Las elecciones generales de este año vieron un cambio significativo en la política partidista de Taiwan y son un indicador de la madurez de su democracia. En elecciones anteriores, las políticas a través del Estrecho de Taiwan y la identidad nacional dominaron los debates. Sin embargo, en el transcurso de los últimos diez años, se ha alcanzado con mucho esfuerzo un consenso sobre estos temas. Hoy en día, la mayoría de los votantes están a favor del statu quo en cuanto a los lazos con China continental; y una proporción aún mayor de la población posee un intenso sentido de identidad taiwanesa. Tsai ganó la aprobación del electorado en parte por expresar el compromiso de su partido al fomento de la conciencia taiwanesa al mismo tiempo que se mantienen lazos estables con China continental. Tsai delineó también planes a fin de reformar la Legislatura, afrontar el partidismo y mejorar la comunicación con el público.
Antes de las elecciones de 2016, los asuntos relacionados con la economía, vivienda, desigualdad de ingresos y reforma al sistema de pensiones pasaron a primer plano. En particular, muchos electores expresaron inquietud en cuanto al estancamiento económico. En medio de la actual recesión global, Taiwan, como país orientado hacia las exportaciones, está luchando con el debilitamiento de la demanda internacional, la baja en los precios de las materias primas y la sustitución de importaciones en China continental, con la caída del crecimiento en el producto interno bruto de la nación a 0,75 por ciento en 2015.
Tsai ha develado planes detallados a fin de revitalizar la economía, y significativamente, para garantizar que los beneficios de los cambios futuros lleguen a cada región del país y cada segmento de la sociedad. Además de promover las industrias de alta tecnología, incluyendo energía verde, defensa nacional y biotecnología, la Presidenta ha identificado la diversificación de los mercados de exportaciones como un componente crucial de sus políticas económicas. Al mismo tiempo que mantiene relaciones con China continental, Tsai tiene planes de expandir los lazos comerciales con India y los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. También procura establecer oficinas para las negociaciones comerciales subordinadas al Gabinete a fin de impulsar los esfuerzos de Taiwan a fin de integrarse a iniciativas tales como la Asociación Trans-Pacífico de Asociación Económica.
Al enfocarse en sectores innovadores, las políticas económicas de Tsai procuran crear oportunidades de empleo de alta calidad para los jóvenes locales. Esto formará una faceta clave de sus esfuerzos para resolver la desigualdad de ingresos. La Mandataria también enfrenta varios otros retos importantes, tales como garantizar el desarrollo continuo de las relaciones diplomáticas de la nación; afrontar los déficits de fondos en el plan de la renta nacional; asegurar la paz y la estabilidad en el Mar de China Meridional; y satisfacer las necesidades energéticas del país, al mismo tiempo que hace la transición a un país libre de energía nuclear. Además, Tsai ha prometido crear viviendas sociales con el fin de aliviar la carga financiera en las familias jóvenes, así como introducir reformas de amplio alcance para el cuidado de los ciudadanos de la tercera edad y los sistemas de seguridad pública.
La elección de Tsai como la primera mujer presidenta de la nación representa una afirmación rotunda en cuanto a la igualdad de género en Taiwan. Con las legisladoras ocupando también un porcentaje récord del 38 por ciento de los escaños en la Legislatura, Tsai está al frente de una nueva era en la cual la mujer ha asumido un papel central en el fortalecimiento de la justicia social.
La nueva líder de Taiwan ha sido encomendada por los votantes con la tarea de implementar soluciones eficientes y responsables a los muchos retos que enfrenta la nación. Como Presidenta, Tsai ha prometido ser una unificadora, que convocará a todas las fuerzas que apoyan el progreso por el bien del país. Con un sólido apoyo y la mayoría parlamentaria, Tsai ha asumido ahora la gran responsabilidad de satisfacer las altas expectativas que tienen los electores hacia su Administración, así como hacer realidad políticas efectivas durante los próximos cuatro años.