe permanecer fuera de las tendencias globales de los derechos humanos. Acataremos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y la Declaración y el Programa de Acción de Viena. Colocaremos de nuevo a la República de China en el sistema internacional de los derechos humanos.
El nuevo gobierno solicitará al Yuan Legislativo que apruebe y ratifique el Acta Internacional de los Derechos Humanos como ley interna de Taiwan, de modo que se convierta formalmente en el “Acta de Derechos Humanos de Taiwan”. Esperamos crear una comisión nacional de los derechos humanos independiente en Taiwan, concretando de esta manera una acción defendida por mucho tiempo por las Naciones Unidas. También invitamos a dos sobresalientes organizaciones no gubernamentales, la Comisión Internacional de Juristas y Amnistía Internacional, para que nos asistan en nuestros esfuerzos con el fin de proteger los derechos humanos y convertir a la República de China en un nuevo indicador de los derechos humanos en el siglo XXI.
Creemos firmemente que en ningún momento ni en ningún lugar del mundo, se puede ignorar o cambiar los valores de libertad, democracia y derechos humanos.
La historia del siglo XX nos ha dejado una importante lección —la guerra es un fracaso de la humanidad. Indistintamente de cuál sea el propósito o las razones imperiosas por los que se libra, la guerra es el mayor daño a la libertad, la democracia y los derechos humanos.
En los últimos ciento y tanto años, China ha sufrido de la agresión imperialista, que ha dejado heridas indelebles en su historia. El destino de Taiwan ha sido incluso más arduo, atormentado por la fuerza bruta y el gobierno de regímenes colonialistas. Esas experiencias históricas similares deben conllevar a un mutuo entendimiento entre el pueblo en ambos lados del Estrecho de Taiwan, forjando un sólido cimiento para procurar juntos la libertad, la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, debido a largos períodos de separación, los dos lados han desarrollado sistemas políticos y estilos de vida vastamente diferentes, obstruyendo la simpatía y amistad entre el pueblo de los dos lados, e incluso creando un muro de división y confrontación.
Hoy, al concluir la Guerra Fría, es tiempo para que los dos lados abandonen las hostilidades que provienen de una vieja era. No necesitamos esperar más, debido a que ahora es la nueva oportunidad para que los dos lados forjen juntos una era de reconciliación.
El pueblo en ambos lados del Estrecho de Taiwan comparte el mismo trasfondo ancestral, cultural e histórico. Sosteniendo los principios de democracia e igualdad, construyendo sobre los cimientos existentes, y creando condiciones para la cooperación a través de la buena voluntad, creemos que los líderes en ambos lados poseen suficiente sabiduría y creatividad para tratar juntos la cuestión de “una China” futura.
Comprendo completamente que como Décimo Presidente de la República de China, y siendo popularmente electo, debo obedecer la Constitución; mantener la soberanía, dignidad y seguridad de nuestro país; y asegurar el bienestar de todos los ciudadanos. Por lo tanto, siempre que el régimen del Partido Comunista Chino no tenga intenciones de usar la fuerza militar en contra de Taiwan, yo prometo que durante mi mandato no declararé la independencia; no cambiaré el nombre de la nación; no procuraré incluir el así llamado concepto “relación de estado a estado” en la Constitución; y no promoveré un referéndum para cambiar la posición con respecto a la cuestión de la independencia o la unificación. Más aún, tampoco tendremos el problema de la abolición del Consejo para la Unificación Nacional o de las Directrices para la Unificación Nacional.
La historia ha demostrado que la guerra solamente crea odio y enemistad, sin beneficio en lo absoluto para el desarrollo de las relaciones mutuas. El pueblo chino enfatiza en la diferencia entre la administración del estado y la hegemonía, creyendo en la filosofía de que un gobierno que emplea la benevolencia “complacerá a los que están cerca y atraerá a los que están lejos”, y “cuando los que están lejos no se someten, entonces hay que poner en práctica la bondad y la virtud para atraerlos”. Esa sabiduría china permanecerá como valioso adagio universal.
Bajo el liderazgo del Sr. Deng Xiaoping y del Sr. Jiang Zemin, China continental ha creado el milagro de la apertura económica. En Taiwan, durante medio siglo, no sólo hemos creado un milagro económico, sino que también hemos creado la maravilla política de la democracia. Sobre esta base, siempre y cuando los gobiernos y pueblos en ambos lados del Estrecho de Taiwan puedan tener mayor interacción siguiendo los principios de “reconciliación de buena voluntad, cooperación activa y paz permanente”, mientras que al mismo tiempo respeten la libre voluntad del pueblo y eliminen los obstáculos innecesarios, ambos lados podrán hacer grandes contribuciones a la prosperidad y estabilidad de la Región de Asia y el Pacífico. Ambos lados también crearán una gloriosa civilización para la humanidad.
Queridos compatriotas, anhelamos mucho poder compartir la conmovedora escena de este momento con todas las personas de origen chino alrededor del mundo. La amplia Avenida Ketagalan que tenemos al frente estaba custodiada por guardias de seguridad hace apenas unos años. El edificio detrás de mí era la Mansión del Gobernador General durante la era colonial. Hoy, nos hemos reunido aquí para exaltar la gloria y el regocijo de la democracia con los cantos de la tierra y la voz del pueblo.
Con un poco de reflexión, nuestros compatriotas podrán apreciar el profundo y abarcador significado de este momento:
El autoritarismo y la fuerza sólo traen subyugaciones momentáneas, mientras que la democracia y la libertad son valores que perduran.
Solamente adhiriéndose a la voluntad popular podemos abrir los senderos de la historia y construir una arquitectura duradera.
Hoy, como hijo de un campesino arrendatario y con el trasfondo de una familia pobre, he luchado y crecido en esta tierra, y tras de haber padecido frustraciones y tribulaciones, finalmente me he ganado la confianza del pueblo para asumir la gran responsabilidad de dirigir al país. Mis logros personales son menores, pero el sentido alegórico es valioso debido a que cada ciudadano de Formosa es un “hijo de Taiwan”, al igual que yo. No importa cuán difícil sea el entorno, Taiwan será siempre una madre bondadosa y amorosa que jamás nos priva de las oportunidades y que nos ayuda a alcanzar nuestros sueños.
El espíritu de “hijo de Taiwan” nos revela que a pesar que Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu son pequeñas islas en la cuenca del Pacífico, el mapa de nuestros sueños no tiene límites. Se extiende en toda su extensión hasta el fin del horizonte, siempre que nuestros 23 millones de compatriotas no se atemoricen frente a las dificultades y se muevan hacia adelante mano a mano.
Queridos compatriotas, este magnífico momento pertenece a todo el pueblo. Toda la gracia y gloria pertenecen a Taiwan, nuestra eterna madre. Expresemos juntos nuestra gratitud a la tierra y nuestro respeto al pueblo.
¡Viva la libertad y la democracia!
¡Viva el pueblo de Taiwan!
¡Oremos por la prosperidad de la República de China, y por la salud y felicidad de todos los compatriotas y todos los distinguidos huéspedes!