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Agricultura orgánica gana adeptos en Taiwan

26/06/2003

u Kuo-wei, un especialista en grabaciones de vídeo que vive en Taipei, está sentado cómodamente en la sala de su casa, mientras espera la entrega de algunos productos agrícolas que ha pedido directamente de una granja orgánica. Hace unos años, Ku y un grupo de amigos, quienes acababan de descubrir la existencia de esta forma alternativa de cultivo, se unieron para crear una cooperativa con el propósito de comprar arroz orgánico y verduras directamente de los propios agricultores.

"En esta forma, sabemos exactamente de dónde proviene nuestro arroz", expresa Ku, quien considera a los fertilizantes químicos y pesticidas como agentes contaminantes que finalmente llegan a dañar el suelo.

Un creciente número de personas en Taiwan comparten esta visión y están adoptando, si bien en forma paulatina, los productos orgánicos. Considerados antes como una rareza, los productos orgánicos son ahora comunes. Los mismos abarcan desde productos agrícolas frescos tales como arroz y té, a las comidas procesadas que se venden en supermercados y tiendas especializadas por toda la isla. Algunos consumidores, como Ku, escogen comprarlos por medio de alguna de las cooperativas existentes o fundar una propia. Muchas de estas organizaciones fueron establecidas por personas que querían saber más acerca de la comida con la que alimentan a sus familias.

Esta preocupación por la calidad de la comida y una dieta saludable, de hecho, ha generado la creciente demanda por los productos orgánicos a nivel mundial. A diferencia de Japón, Estados Unidos, y ciertos países en Europa, donde la agricultura orgánica comenzó hace varias décadas, Taiwan es un converso relativamente tardío. El gobierno lanzó un programa de valoración de las posibilidades para la agricultura orgánica en 1987, pero no fue sino hasta 1995 en que se iniciaron los programas pilotos. Aún así, medidas tales como el programa de Buenas Prácticas Agrícolas, que regula los residuos de los pesticidas, fue instituido antes que la certificación orgánica.

La agricultura orgánica, en contraste con la convencional, observa un conjunto muy estricto de reglamentos. Está totalmente prohibido el uso de pesticidas sintéticos, fertilizantes químicos, productos farmacéuticos, preservantes, organismos modificados genéticamente, estimulantes para el crecimiento y radiación. Esto no solamente ayuda a mantener la fertilidad de la tierra y la actividad biológica a largo plazo, arguyen sus defensores, sino que también favorece a la biodiversidad.

No obstante, los practicantes de la agricultura orgánica no afirman que sus productos sean más saludables o más nutritivos, sino más bien que el proceso de producción de los alimentos es completamente natural y más ecológico.

En un ambiente natural cada vez más y más contaminado, la agricultura sostenible parece ser una solución sabia y práctica a la vez. "Un elemento esencial de la agricultura orgánica es el reciclaje de los desechos animales y vegetales, lo cual minimiza la contaminación ambiental a la vez que recicla los nutrientes de vuelta a la tierra", explicó Tammy Lee, secretaria ejecutiva de la Asociación Internacional Mokichi Okada (MOA siglas en inglés), una entidad sin fines de lucro que certifica los productos orgánicos locales.

Durante la década pasada, tanto las organizaciones privadas como el Gobierno desarrollaron gradualmente un método para la agricultura orgánica. El establecimiento de programas de certificación ha constituido una parte fundamental de las políticas de la nación para volverse "orgánica".

"La estandarización de las prácticas orgánicas es importante para promover tanto la metodología como el concepto de la agricultura ecológica", señala Lin Chuan-chi, un funcionario del Consejo de Agricultura (COA siglas en inglés). El Gobierno publicó los estándares orgánicos nacionales en 1999, pero éstos desafortunadamente no cubren los productos ganaderos, avícolas o lácteos. En los últimos años, el Consejo ha asistido a las asociaciones privadas para entrenar a los agricultores y a los certificadores, pero dos años atrás pasó el trabajo de certificación a las organizaciones aprobadas por el Gobierno, tales como la MOA, y desde ese entonces ha asumido el papel de supervisor.

El área de tierra cultivable en Taiwan que está certificada para la agricultura orgánica llega a un total de 1.003,55 hectáreas, que resulta solamente una pequeña fracción de las 850 mil hectáreas de tierra cultivable disponibles en la isla. Entre los principales productos agrícolas orgánicos encontramos el arroz, una gran variedad de verduras, tubérculos, frutas y tés, junto con cultivos que no son de primera necesidad tales como la caña de azúcar y variedades chinas del camote, todos para consumo interno.

Sin embargo, el arroz sigue siendo el cultivo orgánico más grande, y cuenta por la mitad de todos los productos agrícolas orgánicos. Este elemento esencial de la dieta taiwanesa ha sido cultivado en forma orgánica con más éxito que las frutas y el té. Lin resaltó que ha sido relativamente sencillo prevenir que los campos de cultivo de arroz orgánico sean contaminados por campos tradicionales vecinos, o que sean destruidos por plagas o enfermedades.

De hecho, este es un producto de primera necesidad que puede convertirse en el orgullo de los agricultores locales. Chihshang, un pequeño pueblo al este del distrito de Taitung, ha ganado una reputación por producir un arroz delicioso, con un dulce aroma. Un grupo de agricultores orgánicos de la villa Wanan en Chihshang, famosa por la calidad de su arroz, recientemente unieron sus esfuerzos para llevar al mercado una marca de arroz que pueda competir contra los falsificadores que usan el nombre del pueblo en el empaque de un producto inferior.

Lee declaró que el arroz orgánico de Taiwan tiene buen potencial para la exportación debido a su alta calidad. No obstante, ella admitió que éste no es el momento oportuno. El enfoque actual debe ser enlazar los agricultores con los consumidores, e incrementar el conocimiento del público acerca de la agricultura orgánica.

Los productos orgánicos son más costosos de producir ya que requieren más y muy especializada mano de obra. Esto, unido a una demanda limitada, resulta en un precio de oferta más alto. Mientras que las personas conscientes de su salud están dispuestas a pagar más por los alimentos orgánicos, todavía existe mucha desconfianza hacia el producto. Para comenzar, la mayoría de los productos que se venden en el mercado bajo la etiqueta de orgánicos, en realidad, no lo son, ya que no han sido certificados apropiadamente. Esta situación con frecuencia socava la credibilidad de los productores que han pasado por mucho trabajo para conseguir esa certificación.

"Hemos hecho un gran esfuerzo para promover un estilo de vida orgánico que sea beneficioso tanto para la humanidad como para la naturaleza", señaló Lee. "Una forma de establecer nuestra credibilidad es permitir a los consumidores que vean por sí mismos cómo se cultivan los productos agrícolas orgánicos".

La MOA, en un esfuerzo conjunto con los ambientalistas locales y japoneses, fue la primera organización privada que condujo esta certificación en Taiwan. A través de los años, la asociación ha entrenado agricultores, auspiciado giras educativas para que los consumidores visiten granjas orgánicas, participado en exhibiciones a pequeña escala a través de la isla y publicado material informativo para promover la agricultura orgánica.

"El cambiar hacia la agricultura orgánica se ha vuelto una tendencia de los agricultores en Taiwan", comentó Lee. Algunos agricultores más jóvenes han escogido la agricultura orgánica desde sus inicios, y esperan poder combinar su función con el turismo, ofreciéndo así no solamente una fuente de esparcimiento sino también de educación ambiental.

La falta de confianza puede resultar un problema, pero no hay duda de que en el transcurso de los últimos dos años los consumidores han llegado a aceptar el concepto de una vida saludable. James Tsan, presidente de Greenvillage Health Industry Corp. dijo que sus negocios han crecido en forma constante. "Cuando inicié mi negocio hace nueve años, la compañía apenas si podía sobrevivir", recordó Tsan. Su compañía dirige una cadena de comida orgánica llamada Greenvillage, que ahora posee 29 tiendas, principalmente en el norte de Taiwan. Algunas de sus tiendas llegan a ganar hasta 2.880 dólares estadounidenses al mes --que no está mal para una firma pequeña.

"La educación es lo más importante", declaró Tsan. Añadió que dado que los productos orgánicos constituyen a duras penas un cinco por ciento del mercado total de alimentos, todavía hay mucho espacio para seguir creciendo.

Aprovechando la ventaja económica de la moda orgánica, conglomerados tales como el Grupo Uni-President lanzaron una tienda orgánica hace cuatro años. El gigante de los alimentos está también promoviendo los pedidos por Internet y la conveniente entrega a domicilio como una forma de atraer a consumidores potenciales. En estas tiendas frecuentemente se vende también una amplia variedad de productos orgánicos, entre los que se incluyen comida procesada importada y hortalizas locales.

No obstante, las autoridades que certifican advierten que la producción orgánica fresca no puede expandirse demasiado rápidamente. "Estamos limitados de personal en este momento", declaró Lee. "El proceso de certificación completo puede resultar extremadamente complejo. Desde determinar la calidad de los suelos hasta hacer un seguimiento de las prácticas agrícolas tras su certificación, cada paso requiere de un trabajo escrupuloso".

"En esta etapa, también dudamos en aceptar demasiados agricultores interesados a menos de que podamos garantizar la asistencia apropiada para todos", explicó Lee.

Sólo existen cinco entidades que facilitan certificaciones patrocinadas por el Gobierno, tres de las cuales ya están acreditadas por el Consejo de Agricultura.

Mientras tanto, el Gobierno está elaborando los estándares orgánicos para el ganado y las aves. Los funcionarios explican que ésto es más complejo que con las frutas y las verduras debido al amplio uso de pienso importado y a las inyecciones que ocasionalmente requieren los animales cuando se enferman. El tipo de inyecciones y cuándo la inyección es administrada, al igual que el pienso para animales en sí, se verán sujetos a estrictos reglamentos para agricultura orgánica, de acuerdo con el COA.

Mientras que los certificadores celebran esta decisión, otros miran con reserva el éxito de la certificación de los productos animales. Tsan de Greenvillage señaló que los vegetarianos han sido por mucho tiempo un gran factor detrás de la cultura del consumo de comida orgánica. Hasta este día, ellos constituyen una gran porción de los consumidores orgánicos. "Queda por ver con qué entusiasmo aceptan los consumidores estos productos", dijo Tsan.

Sin embargo, la creciente concientización del consumidor y la búsqueda de una vida saludable pueden ser lo suficiente mente sólidos como para fortalecer el mercado de la agricultura orgánica en Taiwan.

Traducido del Taiwan Journal Por Silvia Villalobos

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