Un nuevo acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón es el resultado de la diplomacia viable que apoya la Iniciativa de Paz en el Mar de China Oriental.
Los pescadores taiwaneses, particularmente aquellos basados en la costa noreste en la ciudad de Keelung, ciudad Nuevo Taipei y distrito de Yilan, tuvieron un motivo para celebrar en abril de este año cuando un nuevo acuerdo con Japón fue anunciado, el cual permite que operen sin interferencia de Japón en el área que desde hace mucho tiempo han considerado una tradicional zona de pesca. Durante años, las embarcaciones pesqueras taiwanesas han recorrido las aguas alrededor de las Islas Tiaoyutai (Diaoyutai), un grupo de cinco islas volcánicas inhabitadas y tres rocas ubicadas alrededor de 102 millas náuticas del noreste de Keelung en el Mar de China Oriental. El Gobierno de la República de China (RDCh) ha sostenido desde hace mucho tiempo que las Tiaoyutai son parte inherente del territorio de Taiwan, pero los pescadores taiwaneses que operan en el área han sido agobiados por las embarcaciones de los guardacostas japoneses, ya que así como la RDCh, Japón y China continental reclaman las mismas zonas económicas exclusivas (EEZ, siglas en inglés) alrededor del archipiélago.
Sin embargo, los derechos de los pescadores taiwaneses para operar sin impedimento cerca de las Islas Tiaoyutai, o Senkaku como se conocen en Japón, quedaron salvaguardados cuando la Asociación para las Relaciones del Este Asiático de Taiwan y la Asociación de Intercambios de Japón firmaron un acuerdo de pesca que reglamenta sobre la zona, el 10 de abril en Taipei. “Se espera que el nuevo acuerdo ayude a los pescadores a lo largo de la costa noreste a generar NT$1,5 mil millones (US$50 millones) adicionales cada año”, dice Chen Chun-sheng, quien es presidente del directorio de la Asociación de Pescadores de Su-ao en Yilan. Los pescadores del área generan actualmente alrededor de NT$3 mil millones (US$100 millones) en ingresos anuales, agrega Chen.
Según el acuerdo, las embarcaciones pesqueras con la bandera de la RDCh tienen el derecho de operar en una gran extensión que va desde las Islas Yaeyama y las Islas Miyako de Japón, que se encuentran al este de Taiwan, a 27 grados latitud norte. La zona acordada mide alrededor de 21.575 millas náuticas cuadradas e incluye tres áreas que totalizan 1.400 millas náuticas cuadradas que previamente quedaban fuera de la región patrullada por la Administración de Guardacostas de la RDCh. El pacto también hace un llamado al establecimiento de un comité de pesca RDCh-Japón compuesto por dos representantes de cada país quienes discutirán diversos temas, tales como conservación y cooperación bilateral en materia de pesca. El comité se reunirá una vez al año, alternando la sede entre Taipei y Tokio.
Liao Liou-yi, a la derecha, presidente de la Asociación para las Relaciones del Este Asiático de Taiwan, y Mitsuo Ohashi, presidente de la Asociación de Intercambios de Japón, estrechan sus manos tras la firma de un histórico acuerdo de pesca en Taipei el 10 de abril de este año.
Este es un pacto alcanzado con mucho esfuerzo, ya que Taiwan y Japón han venido negociando los derechos sobre la pesca en el área desde 1996. Ambos lados realizaron 16 reuniones formales sobre pesca y muchas preparatorias hasta febrero de 2009, después de lo cual no se realizaron más diálogos hasta la reunión preparatoria realizada en noviembre de 2012. En marzo de este año, otras discusiones preparatorias sentaron el camino para la 17º reunión formal en abril en Taipei, que resultó en un consenso y la firma del acuerdo de pesca.
El acuerdo se acopla a la Iniciativa de Paz en el Mar de China Oriental (ECSPI, siglas en inglés) que el presidente de la RDCh, Ma Ying-jeou, anunció el 5 de agosto de 2012. Ma dio a conocer la ECSPI en la ceremonia de inauguración de una exhibición para conmemorar el 60º aniversario de la firma del Tratado de Paz entre la RDCh y Japón. La iniciativa de paz propuesta por Ma tiene el propósito de brindar una solución viable a las tensiones que han rodeado a las Islas Tiaoyutai durante más de cuatro décadas. En abril de 2012 se vieron renovadas las tensiones cuando Shintaro Ishihara, ex gobernador de Tokio, propuso el establecimiento de un fondo privado para comprar varias de las islas que fueron propiedad, desde la perspectiva de Japón, de una familia japonesa. La RDCh y China continental presentaron de inmediato fuertes protestas acerca del plan de Ishibara debido a las implicaciones pertinentes a la soberanía. Para prevenir que el asunto escalara más, Ma propuso la iniciativa de paz, que hace un llamado a todas las partes a ejercer el auto control, dejar a un lado las controversias sobre la soberanía, entablar el diálogo y la cooperación en el desarrollo de los recursos de la región.
“La Iniciativa de Paz en el Mar de China Oriental se basa en los principios de paz, razón, reciprocidad y simbiosis”, dice Huang Kwei-bo, director del Programa de Maestría Internacional en Estudios Internacionales en la Universidad Nacional Chengchi en Taipei. “Su espíritu debería diseminarse ampliamente tanto dentro del país como en el extranjero para ganar más apoyo”.
Para tratar los asuntos sobre soberanía, el reciente pacto sobre pesca excluye deliberadamente las aguas dentro de las 12 millas náuticas de las Islas Tiaoyutai. El acuerdo también contiene una cláusula que consagra que sus estipulaciones no comprometen las posiciones de cualquiera de las partes en relación a los asuntos del derecho marítimo.
“El acuerdo que firmamos hace seis días demuestra realmente cómo podemos verdaderamente tratar una situación de crisis para alcanzar un acuerdo sin sacrificar los reclamos territoriales y marítimos de cada uno”, dijo Ma el 16 de abril de este año durante una videoconferencia organizada por el Centro para la Democracia, Desarrollo y Estado de Derecho en la Universidad Stanford en Estados Unidos. La videoconferencia fue presidida por Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado estadounidense. Las observaciones del Presidente fueron en respuesta a una pregunta de Gary Roughead, ex jefe de operaciones navales estadounidenses, respecto a la situación en el Mar de China Oriental. “En otras palabras, siempre creo que mientras la soberanía nacional no puede ser dividida, los recursos naturales sí pueden ser compartidos”, dijo Ma.
Los ciudadanos de la RDCh navegan en una embarcación, en primer plano, hacia las Islas Tiaoyutai para mostrar su determinación en proteger la soberanía de la nación sobre la zona, que desde hace mucho tiempo ha sido una tradicional zona de pesca para los pescadores taiwaneses.
Song Yann-huei, un investigador en el Instituto de Estudios Europeos y Americanos en la Academia Sínica, la principal institución de investigación de Taiwan, señala que el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón va en línea con las normas internacionales, tales como aquéllas establecidas en la Carta de las Naciones Unidas. Song alude al Artículo 33 de la Carta, que dice “las partes de cualquier conflicto, cuya continuación puede poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, podrán, primero que todo, buscar una solución a través de la negociación, investigación, mediación, conciliación, arbitraje, acuerdo judicial; o acudir a las agencias o acuerdos regionales, u otros medios pacíficos de su propia elección”. Song también se refiere a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que exige a los estados a hacer todos los esfuerzos necesarios para llegar a arreglos prácticos y provisionales en base a los principios de mutuo entendimiento y cooperación hasta que haya un acuerdo sobre la delimitación de las EEZ.
Song participó en la Conferencia Internacional sobre las Islas Tiaoyutai en la Universidad Católica Fu Jen en ciudad Nuevo Taipei a mediados de abril de este año, así como lo hizo Chang Meng-jen, director del Departamento de Idioma y Literatura Italianos de la universidad. Mientras que Song habló sobre el derecho internacional, Chang sugirió que Taiwan, Japón y China continental resuelvan las diferencias sobre las Tiaoyutai observando el ejemplo estimulador establecido por países que rodean el Mar del Norte. Chang señala que en las décadas de 1960 y 1970, las tensiones sobre la delimitación de la plataforma continental en el Mar del Norte, que tiene abundantes reservas de petróleo y gas natural, eran bastante delicadas entre Noruega y el Reino Unido, así como entre los Países Bajos y Alemania Occidental. “Pero todos los desacuerdos fueron resueltos sin recurrir al uso de la fuerza. Los modelos cooperativos para explotar los recursos naturales en el Mar del Norte han sido establecidos a través de negociaciones entre estos países”, dice Chang, agregando que la ECSPI y el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón son buenos puntos de inicio para lograr un resultado similar.
Ma se refirió al precedente del Mar del Norte en sus observaciones introductorias en la conferencia de la universidad Fu Jen. Seguidamente, él reveló una propuesta de dos fases para la estabilidad en el Mar de China Oriental haciendo un llamado a Taiwan, Japón y China continental a participar en las negociaciones bilaterales antes de realizar diálogos trilaterales. El pacto de pesca entre Taiwan y Japón es un ejemplo de las negociaciones bilaterales en la primera fase, así como el acuerdo de 2008 entre Japón y China continental sobre la exploración del gas natural y el petróleo, y un pacto sobre pesca de 2000, señaló el Presidente. En la actualidad, Taiwan y China continental no están realizando negociaciones sobre el Mar de China Oriental, pero ambos lados han participado en operaciones conjuntas de rescate marítimo en el Estrecho de Taiwan desde 2010, dijo Ma, agregando que esos esfuerzos conjuntos crean una base para la cooperación y las negociaciones futuras.
Hace apenas una década, pocos podrían haberse imaginado la reconciliación actual entre Taiwan y China continental. Con tiempo, la ECSPI podría ser testigo de que Taiwan, Japón y China continental hagan progresos similares en cuanto a las Islas Tiaoyutai. “Como se puede ver, prestamos mucha atención a desempeñar el papel de facilitador de la paz, para poder reducir la tensión entre China continental y Taiwan, y nosotros tratamos también de reducir la tensión entre Taiwan y Japón en relación a los asuntos pesqueros”, dijo Ma en respuesta a la pregunta de Roughead durante la videoconferencia. “Entendemos que falta un largo camino por recorrer, pero por lo menos hemos tenido un muy buen comienzo”.
Alan Romberg, experto en seguridad de Estados Unidos, sopesa el asunto de las Islas Tiaoyutai
Alan D. Romberg es director del Programa del Asia del Este en el Centro Henry L. Stimson, un comité de expertos sin afiliación partidaria y sin fines de lucro con sede en Washington D.C. Después de haber participado en la Conferencia Internacional sobre las Islas Tiaoyutai en la Universidad Católica Fu Jen en abril de este año, Romberg estuvo de acuerdo en compartir sus perspectivas sobre la iniciativa de paz del presidente Ma y el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón con nuestra publicación.
¿Se conoce ampliamente la Iniciativa de Paz en el Mar de China Oriental o el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón en los círculos académicos o políticos en los Estados Unidos? Generalmente hablando, ¿cómo responden a ellos los académicos o políticos estadounidenses?
Romberg: Entre los estadounidenses que siguen los asuntos del Este Asiático, tanto la Iniciativa de Paz en el Mar de China Oriental (ECSPI, siglas en inglés) como el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón son bien conocidos. Pienso que el acuerdo de pesca ha sido particularmente bienvenido no sólo por crear un lazo más sólido entre la economía japonesa y la de Taiwan, sino también como una contribución genuina a la paz en el área. De hecho, pienso que es un ejemplo claro de los principios de la ECSPI en acción. La implementación será, naturalmente, la clave. Pero los gobiernos de Taiwan y Japón deben felicitarse por este logro significativo.
El Presidente Ma propuso un diálogo trilateral entre Taiwan, China continental y Japón sobre las Islas Tiaoyutai y el asunto del Mar de China Oriental. La mayoría piensa que esto no será posible en un futuro cercano, pero ¿es usted optimista en que esto ocurrirá en un mediano o largo plazo?
Romberg: No soy particularmente optimista que alguna configuración de conversaciones que trate directamente el conflicto sobre la soberanía de las Tiaoyutai sea factible. Así como con otros temas sobre la soberanía, los reclamos existentes son bastante inconciliables. Este juicio incluye el hecho de que no veo la posibilidad de que este conflicto sea transferido a cualquier tipo de proceso judicial o de arbitraje internacional que podría romper el punto muerto.
Pienso que la noción que el presidente Ma ha presentado en cuanto a compartir los recursos se basa en un principio sólido, pero ya hemos visto las dificultades entre China continental y Japón para implementar los acuerdos sobre compartir los recursos que han alcanzado en el pasado. Así que, mientras que el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón, si se implementa con éxito, será un modelo para ser admirado, no estoy seguro si habrá oportunidades de que se repita.
Entre tanto, lo que a todos nos gustaría ver es que Japón y la República Popular de China restauren cierto tipo de equilibrio en sus relaciones respecto al asunto de las Islas Diaoyutai/Senkaku que produzca una base pacífica y estable confiable nuevamente, y que permita que su relación tan relevante general vuelva a tomar un rumbo más positivo.
Las autoridades de China continental no están contentas obviamente con el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón. ¿Hasta qué punto piensa usted que el acuerdo puede tener un impacto en las relaciones a través del Estrecho?
Romberg: No creo que el acuerdo de pesca entre Taiwan y Japón tenga mucho, ni siquiera poco, impacto en las relaciones a través del Estrecho. Pekín estaba claramente esperando esfuerzos cooperativos o por lo menos paralelos por parte de China continental y Taiwan en este asunto, pero desde el comienzo el presidente Ma dejó claro que él no considera que formar un equipo con China continental favorece a los intereses de Taiwan. Como yo interpreté la reacción de Pekín después de la conclusión del acuerdo, su preocupación ha sido dirigida más hacia Japón, en la forma de una advertencia de no violar los compromisos de Japón que aluden a “una China”, en lugar de hacia Taiwan por haber llegado al acuerdo que es muy claramente en el interés de los pescadores taiwaneses. Como factor contribuyente a esta actitud, creo, es que obviamente Pekín ha notado que Taipei fue clara al señalar en el acuerdo que éste de ninguna manera comprometía el reclamo de Taiwan sobre la soberanía de las islas, que presumiblemente tranquilizó la principal preocupación de China continental sobre lo que podría hacer la administración de Ma.
— Oscar Chung