26/12/2024

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Taiwán Hoy

La nación llora la muerte de su querido Líder

01/03/1988
Testamento del Presidente Chiang Ching-kuo Yo fui encomendado por los habitantes de todo el país, para luchar con ellos en la gran tarea de alcanzar nuestra meta común, la reunificación de China bajo los Tres Principios del Pueblo. Cuando llegue la hora de que mi vida concluya, mi más ferviente deseo, es que tanto el pueblo, como el gobierno, se adhieran firmemente a la política ya establecida de oponernos al comunismo y revivir la nación, así como de llevar activamente y sin interrupción, la
Las banderas nacionales ondearon a media asta, los diarios dejaron de imprimir a colores, el público hizo posponer bodas y fiestas, los cines y sitios de entretenimiento cerraron por tres días, las estaciones de radio emitieron solamente noticieros y música clásica de luto, los canales de televisión transmitieron en blanco y negro y cancelaron todos los programas de entretenimiento en vivo, las macetas de flores de pascua en las calles de Taipei fueron reemplazadas con plantas de colores pálidos, el pueblo llevó cintos negros en sus brazos y acudió en grupos a los pabellones conmemorativos en toda la isla. Un ambiente refrenado ha prevalecido en la República de China desde el pasado 13 de enero, cuando la nación comenzó lentamente absorber la conmoción de la muerte de su líder.

El Presidente Chiang Ching-kuo falleció en su residencia oficial a las 3:50 p.m. del 13 de enero. El Presidente, de acuerdo al informe médico, se sintió indispuesto al despertarse a las 7:30 a.m., experimentando ligera naúsea y vómitos. A las 1:55 p.m., él comenzó a vomitar súbitamente gran cantidad de sangre, lo que causó una falla de sus funciones cardíacas y respiratorias. Un equipo médico fue convocado inmediatamente para administrar resucitación cardio-pulmonar, pero sus esfuerzos fueron en vano. A las 3:50 p.m., cesaron los latidos del corazón del Presidente y falleció.

La muerte del Presidente fue anunciada a una nación aturdida y al mundo en un reunión especial del Comité Permanente Central del Kuomintang (Partido Nacionalista), a las 7:30 p.m. Con voz llorosa, el Premier Yu Kuo-hwa, quien presidió la reunión, hizo el anuncio y leyó el último testamente preparado por el extinto Presidente sólo unos días antes. En su último deseo, el Presidente hizo una fervorosa exhortación a que "el pueblo de toda la nación, civiles y militares por igual, debía unirse en un sólo y luchar incesantemente para acelerar la gran tarea de reunificar China bajo los Tres Principios del Pueblo".

Cuando la noticia de la muerte del Presidente fue anunciada por la prensa, la reacción inicial del pueblo fue de conmoción e incredulidad, y posteriormente de dolor y pesar. Fue difícil aceptar la repentina partida de un hombre tan admirado y de quien se dependía tanto tiempo para un liderazgo firme y capaz. La conmoción se extendió desde los altos funcionarios del gobierno hasta el más humilde de los ciudadanos. El dolor frecuentemente estuvo mezclado con la incredulidad.

Tras escuchar la transmisión por radio de la muerte del Presidente, una señora que se encontraba de compras en Taipei exclamó: "La noticia ha llegado muy repentinamente, muy inesperadamente. Esto no puede ser verdad". Ella preguntó repetidamente, "¿Estás seguro que esto es verdad?" Y cuando finalmente se convinció de esto, sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía sino menear su cabeza sin poder creer en lo ocurrido. En otro lugar, los empleados de una compañía local estaban disfrutando una fiesta de cumpleaños cuando se enteraron de la mala noticia. La administración de la compañía detuvo inmediatamente la celebración. El gerente explicó: "En esta situación, no tenemos deseos de celebrar un cumpleaños". Muchas personas corrieron al Palacio Presidencial y se arrodillaron con lágrimas en sus ojos en el pavimento por horas, expresando tanto respeto como pesar.

Aunque la nación está con dolor y pesar, no ha dado lugar al pánico o desorden. Las instituciones tales como la bolsa de valores y los mercados de cambio y oro permanecieron estables. De igual manera, las instituciones gubernamentales llevaron a cabo tranquilamente el cambio constitucional en el liderazgo.

A unas cuatro horas del fallecimiento del Presidente, el Vicepresidente Lee Teng-hui fue juramentado como séptimo Presidente de la República de China de acuerdo con la Constitución. Lin Yang-kang, Presidente del Yuan Judicial, presidió la toma de juramentación ante la presencia de altos líderes del gobierno. En un mensaje después de asumir al cargo, el Presidente Lee juró llevar a cabo el último deseo del extinto Presidente Chiang: "Obrar de acuerdo con la Constitución, proteger la seguridad de la nación, mejorar el bienestar del pueblo y llevar a cabo la gran tarea de reunificar China bajo los Tres Principios del Pueblo".

La tranquila transición del liderazgo demuestra ampliamente la vitalidad y efectividad de la democracia constitucional de la República de China. Tal como lo dijo el Legislador Chao Shao-kang en una entrevista de televisión, no hubieron tanques y tropas en las calles como pudiera haber ocurrido en otras naciones bajo circunstancias similares. La transición es evidencia irrefutable de que el gobierno constitucional ha sido firmemente establecido y está en completo funcionamiento en la República de China.

Un duelo nacional por un período de 30 días comenzó el 14 de enero. Durante este tiempo, todas las personas, grupos y asociaciones -indistintamente de sus orientaciones políticas- han puesto aparte sus disputas para así mantener la estabilidad social y solidaridad nacional en este momento de dolor. El oposicionista "Partido Democrático Progresista" convocó a una reunión especial en la noche del día del fallecimiento del Presidente; después de la reunión, el presidente interino Hsu Jung-shu emitió una declaración oral para expresar las condolencias ante el fallecimiento del Presidente e instruyó a los miembros del "PDP" que suspendieran todas las demostraciones y actividades relacionadas que tenían planificadas durante este período crítico. El "Partido del Trabajo" también emitió una declaración de duelo ante el súbito fallecimiento del Presidente Chiang e hizo hincapié en su deseo para cooperar con todos los partidos políticos y personas para mantener la estabilidad.

Las expresiones de duelo nacional mezcladas con llamados para la estabilidad vinieron tras reconocer la continua necesidad de que toda la nación permanezca unida decidida y firmemente ante una no disminuida amenaza chino­-comunista a la seguridad. Aunque los líderes comumstas en Pekín enviaron un mensaje al Comité Central del Kuomintang en Taipei el día siguiente a la muerte del Presidente Chiang para expresar sus "profundas condolencias y sincera simpatía a sus familiares", todas las personas conocen que los líderes de Pekín no han renunciado al uso de la fuerza en contra de la República de China. Todas las unidades militares fueron puestas en alerta ante el fallecimiento del extinto presidente, y el Ministro de Defensa Cheng Wei-yuan y el Jefe de Estado Mayor General Hau Pei-tsun presentaron un mensaje al Presidente Lee en nombre de las fuerzas armadas para expresar su lealtad al nuevo Presidente.

El KMT en poder emitió un mensaje radial al continente anunciando la muerte del Presidente Chiang y la juramentación del Vicepresidente Lee como su sucesor. La radiotransmisión también urgió a los compatriotas del continente a unirse al trabajo para la reunificación de China bajo los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun.

De hecho, el dolor se transformó en fuerza nacional. Además de montar numerosos altares conmemorativos para que presentasen sus respetos tanto chinos como amigos extranjeros, las comunidades chinas y las asociaciones de chinos en ultramar en todo el mundo enviaron cablegramas de apoyo al Presidente Lee. Aunque ellos sienten pesar por el difunto Presidente, ellos conocen bien que es la democracia quien gobierna en la República de China y que los asuntos de estado normales continuarán sin interrupción.

Los chinos dentro y fuera del país estuvieron al tanto hace mucho tiempo que no ocurriría una crisis de sucesión presidencial. El 16 de agosto de 1985, el Presidente Chiang aclaró este hecho en una entrevista con la revista Time: "Como Presidente, es mi responsabilidad salvaguardar la Constitución y mantener la democracia y el imperio de la ley. En cuanto a la sucesión en la presidencia por un miembro de la familia Chiang, nunca he dado consideración alguna a que esto ocurra."

El Presidente Chiang, de 79 años de edad, era hijo del anterior Presidente e internacionalmente conocido líder chino Chiang Kai-shek. Estuvo en dicho cargo desde 1978, cuando fue electo por primera vez a un período presidencial de seis años. Durante los primeros cuatro años de su primer período, él hizo esfuerzos para estar en estrecho contacto con el pueblo en todos los niveles de vida, e hizo más de 200 visitas al campo permaneciendo más de 150 días con residentes de dichas localidades. Esto fue un record sin precedentes no sólo para un líder de estado chino sino también para cualquier otro líder extranjero.

En los últimos años, muy a su pesar, los problemas de salud restringieron sus viajes, pero él solicitó repetidamente a los oficiales del gobierno que visitasen el campo para aprender en forma directa las necesidades del pueblo. Su record personal y actitud sincera ganaron un profundo sentir de dolor y pérdida experimentado por los ciudadanos ordinarios por todas partes. Las lágrimas, altares y otras expresiones de respeto expresaron sentimientos altamente personales: el extinto Presidente era considerado por muchos más un padre o abuelo que un presidente.

"El nos visitó tres veces y nos dio estímulo y apoyo espiritual; él se preocupaba en realidad por nosotros", dijo Hsu Yun-lin, un prisionero que sirve su sentencia en las islas Pescadores. "Cuando sea puesto en libertad y retorne a la sociedad, serviré a mi sociedad en la mejor medida posible. Esto es lo menos que puedo hacer en apreciación a las preocupaciones que el Presidente tuvo con nosotros."

En la sala conmemorativa del Hospital General de los Veteranos donde yacían temporalmente los restos mortales del Presidente Chiang, miles de personas acudieron a rendir homenaje a su extinto querido líder. Los veteranos tuvieron que luchar para contener sus lágrimas al reflexionar sobre los momentos en que fueron dirigidos en el combate por el extinto Presidente, y los niños de las escuelas lloraron la muerte del "abuelo" Chiang que nunca perdía una oportunidad para estar con los jóvenes. "Lo úmco que puedo hacer por el "abuelo" Chiang es estudiar más diligentemente de manera que él pueda sonreir en el cielo", dijo un estudiante.

Con lágrimas corriendo incontroladamente sobre su cara, el veterano Chen Chung-ching se acuerda de 1958 cuando el extinto Presidente se enfrentó al fuego enemigo hombro a hombro con las tropas en Quemoy. Su coraje e intrepidez bajo fuego enemigo levantó la moral de los soldados. "Sólo un mes atrás, él dijo que si tenía solamente un puñado de arroz, lo compartiría con sus hermanos veteranos", dice sollozando el veterano de 63 años, Wang Chih-kang, golpeando su cabeza con el suelo en dolor. El extinto Presidente fue presidente de la Comisión de asistencia vocacional para militares retirados desde 1954 a 1967.

Líderes de todo el mundo y dignatarios extranjeros comenzaron a expresar sus condolencias ante la muerte del Presidente Chiang inmediatamente después de haberse anunciado su fallecimiento. "Nosotros y muchos otros estadounidenses hemos admirado grandemente al Presidente", dijo el Presidente norteamericano Ronald Reagan en su cable­ grama a la Sra. de Chiang Ching-kuo, que fue también enviado en nombre de la Primera Dama de los EE.UU. Reagan dijo: "Su sabio y visionario liderazgo, la devoción a su pueblo y su integridad personal fueron reconocidos como rasgos de un hombre verdaderamente grande y un líder sobresaliente". La Presidente de Filipinas, Corazón Aquino, también expresó profundo pesar en nombre del pueblo filipino, diciendo: "Su muerte es ciertamente una trágica pérdida para el pueblo de la República de China, a quien sirvió... con dedicación y distinción".

El extinto Presidente Chiang dejó no sólo cariñosos recuerdos en las mentes del pueblo, sino que más importante aún, dejo un legado de grandes logros que han empujado a la nación adelante hacia una era de democracia política. Pocos líderes nacionales han trabajo tan duro, y pocos han logrado tanto en sus vidas públicas. Después de haber pavimentado éxitosamente la vía para el rápido crecimiento económico de la República de China al lanzarse en la década de los setenta a varios ambiciosos programas para expandir la infraestructura de la nación y mejorar su estructura industrial, él cambió su atención a la liberalización y democratización políticas. Una serie de osados programas de reforma fueron anunciados, ganando en los últimos dos años la atención mundial. El Decreto de Emergencia que por 38 años activó la ley marcial fue levantado, se relajaron las restricciones en las divisas extranjeras, se liberalizó la política gubernamental de prensa, se alentó la formación de nuevos partidos políticos y se permitió que los ciudadanos visitasen a sus familiares separados por mucho tiempo en el continente. Esos cambios han mostrado al mundo que la República de China en Taiwan confía políticamente en sus instituciones democráticas así como en su poderío económico. Esas son actitudes y logros que fueron nutridos y expresados por el extinto Presidente.

"No resulta exagerado decir que el Presidente murió con sus botas puestas. El nunca permitió que su enfermiza salud se interpusiera con su trabajo; él estuvo en su despacho incluso en la víspera de su muerte", dijo el diario en inglés China Post en un editorial. Y durante su último día en el trabajo, el extinto Presidente aún estaba preocupado sobre la continuación del proceso de las reformas políticas. El United Daily News reportó el 15 de enero que el extinto Presidente había llamado a Lee Huan, Secretario general del Kuomintang en poder, para preguntarle acerca de dos reformas -una sobre la reestructuración parlamentaria y otra sobre el autogobierno local- que estaba siendo considerado por una fuerza de tarea del KMT compuesta por 12 miembros. El extinto Presidente también discutió las reformas con su familia el mismo día y, de acuerdo al reportaje noticioso, expresó esperanzas de que ambos aspectos pudiesen ser puestos en marcha tan pronto como sea posible.

Para llevar a cabo las tareas sin concluir del Presidente Chiang, el Kuomintang en poder ha decidido seguir adelante con las reformas políticas. En una entrevista con la Associated Press el 15 de enero, Ma Ying-jeou, Sub-secretario general del KMT, confirmó que las nuevas reformas serán anunciadas este año en línea con la política de liberalización política iniciada por el finado Presidente. "Creemos que ha llegado el tiempo en que debemos acelerarnos para llegar a un estado más avanzado de democracia constitucional", indicó.

En el discurso pronunciado después de haber sido juramentado, el Presidente Lee Teng-hui también prometió continuar llevando a cabo el proceso de desarrollo democrático constitucional. De acuerdo con la Constitución de la República de China, él dirigirá a la nación hasta que la Asamblea Nacional elija un nuevo líder nacional para un nuevo período de seis años en 1990.

El Presidente Lee es muy conocido por su erudición, intuición y rectitud. El posee sendos títulos de M.A. y Ph.D. de universidades en EE.UU. Sus profesores en Cornell lo recuerdan muy bien. "Yo le dí A-plus en un curso de métodos de investigación, y no daba muchas Aes", dijo Daniel G. Sisler, profesor de economía agrícola de la Universidad Cornell. Bernard F. Stanton, profesor del mismo departamento, dijo que cuando el Presidente Lee era estudiante, demostró cualidades que podrían ayudarle en la difícil tarea de enfrentarse a los asuntos de su nación. "El Dr. Lee no es un hombre como para ser empujado", dijo. "Su mayor fuerza es su capacidad intelectual y sus ideas... El posee una mente excelente. El es un verdadero asiático que siempre es correcto, cortés y trabajador diligente" .

Después de entrar en el escenario político en los setenta, Lee sirvió como alcalde de Taipei de 1978 a 1981, período en que la ciudad fue transformada en una moderna metrópolis. Después de haber sido asignado gobernador de la provincia de Taiwan en 1981, él promovió el desarrollo de la agricultura y el bienestar de los agricultores en toda la isla. Sus logros fueron elogiados tanto por el pueblo como por el extinto Presidente Chiang Ching-kuo. El extinto Presidente lo eligió en 1984 como socio para dirigir el despacho ejecutivo de la nación. Como Vicepresidente de la República de China, Lee mostró habilidades excepcionales en la planificación e implementación de reformas y otras innovaciones.

A partir de su segundo día como Presidente, Lee visitó al ex-Presidente C.K. Yen, al ex-Vicepresidente Shieh Tung-min y otros altos consejeros de la nación para discutir los asuntos nacionales. Bajo su liderazgo, el gobierno y pueblo de la República de China esperan confiadamente en una continua prosperidad económica, estabilidad social y seguridad nacional.

Los restos mortales del extinto Presidente Chiang Ching-kuo serán sellados el 30 de enero y transferidos a la aldea Tahsi, distrito de Taoyuan donde descansará temporalmente. Tahsi está a unos dos kilómetros de Tzuhu, sitio donde descansa temporalmente su padre, el extinto Presidente Chiang Kai-shek. Esas dos localidades han sido llamadas "sitios de descanso temporal" debido a que los restos mortales de ambos líderes serán transferidos a su nativa provincia de Chekiang para ser enterrados cuando sea recobrado el continente chino.

A medida que el gobierno y pueblo hacen una mirada retrospectiva a la vida de su amado Presidente extinto, ellos se unen en un deseo que él descanse en paz. El libró una buena lucha; él era líder y ejemplo, y el pueblo de la República de China está determinado a cumplir sus deseos de no sólo enterrarle junto con su padre en una tierra libre, sino también de reconstruir una China libre para todos los chinos. □

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