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Resaltan valentía y afecto de ex “mujer de confort”

22/02/2016
El presidente Ma Ying-jeou presenta una vela encendida durante la ceremonia realizada el 21 de febrero en Taipei para recordar a Cheng-Chen Tao, mujer taiwanesa forzada a ser exclava sexual por los militares japoneses. (Foto de CNA)

Un servicio conmemorativo se llevó a cabo el 21 de febrero en Taipei para recordar a Cheng-Chen Tao, una ex “mujer de confort” oriunda de Taiwan; quien falleció a causa de neumonía el 11 de enero, a la edad de 93 años. Sus amigos presentes en el acto la recordaron como una valiente mujer con un gran corazón.

El acto conmemorativo, al que asistió el presidente Ma Ying-jeou y otras altas autoridades de la nación, se llevó a cabo en la histórica zona de Tataocheng (Dadaocheng) de la ciudad capital, donde residió Cheng-Chen, mejor conocida por su apodo Hsiao Tao Ah-ma (Abuela Hsiao Tao).

En el acto, Ma reveló que cada vez que veía a Cheng-Chen, se acordaba de su madre, que era dos años mayor que Cheng-Chen. Ambas sufrieron de las persecusiones japonesas, su madre corriendo a ocultarse en los refugios cada vez que los aviones enemigos bombardeaban su pueblo y la fallecida sufriendo de la degradante situación con los militares japoneses.

Al mismo tiempo, el presidente Ma instó al gobierno japonés a restaurar la dignidad y reputación de las “mujeres de confort”, añadiendo que con la muerte de Cheng-Chen, sólo quedan tres sobrevivientes taiwanesas de esta odisea.

Yoko Shiba, miembro de un grupo japonés que lucha por los derechos de las “mujeres de confort”, un eufemismo usado para describir a las mujeres que fueron forzadas a la esclavitud sexual por los militares japoneses durante la II Guerra Mundial; explicó que su grupo fue formado para apoyar a Cheng-Chen y otras mujeres que fueron sujetas a tales condiciones inhumanas, cuando ellas presentaron una demanda contra el Gobierno japonés en 1999.

Cheng-Chen siempre lloraba cuando se acordaba de la odisea que soportó en el pasado, especialmente cuando era insultada y acusada por su propia familia tras retornar a Taiwan, recordó Shiba.

Con el paso del tiempo, Cheng-Chen se volvió cada vez más valiente, lloró menos y tuvo la fortaleza de narrar su historia a las siguientes generaciones, dijo Shiba.

Cheng-Chen fue forzada a trabajar en un prostíbulo militar en las Islas Andaman, en la Bahía de Bengala, a inicios de la década de 1940; tras ser secuestrada por polícías japoneses en camino a la escuela en la sureña ciudad de Tainan. Ella tenía apenas 19 años de edad. No recobró su libertad sino casi tres años después.

La trabajadora social de la Fundación para el Rescate de Mujeres de Taipei, Yang Li-fang, la visitó frecuentemente en el sureño distrito de Pingtung, donde se dedicaba a la venta de cocos.

Durante la celebración de cumpleaños a los 90 años, Cheng-Chen dio a conocer su deseo de que el gobierno japonés presentara rápidamente sus disculpas ante ella y otras víctimas, señala Yang.

En el servicio conmemorativo, se instaló un puesto de venta de cocos para recordar el sitio de trabajo de Cheng-Chen; donde los asistentes colocaron flores para la desdichada mujer. También se proyectó una corto documental acerca de su vida y se ejecutaron piezas musicales en su memoria.

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