Taiwán Hoy
LA "POLITICA DE PUERTAS ABIERTAS" Y EL CHOQUE DE FACCIONES EN EL PARTIDO COMUNISTA CHINO
01/07/1986
Desde inicios del presente año, el liderazgo chino comunista ha estado dedicándose en una intensa campaña para castigar a oficiales corruptos. En una gigantesca reunión el pasado 6 y 9 de enero, a la que asistieron 8.000 altos oficiales del partido, régimen y las fuerzas armadas, el Secretario general del partido Hu Yao-pang, el "premier" Chao Tzu yang y varios otros líderes superiores hicieron llamados a toda la población para que desplieguen una resuelta lucha contra las "tendencias malsanas" y la corrupción oficial.
Una tal movida anti-corrupción no es de ninguna manera nueva-en 1979 y 1983 se lanzaron también similares cruzadas. Pero en cada ocasión, la campaña encontró fuerte resistencia y fue rápidamente quedando en agua de borrajas sin lograr las metas proclamadas.
Sin embargo, las actuales medidas enérgicas se distinguen de aquellas que las precedieron por dos presiones importantes, que subrayan ambos su urgencia y expandido significado político.
Primero, la corrupción oficial se ha vuelto tan generalizada que Teng Hsiao-ping y sus seguidores se ven obligados a actuar. Como un resultado de las reformas económicas y la política de puertas abiertas de Teng, y en especial de la propaganda del régimen, que publicó las "exitosas historias" de individuos emprendedores y exhortó a los chinos continentales a volverse ricos; no pocos oficiales han sucumbido ante la tentación del dinero rápido y la buena vida. Consecuentemente, muchos cuadros y sus hijos se han rebosado hacia los negocios o han abusado de sus influencias políticas para hacerse ricos a sí mismos.
Chen Yun, uno de los miembros del todo poderoso Comité Permanente del Poliburó compuesto de cinco hombres y jefe de la Comisión Central para Inspección Disciplinaria del partido, advirtió en un discurso en septiembre pasado que "... el culto del dinero está ejerciendo una serie influencia corrosiva en el estilo de trabajo de nuestro partido y en la moral social."
La segunda presión impelente deriva del hecho que Chen Yun, el "Jefe de estado" Li Hsien-nien y otros líderes comunistas han mantenido fuertes reservas acerca de las reformas económicas. Esos conservadores critican la política de puertas abiertas, el "peso excesivo" asignado a los mecanismo de mercado, y a una "falta" de planificación central. Ellos culpan las generalizadas violaciones de la disciplina del partido y de la ley misma por los cuadros superiores, la alta inflación, el enorme déficit comercial y otros problemas a la política de puertas abiertas de Teng y están haciendo tremenda presión para que Teng aminore sus programas de reforma.
De esta forma, para quitarle la iniciativa a sus críticos y reasumir la ofensiva, la facción de Teng convocó su reunión de 8.000 cuadros para lanzar la campaña anti-corrupción. Ellos han formado un "Grupo de Liderazgo de la Rectificación del Estilo del Partido" ad hoc, para que administre la campaña bajo órdenes del Secretariado del partido.
Además, muchos cuadros ya han sido expuestos y castigados por aceptar sobornos, hacer desfalcos, contrabandear, tomar ganancias ilícitas u otras actividades criminales. Sin embargo, con la posible excepción del ex "ministro de industria aeronaútica" Chang Chun, quien estuvo implicado en un escándalo de contrabando por US$40 millones y recibió solamente una amonestación, la mayoría de los implicados son funcionarios de baja jerarquía.
¿Irán a ser castigados los parientes de oficiales poderosos si son hallados culpables? No si tomamos como guía el pasado, ya que los poderosos irán de nuevo a protegerse uno a otro y a sus familiares. Habrá un viraje inesperado en esta ocasión, si la actual campaña captura no sólo las "moscas" sino también los grandes perpetradores, los "tigres" como se ha anunciado.
En uno de tales casos, Yeh Chih-feng, sub-director de la Oficina de exportación de la "Comisión Económica del Estado" y la hija de Yeh Fei, ya han sido sentenciados a 17 años por haber tomado soborno de una firma extranjera. Claramente, no pocos críticos de Teng tienen que enfrentarse ahora a selección difícil y desagradable: ya sea dejar de oponerse a los programas de Teng o condenar a sus hijos como chivos expiatorios. □