Fredrick Chien: Permítame comenzar por el principio. En 1944, fuimos uno de los fundadores de las Naciones Unidas en San Francisco. También fuimos los primeros en firmar la Carta de las Naciones Unidas, el 25 de junio de 1945. De 1945 a 1971, nos desempeñamos muy respetablemente como un miembro positivo y constructivo de la organización.
Luego, en 1971, la Asamblea General adoptó la Resolución 2758, que concedía la representación de China a la República Popular de China, y fuimos expulsados de las Naciones Unidas. En ese entonces, a poca gente en este país le preocupaba el cambio de escaños en las Naciones Unidas, principalmente porque las Naciones Unidas no estaba funcionando efectivamente en aquellos días.
Pero desde comienzos de los años noventa —debido a la desintegración política de la Unión Soviética— las políticas de las superpotencias ya no están de moda. Los Estados Unidos, por ejemplo, quisiera que las Naciones Unidas hiciera más labor de pacificación. Además, la situación global total ha cambiado. Las naciones ahora prestan más atención a los asuntos económicos y sociales con mayor frecuencia que a los asuntos políticos y militares. La Organización de las Naciones Unidas va a celebrar una conferencia en Copenhague sobre el desarrollo social, y está también muy interesada en la protección ambiental. Todos estos cambios han dado a nuestro pueblo y a nuestro gobierno la impresión de que por ser la República de China un jugador internacional activo en la comunidad mundial, no puede estar ausente de esta organización. Esta es una razón por la que queremos regresar a las Naciones Unidas.
Segundo, antes de 1990, nos encontrábamos bajo algunas restricciones constitucionales. Durante varias décadas, en la Constitución de la República de China se encontraban las llamadas Provisiones Temporales Efectivas Durante el Período de Movilización Nacional para la Supresión de la Rebelión Comunista. Mientras éstas estuvieran en efecto, no podíamos decir oficialmente que la República Popular de China era una realidad. Teníamos que decir que era un grupo rebelde. Pero después de mayo de 1991, cuando la Constitución fue enmendada, pudimos seguir una diplomacia más pragmática. Pudimos decir entonces que teníamos sólo control efectivo sobre Taiwan y las pequeñas islas de los Pescadores, Quemoy, y Matsu.
Estos dos factores coincidieron para que el gobierno pudiera, a partir de 1992 seguir su actual política sobre las Naciones Unidas. Sin embargo no hicimos mucho en 1992. Simplemente solicitamos dictar algunas conferencias en la Asamblea General a algunos países que nos apoyaban.
En 1993 y 1994, pedimos a los países que nos apoyaban presentar un proyecto de resoluciones a la Asamblea General para su inclusión en la agenda. Es decir, nosotros queríamos que la Asamblea General creara un comité de estudio para examinar el asunto de nuestro regreso a las Naciones Unidas. En 1993-1994, esto no fue adoptado porque el Comité Directivo de la Asamblea General no pudo llegar a un consenso.
Pero 1994 fue mejor que 1993, porque el presidente de la Asamblea General y el presidente del Comité Directivo dijeron que en vista del extenso debate sobre el asunto, no había duda de que esto (la participación de la República de China en las Naciones Unidas) era un asunto crucial e importante. Desafortunadamente, no hubo consenso nuevamente, entonces la resolución no fue incluida en la agenda. Esto es lo que hemos hecho hasta ahora. Al menos hemos adelantado algo.
En términos generales, existen dos vías para que regresemos a las Naciones Unidas. Una es la vía regular, que es utilizando el Artículo 4 de la Carta de las Naciones Unidas. Este señala que cualquiera que quiera ser miembro debe en primer lugar presentar una solicitud, que será primero considerada por el Consejo de Seguridad. Después de ser aprobada por el Consejo de Seguridad, sin que ninguno de los cinco miembros permanentes haya votado en contra, entonces se recomendará la solicitud a la Asamblea General.
Otro método es el que utilizó la República Popular de China entre los años 1950 y 1970. Ellos fueron directamente a buscar el apoyo de la Asamblea General, no del Consejo de Seguridad, para evitar ser vetados. Nosotros también estamos evitando el Consejo de Seguridad y nos estamos concentrando en la Asamblea General. Pero de cualquier manera es un asunto de votos. Si podemos asegurar suficientes votos, tendremos una esperanza.
¿Ha habido algún cambio reciente en cuanto a la actitud hacia la participación de la República de China en las Naciones Unidas?
Durante los dos últimos años ha habido una cierta evolución. No es muy visible, debido a que no hemos ido capaces de obtener apoyo total de ninguna de las grandes potencias, sin contar con que hay un gran número de potencias importantes.
Cuando digo "grandes potencias" me refiero a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Las "potencias importantes" incluyen a Japón, Australia, Canadá y la mayoría de los países europeos. No hemos obtenido el apoyo abierto de ninguno de estos países. Hasta ahora, la mayoría de los países que nos apoyan están en Latinoamérica, Africa, y en el Pacífico Sur. Tenemos que progresar.
Por otro lado, hemos visto que la opinión pública —incluyendo los medios de comunicación e incluso los cuerpos legislativos de los países importantes— está girando sobre nuestra propuesta de participación en las Naciones Unidas y han dicho que éste es un asunto importante, que no es correcto, ni justo que 21 millones de personas se mantengan fuera de este organismo mundial.
Hablando de los medios de comunicación, durante este último año han salido muchos reportajes sobre el creciente poderío militar de China continental, sus inquietantes actividades en el Mar de China Meridional, y su récord como una potencia comercial que con frecuencia no sigue las reglas del juego. ¿Han tenido estos reportajes algún impacto indirecto en la campaña de la República de China para participar en las Naciones Unidas?
Los medios de comunicación alrededor del mundo están indagando sobre estos asuntos, pero yo no me atrevería a decir que esto ha tenido algún impacto directo en nuestra campaña para participar en las Naciones Unidas. Ha tenido cierto impacto, sin embargo en nuestra solicitud para entrar en el GATT/OMC. Tenemos casi 130 oficinas económicas, comerciales y diplomáticas en más de 90 países del mundo, y vemos que los diarios y revistas en esos países cubren estos problemas. Es muy alentador ver también que las opiniones expresadas sobre nosotros en columnas, editoriales y artículos son generalmente muy favorables.
¿Están las organizaciones no gubernamentales alrededor del mundo jugando algún papel en el cambio de la opinión pública a favor del intento de la República de China de participar en las Naciones Unidas?
Sí, las organizaciones no gubernamentales están prestando más atención. Un ejemplo es el Club Rotario Internacional, que se reunió aquí el año pasado. Es principalmente una organización de servicio —y al igual que la mayoría de las organizaciones no gubernamentales debe ser apolítica— sin embargo cuando conversé con algunos de los representantes (del Club Rotario) el año pasado, ellos mostraron su interés en el tema. Estuve un poco vacilante cuando ellos tocaron el tema por primera vez. Les pregunté si no es verdad que la organización es de servicio y supuestamente de carácter apolítico, y que por lo tanto sus miembros no deberían discutir esto. Pero ellos dijeron, "Sí, nosotros somos una organización de servicio, sin embargo, podemos compartir nuestras frustraciones con nuestros amigos".
Yo también he hablado con los líderes de otras organizaciones de servicio en este país —los Leones, los Juniors, los Rotarios y otros— y todos están ansiosos por ayudarnos. Muchos de estos líderes están haciendo bastante por el país en este respecto.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, la Oficina de Información del Gobierno, y otras organizaciones han patrocinado campañas publicitarias para aumentar la conciencia internacional de la posición de la República de China. Por ejemplo se han publicado anuncios en periódicos y revistas. ¿Ha sido este un método exitoso, y adecuado ahora que la República de China ha hecho algún progreso en esta área?
Yo creo que los anuncios, la campaña, todo está muy bien, muy sólido. También he obtenido algunas ideas de los lectores en varios países, así como de nuestros propios legisladores. Ellos dicen que la campaña es muy buena, pero que podría ser mejor. Lo más importante: la campaña y los anuncios deben ser presentados en una manera muy modesta. No deben sonar demasiado pretenciosos. Por ejemplo, recuerdo una caricatura, que ha sido usada muchísimo —mucha gente montando una bicicleta. Y dice: "Sin nosotros (la República de China) las Naciones Unidas no funcionará". Eso, de hecho, hizo que mucha gente se alejara, desanimó a mucha gente que estaba a punto de ayudarnos. Ellos dijeron, "Bueno, Uds. están siendo demasiado arrogantes". Yo creo que debemos poner punto a esto. Necesitamos exponer nuestro caso de una manera más modesta y recurrir al sentido de justicia del público.
También se publicaron comentarios en los periódicos con respecto al derecho de participación de la República de China en las Naciones Unidas. ¿Han recibido alguna respuesta en cuanto a ésto?
Esos tuvieron mucho más éxito, pero yo tengo que explicar esta afirmación de alguna manera. Los lectores de esos comentarios fueron por definición un grupo mucho más pequeño que aquel que vió las caricaturas o los anuncios. A pesar de eso, los comentarios han sido utilizados intensamente por la gente que está ansiosa de ayudarnos —por ejemplo, en los cuerpos legislativos o en artículos o editoriales de periódico—ya que estos comentarios proporcionan mucha información necesaria, información que ellos querían obtener.
¿Qué información tiene mayor prioridad de ser divulgada, pero se conoce o se escucha menos?
Yo quisiera enfatizar varios puntos. Primero, me gustaría subrayar que la Resolución 2758, adoptada el 25 de noviembre de 1971, acordó la participación de los ciudadanos chinos que vivían en el área continental —en aquellos días, casi 1000 millones de personas, y ahora casi 1200 millones— pero al mismo tiempo negó la participación y la voz de 18 millones de personas, ahora 21 millones de habitantes en Taiwan. Este es un punto que debe resaltarse. Es muy importante que una cantidad tan grande de personas sea representada, 21 millones no es un número pequeño. De hecho, nuestra población es mayor a la de la mayoría de los miembros de las Naciones Unidas, y ellos no han sido ignorados.
El segundo punto que necesita enfatizarse es: La República Popular de China continúa diciendo que las Naciones Unidas está reservada para las naciones soberanas. De ahí se deduce que ellos están diciendo que la República de China no es una nación soberana. Pero eso no es correcto. La República de China ha existido por mucho más tiempo y fue fundada antes que la República Popular de China. La República de China se convirtió en una nación soberana el 1º de enero de 1912. Por ochenta y cuatro años no ha dejado de existir. Aún más, siempre ha controlado toda o una parte del territorio chino. Por algunos años sólo fue la parte occidental, y durante algunos años las islas orientales. Pero, siempre fue territorio chino, por lo que durante todos estos años la República de China no ha dejado de existir.
Por el contrario, la República Popular de China comenzó a existir a partir de 1949, solamente hace cuarenta y seis años. Y nunca ha ejercido ningún tipo de jurisdicción sobre el área que nosotros tenemos ahora. Lo que estamos diciendo es que de hecho, China está dividida hoy. Está regida por dos autoridades políticas diferentes, y cada una tiene una parte de China. Una tiene una parte más grande, y la otra, una parte más pequeña. Pero nadie puede decir que la República de China no es una nación soberana. La República de China es en todos los sentidos del término una nación completamente soberana. Ese es un punto que nosotros necesitamos resaltar.
Tercero, las Naciones Unidas está convirtiéndose gradualmente en una organización mundial más y más importante. Trata todo tipo de asuntos que afectan la vida diaria de la gente en cualquier lugar. Pero a pesar de que nosotros estamos concientes, somos gente observadora de la ley, nosotros no somos un miembro de las Naciones Unidas. Como resultado, podríamos despertar un día y encontrar que estamos sujetos a sanciones simplemente porque no somos un miembro.
Como no somos un miembro, no podemos firmar muchos protocolos, acuerdos, y otros instrumentos internacionales decididos por las Naciones Unidas. Los que firman podrían pensar que éstos son universales y todos deben firmar, y que cualquiera que se niegue a firmar está sujeto a sanciones económicas. El Protocolo de Montreal que prohibe el uso de CFC (Clorofluorocarbón) es un ejemplo. Tenemos todas las intenciones de cumplir las condiciones del protocolo, y poder firmarlo también. Sin embargo, nos dijeron que no se nos puede permitir firmarlo. Cuando entre en vigor, podríamos ser el blanco de sanciones. Eso no es justo, especialmente para un número tan grande de personas—21 millones— que viven aquí muy pacíficamente, muy constructivamente. Simplemente porque no son miembro de las Naciones Unidas están siendo indebidamente castigadas. Eso no es justo, así que deberíamos ser incluídos.
¿Está la República de China aumentando sus esfuerzos para participar en otras organizaciones internacionales como pasos intermedios hacia la participación en las Naciones Unidas?
Yo considero que esto es muy importante. Mucha gente pregunta por qué la República de China está emprendiendo esta difícil empresa de regresar a las Naciones Unidas. La razón principal es que estamos tratando de demostrarle al mundo que nosotros estamos recibiendo un tratamiento injusto. Participar en las Naciones Unidas es nuestra meta final, pero en el proceso para lograrlo deberíamos también poder participar en algunas otras organizaciones internacionales útiles.
La primera y principal es el GATT, ahora el OMC (Organización Mundial de Comercio). Segundo, aquellas organizaciones concernientes a la cooperación financiera internacional, el llamado acuerdo Bretton Woods bajo la protección del FMI (Fondo Monetario Internacional). Aquí se incluye al IBRD (Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, el Banco Mundial) y a la IDA y a la IFC (La Asociación de Desarrollo Internacional y la Corporación Financiera Internacional, ambas afiliadas al Banco Mundial).
Esperamos participar en estas organizaciones, especialmente por lo que vemos estos días en el mundo financiero. Acabamos de pasar por la crisis financiera mexicana, y la situación fue muy seria. Tuvo un impacto en todos los países, y situaciones como esas hacen un llamado a la cooperación internacional.
En el caso de México, se nos pidió asistencia. A nivel gubernamental,hemos querido obtener lo que nos corresponde. Es decir, cuando nosotros damos asistencia, lo hacemos como la República de China. Ningún otro nombre puede ser usado para nuestro gobierno. Encontramos, sin embargo, que esto es difícil de conseguir. También, se nos acercó un país para pedirnos algún tipo de crédito con el fin de protegerlos en caso de que les suceda un problema parecido. Tal solicitud indica que deberíamos participar en el Fondo Monetario Internacional.
Otra agencia de particular importancia de las Naciones Unidas es la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). Tenemos tres plantas nucleares aquí. Usamos mucha energía atómica para propósitos pacíficos, y todas las normas que regulan la energía nuclear son establecidas por la IAEA. Sin embargo, actualmente, no podemos ser miembro o parte de esas decisiones.
Yo podría continuar hablando de las muchas organizaciones que estamos interesados en participar. Yo pienso que es posible la participación en tales organizaciones y que debemos esforzarnos en lograr este objetivo antes de alcanzar nuestra meta final : regresar a las Naciones Unidas . ■
-entrevista por Richard R Vuylsteke