El 70º aniversario de la Declaración de El Cairo presenta la oportunidad de celebrar uno de los eventos más importantes en la historia de la República de China.
En el centro de Taipei, cerca del Palacio Presidencial de la República de China (RDCh), se encuentra la Casa de Huéspedes de Taipei, que fue construida por los japoneses en 1901 durante la era colonial japonesa en Taiwan (1895-1945). Desde entonces, la Casa de Huéspedes de Taipei, uno de los edificios históricos más hermosos del país, ha servido como escenario para diversos eventos políticos y diplomáticos significativos. Uno de los más importantes ocurrió en abril de 1952, cuando Japón renunció oficialmente sus reclamos sobre Taiwan con la firma del Tratado de Paz entre la República de China y Japón, conocido también como el Tratado de Paz Sino-japonés o el Tratado de Taipei.
Sin embargo, para tener un completo entendimiento de la base de la soberanía sobre Taiwan por parte del Gobierno de la RDCh; es necesario mirar unos años atrás antes de noviembre de 1943, cuando en la intensidad de la Segunda Guerra Mundial, el presidente del Gobierno Nacional de la RDCh, Chiang Kai-shek (1887-1975); el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill (1874-1965), y el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt (1882-1945) se reunieron en El Cairo, Egipto, para discutir el progreso de la guerra contra Japón y el futuro de Asia durante la postguerra. El 1º de diciembre de ese año, los tres aliados publicaron conjuntamente la Declaración de El Cairo, que entre otras cosas, declaró que Taiwan y las islas adyacentes de Penghu estaban entre los territorios incautados por los japoneses que debían ser restituidos a la RDCh. El 1º de diciembre de este año corresponde al 70º aniversario de la Declaración de El Cairo, un documento muy significativo que establece claramente la soberanía de la RDCh sobre Taiwan.
Desde la izquierda: Chiang Kai-shek, presidente del Gobierno Nacional de la República de China; Franklin D. Roosevelt, presidente de los Estados Unidos; Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido; y Soong Mei-ling, esposa de Chiang; reunidos en El Cairo en 1943.
El historiador Chang Li es un investigador en el Instituto de Historia Moderna en la Academia Sínica de Taipei, el principal instituto de investigación de Taiwan, y contribuyó a una masiva colección de 12 volúmenes sobre la historia de la RDCh, que fue publicada en 2011 por la Universidad Nacional Chengchi de Taipei. Chang indica que la reunión de El Cairo se realizó en un momento cuando las potencias aliadas estaban teniendo éxito en el campo de batalla en contra de las naciones de la alianza y por lo tanto habían comenzado a realizar acuerdos después de la guerra. Los Estados Unidos, que habían brindado asistencia militar a la RDCh durante la guerra, organizaron la reunión de los tres líderes en El Cairo para así “estimular la moral de los soldados y ciudadanos chinos”, dice Chang.
“La reunión de los líderes de la RDCh, los Estados Unidos y el Reino Unido fue un evento sin precedentes en la historia republicana de nuestro país”, dice el historiador. “La presencia de la RDCh en la reunión de El Cairo permitió al Gobierno expresar sus opiniones sobre los asuntos internos e internacionales”. Entre los puntos de vista que Chiang expresó en la reunión, se encuentran los asuntos relacionados a las condiciones del Este de Asia después de la guerra, particularmente en el área de la soberanía territorial.
Después de la reunión, la Declaración de El Cairo fue publicada para expresar claramente los objetivos de los aliados en el manejo de la guerra, el requisito de que Japón entregará la soberanía de todos los territorios ocupados y la necesitad de establecer una Corea independiente. “Para lograr estas metas, los tres países se comprometieron a continuar la lucha hasta el día de la rendición incondicional de Japón”, dice Chang.
La reunión de El Cairo y los términos de la declaración fueron importantes logros diplomáticos para la RDCh, dice el historiador, como puede verse en la sección que detalla claramente los territorios sobre los que la RDCh asumiría la soberanía después de la guerra. En lugar de usar el lenguaje más vago que algunos solicitaban, la Declaración de El Cairo precisa que “Formosa, y las Islas Pescadores (Penghu), debería ser restauradas a la República de China”.
La Casa de Huéspedes de Taipei ha servido como escenario para varios eventos políticos y diplomáticos significativos.
La Declaración de El Cairo fue reconfirmada en la Declaración que define los términos para la rendición de los japoneses, más conocida comúnmente como la Declaración de Potsdam, que fue publicada el 26 de julio de 1945, nuevamente por los jefes de Estados de la RDCh, el Reino Unido y los Estados Unidos. El 2 de septiembre de ese año, Japón aceptó los términos de la Declaración de Potsdam al firmar el acta de rendición de Japón a bordo del USS Missouri en la Bahía de Tokio, Japón. “La administración de la RDCh sobre Taiwan después de la rendición de Japón no fue sólo el resultado de un acuerdo entre los aliados victoriosos, sino también el acto de un estado soberano recobrando su territorio”, dice Chang. El indica que el concepto de recobro se origina de una aseveración previa de la soberanía realizada el 9 de diciembre de 1941, cuando la RDCh declaró la guerra contra Japón y abrogó el Tratado de Shimonoseki, un acuerdo de 1895 en el que la dinastía Qing (1644-1911) cedía Taiwan y todas sus islas afiliadas y Penghu a Japón después de perder la Primera Guerra Sino-japonesa. De este modo, las Islas Tiaoyutai adyacentes al noreste de Taiwan también han sido restauradas a la RDCh.
El 25 de octubre de 1945, las fuerzas armadas japonesas en Taiwan presentaron un documento de rendición al Gobierno de la RDCh, por el que asumía la autoridad administrativa sobre el territorio, y ha gobernado a Taiwan desde entonces.
Aún así, algunos mantienen que la Declaración de El Cairo fue meramente un comunicado de prensa sin firmar y por lo tanto no constituye la transferencia legal de soberanía. Sin embargo, en un evento realizado en la Casa de Huéspedes de Taipei en agosto de 2012 para conmemorar el 60º aniversario del Tratado de Paz de 1952 entre la República de China y Japón, el presidente de la RDCh Ma Ying-jeou indicó que la adherencia a la Declaración de El Cairo es una de las condiciones de la Declaración de Potsdam, que es la base del acta de rendición de Japón que es vinculante legalmente. La situación oficial de la Declaración de El Cairo y la siguiente Declaración de Potsdam pueden verse también en el hecho de que ambos están incluido en los Tratados y otros acuerdos internacionales de los Estados Unidos de América 1776-1949, publicado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, señaló Ma.
George Yeh, ministro de Relaciones Exteriores de la RDCh, sentado a la izquierda, e Isao Kawada, plenipotenciario japonés, sentado a la derecha, firman el Tratado de paz entre la República de China y Japón en la Casa de Huéspedes de Taipei el 28 de abril de 1952.
Chang indica que la Declaración de El Cairo sienta también las bases para la soberanía de la Península de Corea, como lo declaró el documento en que “a su debido tiempo Corea será libre e independiente”. “Corea del Sur coloca gran énfasis en las referencias que hace este documento a liberación e independencia, y no ha habido debates sobre la validez de la declaración en cuanto a la soberanía de Corea”, dice el historiador.
Debate sobre la soberanía de la RDCh sobre Taiwan abarca el Tratado de Paz con Japón, más comúnmente conocido como el Tratado de Paz de San Francisco, que fue firmado por varias de las potencias aliadas y Japón en la ciudad estadounidense en septiembre de 1951 (el tratado entró en vigor formalmente el 28 de abril de 1952). Aquellos que discuten que la posición de Taiwan es incierta señalan que aunque Japón renunció a todo reclamo sobre los territorios que ocupaba anteriormente cuando firmó el Tratado de Paz de San Francisco, el pacto no declara que la potencia iba a asumir la soberanía por encima de Taiwan.
En su discurso en la Casa de Huéspedes de Taipei, Ma contrarrestó ese argumento cuando explicó que ni los nacionalistas ni los chinos comunistas fueron invitados a las reuniones que culminaron con el Tratado de Paz de San Francisco, por lo que el tratado concedió a las naciones aliadas, incluyendo a la RDCh, la autoridad de firmar tratados separados con Japón en cuanto a la disposición de los territorios que había ocupado. En otras palabras, la complicada situación internacional después del fin de la Segunda Guerra Mundial requirió el establecimiento de un amplio consenso multilateral –el Tratado de Paz de San Francisco– antes de que acuerdos bilaterales subsiguientes puedan considerarse “una extensión del Tratado de Paz de San Francisco”, dijo el Presidente.
Una copia del Tratado de Paz entre la República de China y Japón de 1952 se encuentra exhibida en la Casa de Huéspedes de Taipei.
Un hito importante
Cuando Japón entregó Taiwan a los funcionarios del Gobierno de la RDCh en 1945, la ciudadanía de la RDCh fue restaurada al pueblo de Taiwan, dijo Ma. La firma en 1952 del Tratado de Paz entre la República de China y Japón marcó otro importante hito en el recobro de Taiwan porque con éste se confirmó efectivamente la transferencia de la soberanía en 1945 de Japón a la RDCh, expresó el Presidente.
Chang dice que cualquiera de las controversias actuales sobre la posición de Taiwan, era impredecible en el momento que la Declaración de El Cairo fue anunciada, y ocurrieron después debido a los cambios en el entorno político, tanto en la isla como en el extranjero. En un cambio local que surgió tras décadas de desarrollo democrático en Taiwan, por ejemplo, algunos académicos han propuesto que los taiwaneses tengan un derecho natural a la soberanía como un estado que se autogobierna.
Al final, la celebración de eventos notables tales como la publicación de la Declaración de El Cairo, brinda la oportunidad a los ciudadanos taiwaneses de aprender más sobre su historia y su significado moderno. Como señaló Ma en el 60º aniversario del Tratado de Paz entre la República de China y Japón, el desarrollo de un entendimiento de esos eventos eleva la apreciación de la unidad integral de Taiwan y la RDCh, y ese entendimiento llenará a los ciudadanos de mucho más amor por su tierra.