Cuando el 14 de abril, el vehículo de lanzamiento Minotaur I despegó de la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg en California, marcó quizás un pequeño paso para la ciencia, pero los científicos taiwaneses esperan que se trate de un salto gigante para las ciencias de Taiwan en cuanto a su deseo de asociarse con naciones más avanzadas en proyectos de alto nivel.
La carga útil del vehículo de lanzamiento eran seis satélites pequeños con sensores a remoto, llamados en conjunto Formosat-3 por su propietario y operador, la Organización Nacional Espacial (NSPO, siglas en inglés). Estos fueron desplegados en una órbita a 515 kilómetros de distancia. La función de los satélites de 70 kilogramos es tomar alrededor de 3.000 medidas de temperatura, humedad, presión y densidad de la atmósfera terrestre cada 24 horas, en posiciones determinadas por la tecnología del Sistema Mundial de Ubicación (GPS, siglas en inglés), y usarlas para elaborar un mapa de datos completo del clima mundial. La información será inestimable para las predicciones y científicos del tiempo, especialmente porque cubre áreas tales como los polos, que no son servidos generalmente por las estaciones metereológicas terrestres.
“Además de las 900 estaciones metereológicas alrededor del mundo, ahora nosotros tenemos, para decirlo de algún modo, otras 3.000 en el cielo estudiando el planeta entero, especialmente en las regiones marinas y polares que han sido desprovistas de información metereológica”, dice Lee Lou-chuang, astrofísico y presidente de la Universidad Nacional Central. “Es un logro revolucionario para la predicción del clima mundial”.
El papel del programa Formosat-3 no es sólo mejorar las predicciones metereológicas, sino también establecer Taiwan como un socio para las naciones que están realizando investigaciones de punta, tales como Japón y Estados Unidos. Por ejemplo, el programa Formosat-3 fue desarrollado en cooperación con varias agencias estadounidenses, incluyendo la Fundación Nacional de Ciencias, NASA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, y la Fuerza Aérea Estadounidense.
Taiwan está tratando de desempeñar un papel más creativo en la comunidad científica internacional. Los fondos gubernamentales se han concentrado en varias áreas de alta tecnología, tales como ciencias espaciales, nanotecnología, genómica y electrónica flexible, donde los científicos taiwaneses han mostrado sus puntos fuertes fundamentales. Estas áreas también han mostrado su considerable potencial comercial. Chen Chien-jen, ministro del Consejo Nacional de Ciencias (NSC, siglas en inglés), cree que, para una nación isleña que carece de recursos naturales y terreno fértil como Taiwan, el desarrollo de tecnologías avanzadas y sus capacidades comerciales es un asunto de vida o muerte.
El Centro para la Investigación Espacial y Sensores Remotos, de la Universidad Nacional Central.
“Es por eso que trabajamos tan duro para desarrollar parques científicos alrededor del país”, dice Chen, un epidemiólogo y miembro de la Academia Sínica, el principal instituto de investigaciones de Taiwan. El NSPO, que organiza y supervisa los programas satélites de Taiwan, está ubicado en el Parque Científico de Hsinchu, el epicentro de la prosperidad repentina de la alta tecnología de Taiwan, un modelo por el que se han inaugurado o se están planificando algunos otros parques de alta tecnología. Hoy día, el valor de la producción industrial de los parques científicos de Taiwan es alrededor de un octavo del total nacional, y se espera que esa proporción se eleve a un tercio en 2010.
El Gobierno quiere expandir los parques para incluir compañías que colocan mayor énfasis en la investigación y desarrollo, y la innovación, que eran tradicionalmente la debilidad del sector manufacturero de Taiwan. Para fortalecer la economía basada en los conocimientos, el Gobierno ha prometido elevar el gasto total de la nación en investigación y desarrollo —actualmente los fondos gubernamentales representan ahora alrededor de 34 por ciento— del presente 2,4 a 3 por ciento del PIB.
Necesidad de mayor enfoque
Chen Chien-jen indica que en el pasado Taiwan gastó alrededor del 65 por ciento de sus recursos presupuestarios en el 35 por ciento de sus mejores científicos y sus proyectos; en cambio, en la mayoría de los países desarrollados generalmente el primer 20 por ciento de los científicos obtiene alrededor del 80 por ciento de los fondos disponibles. “Nuestros mejores científicos están aún en vías de convertirse en verdaderamente sobresalientes”, dice Chen. “En el futuro cercano, ellos atraerán considerablemente más recursos”. El espera que Taiwan produzca dos o tres laureados con el Premio Nobel en los próximos 10 a 15 años.
Lee Lou-chuang, quien recién dejó su cargo como presidente del Laboratorio Nacional de Investigación Aplicada, quiere también que Taiwan realice contribuciones continuas y substanciales a la investigación sofisticada y original. “Podemos centrarnos en sólo algunos proyectos y convertirlos en los mejores del mundo. De esta manera, podemos construir un ambiente para la investigación y los incentivos intelectuales”, dice.
También como miembro de la Academia Sínica, Lee ha visto resultados importantes de sus esfuerzos para promover la ciencia espacial como Director del NSPO, que fue establecido en 1991. En mayo de 2004, cuando el segundo satélite de Taiwan, Formosat-2, entró en órbita, el reflector de imagen a bordo se convirtió en el primer instrumento satélite del mundo dedicado a estudiar el fenómeno conocido comúnmente como “duendes rojos” —enormes destellos de luz en la atmósfera superior que acompañan tormentas eléctricas en las nubes inferiores. Construido con la colaboración de científicos principalmente de la Universidad Nacional Cheng Kung en Taiwan, la Universidad Tohoku en Japón y la Universidad de California, Berkeley, el reflector de imagen del satélite taiwanés ayuda tanto a rastrear la distribución mundial de duendes como analizar las propiedades del campo eléctrico mundial, que beneficia el estudio de la química atmosférica.
Simulación de Formosat-3 en órbita.
Algunas tecnologías claves, tales como las involucradas en los espectrofotómetros de Formosat-2 —que miden la intensidad de los destellos de luz—y los receptores para señales GPS de Formosat-3, aún dependen considerablemente de los conocimientos extranjeros. Sin embargo, las compañías taiwanesas tales como Acer Inc. y la Corporación para el Desarrollo de la Industria Aeroespacial, han desarrollado su experiencia técnica y capacidades que garantizan la calidad, mediante el ofrecimiento y la integración de varios componentes para los aparatos de Formosat. “La colaboración internacional es siempre una experiencia competitiva”, dice Wong Chi-huey, director del Centro de Investigación Genómica (GRC, siglas en inglés) de la Academia Sínica. “Este tipo de competencia puede fomentar el desarrollo de nueva tecnología y nuevas oportunidades comerciales”.
Uno de los principales genomicistas del mundo, Wong, es el posible sucesor este año de Lee Yuan-tseh, un químico y ganador del Premio Nobel, como el presidente de la Academia Sínica. Wong indica que un sector comercial sólido es crucial no sólo para el desarrollo sostenible y activo de tecnologías innovadoras, sino también para estimular la investigación científica básica. “Los prospectos comerciales fortalecen el sector de la investigación básica”, dice Wong. Con frecuencia, el potencial comercial conlleva investigación básica, así como aplicada. Por ejemplo, en el campo de la biotecnología, el desarrollo de nuevas medicinas ofrece los mayores márgenes de ganancias. “Y esto necesita investigación básica completa”, dice Wong.
Establecido en 2003, el GRC se centra en el estudio del funcionamiento de los genes y su relación con las enfermedades y terapias. La finalización del mapa del genoma humano y los genomas de otras especies, ha abierto una plataforma para la investigación básica en las ciencias de la vida, dice Wong. La colaboración interdisciplinaria entre ciencias de la vida y los campos de las ciencias naturales establecidos, tales como la química, es esencial para hallar aplicaciones prácticas del nuevo conocimiento adquirido sobre genómica en el desarrollo de biotecnologías y medicinas nuevas. “En vez de depender solamente en los métodos o herramientas existentes”, dice Wong, “nuestro centro creará nuevos para el estudio genómico y proteómico”.
Utilización de instrumentos en una compañía biotecnológica y farmacéutica.
Para reunir los recursos disponibles de los diferentes campos y organizaciones, el NSC ha lanzado proyectos nacionales sobre biomedicina y genómica. Las tecnologías sobre información y comunicaciones, la tecnología de sistema en chip (SOC, siglas en inglés), la nanotecnología y la biotecnología agrícola, también están incluidas en los proyectos nacionales planificados de investigación, así como proyectos propuestos por científicos individuales.
Con la intención no sólo de promover la investigación y la educación genómicas, el GRC forma también un incubador para el desarrollo de tecnologías cruciales que, como ha pasado con anterioridad en el sector de la ingeniería eléctrica, puede traspasarse luego a la empresa privada. Wong dice que el desarrollo de industrias tales como las biotecnológicas, necesita nuevos tipos de conocimientos y experiencia. Los conocimientos sobre electrónicos de Taiwan podrían ser una base sólida para la manufactura de instrumentos de precisión que se requieren en la investigación y desarrollo y biotecnología. “Se trataría de una industria única, que asimila el valor central biotecnológico de la innovación en la actualmente establecida industria de circuitos integrados, que también podría disfrutar de una muy necesitada diversificación”, dice Wong.
Mejorando la investigación básica
Estos tipos de bases sólidas son muy útiles para una mayor investigación científica y desarrollo tecnológico. El Instituto Internacional para el Desarrollo Administrativo (IMD, siglas en inglés), con sede en Suiza, clasificó la infraestructura tecnológica y científica de Taiwan como cuarta y quinta, respectivamente, su mejor desempeño en seis años, en el Anuario de Competitividad Mundial del 2006. En la clasificación general, Taiwan ocupó el 18 lugar entre 61 países y economías regionales incluidas por el IMD.
En otra encuesta, el Informe Mundial sobre Tecnología de la Información 2005-2006 publicado por el Foro Mundial Económico (WEF, siglas en inglés), Taiwan se clasificó como la séptima mejor economía —entre 115 encuestados— en el desarrollo de información y tecnologías de la comunicación. El WEF colocó a Taiwan como la quinta —y la cuarta tecnológicamente— economía más competitiva en el mundo en su última encuesta.
Un vehículo de lanzamiento que lleva Formosat-2 despega en mayo, 2004.
En términos de volumen de publicaciones realizadas por investigadores en 2005, Taiwan ocupó el 18 lugar con 12.939 documentos en el Indice de Mención Ciencias, mientras que sus 10.980 artículos en el Indice de Ingeniería le dieron un 11 lugar. Estas publicaciones son principalmente el trabajo de investigadores en universidades. Su cantidad refleja la energía del ambiente de investigaciones —pero cantidad no es necesariamente calidad. “La calidad de nuestros documentos individuales tiene considerable espacio para mejorar”, dice Lee Lou-chuang. Según el NSC, esta investigación de tipo universitaria representa alrededor del 70 por ciento del total en Taiwan.
Wong Chi-huey observa que, en contraste con el sector industrial, es difícil elegir campos específicos para su promoción en la academia. “El punto es construir un sólido ambiente para la investigación”, dice, “lo que daría naturalmente aumento a sus propias ventajas individuales”. Lee Lou-chuang indica también que, en el campo de la alta tecnología, que cambia rápidamente, el conocimiento fundamental de matemáticas, física y biología, entre otras disciplinas tradicionales, es aún indispensable. “Cuanto más avanzada una tecnología”, dice, “mayor la dependencia en aspectos diversos de la investigación científica básica”. El NSC planea aumentar fondos para la investigación básica, de alrededor del 12 por ciento actual al 15 por ciento del gasto total de investigación y desarrollo.
La creación de campeones nacionales
Los fondos del Gobierno irán en mayor medida a algunos investigadores de primera categoría y a sus equipos. “Los equipos de investigación de Taiwan son demasiado pequeños”, dice Chen Chien-jen. “A lo mejor nos conformamos con un equipo de 30 personas, pero muchos equipos extranjeros tienen más de 30 investigadores de post-doctorado solamente”. El Ministerio de Educación también está emprendiendo un programa de cinco años para ayudar con fondos a sólo 12 universidades —entre más de 150 instituciones terciarias en Taiwan— para que se conviertan en importantes centros de investigaciones y educativos. La Universidad Nacional Central, con sus ventajas en investigación en ciencias óptica, espacial y terrestre, está incluida en este programa de NT$50.000 millones (US$1.600 millones).
El mayor porcentaje de los fondos va a la Universidad Nacional de Taiwan (NTU, siglas en inglés). “Tenemos el objetivo de que por lo menos entre 10 y 15 por ciento de nuestros resultados investigativos se encuentren entre los mejores del mundo en un período de cinco años”, dice el presidente de la universidad Lee Si-chen, profesor de Ingeniería Eléctrica. “De hecho, nuestros estudios de cáncer, hepatitis, tifones, peces transgénicos y tecnología SOC han llegado casi a nuestra meta”. En 2006, por ejemplo, los intelectuales de NTU han logrado que 10 artículos sobre diseño de comunicación de SOC de multimedios fueran aceptados en la Conferencia Internacional de Circuitos de Estado Sólido, el evento más importante de su tipo en el campo. Este resultado se clasificó de primero entre las instituciones académicas participantes y de tercero entre todas las organizaciones participantes internacionales.
Una de las principales misiones del centro SOC de NTU es aplicar la innovación tecnológica a la producción industrial. De hecho, según Chen Chien-jen, Taiwan necesita fortalecer los enlaces entre los resultados de la investigación y desarrollo, y su seguida aplicación industrial. “Hemos tratado de no llevar a cabo estudios repetidos”, dice. Asimismo, Taiwan no puede permitirse el lujo de dedicarse solamente a la producción de imitaciones en un mundo tan altamente competitivo.