Las razones de esas cifras de gran contraste nos dan una visión considerable del estado actual del comercio internacional de la República de China, como lo detalla en el siguiente artículo Su Hsien-yang (蘇顯揚), Investigador becario asistente del Instituto Chung Hwa de Estudios Económicos.
Japón era el segundo mayor socio comercial de la República de China en 1988. El comercio bilateral totalizó casi el 21 por ciento del total del volumen comercial de esta última. Si bien las exportaciones al Japón sumaron solamente el 14 por ciento del total de exportaciones de la República de China, las importaciones desde Japón alcanzaron el 30 por ciento del total de las importaciones, colocándolo en el primer lugar dentro de la lista de importaciones de la República de China. La Tabla 1 muestra las estadísticas entre ambas naciones e ilustra que el desbalance comercial es una tendencia que crece consistentemente. Desde 1960, las exportaciones de la República de China al Japón han sido a grosso modo una mitad de sus importaciones.
Existen dos principales razones de este desbalance comercial. La primera es geográfica. Debido a la proximidad del Japón, los productores locales prefieren suplidores japoneses para maquinarias, partes y componentes, debido a que se puede lograr reparaciones, recambios y reabastecimientos más rápidos. La segunda razón es estructural. Mientras Japón es ya una nación altamente industrializada, la República de China está un paso o dos detrás de su proceso de desarrollo. Como las industrias de ambos países tienden a estar verticalmente integradas, los bienes intermedios producidos en Japón son frecuentemente procesados posteriormente por los productores de la República de China y reexportados como productos acabados a un tercer país.
Los principales rubros de importaciones de la República de China desde Japón aparecen en la Tabla 2. Productos de industria pesada obviamente componen la mayoría abrumadora de todas esas importaciones. En las últimas tres décadas, las maquinarias y equipos han constituido más del 80 por ciento de las importaciones de la República de China desde Japón. Se estima que cuando las exportaciones de la República de China al resto del mundo aumenta en un dólar, el país aumenta sus importaciones desde Japón en 28 centavos; y cuando el PNB de la República de China crece 1 por ciento, sus importaciones desde Japón aumenta en un 1,28 por ciento.
Las principales exportaciones de la República de China al Japón son productos alimenticios y productos de industria liviana, que poseen una relativamente baja elasticidad de ingresos. La Tabla 3 describe la composición de esas exportaciones al Japón. Los productos alimenticios han sido rubro dominante desde inicios de los años cincuenta. Las materias primas eran importantes en aquellos días iniciales, pero recientemente han cedido a productos de industria liviana. Los más sobresalientes entre ellos son textiles, electrodomésticos, productos metálicos y madera contraperchada.
En actualidad, las exportaciones de la República de China al Japón totalizan 4,8 por ciento del total de las importaciones del Japón. Esta cifra fue meramente el 1,8 por ciento en 1973, y permaneció en 2,1 por ciento hasta 1983. La reciente expansión de las exportaciones de la República de China al Japón, si bien no ha sido hasta ahora un remedio para el desbalance comercial bilateral, ha sido sustancial de toda forma. Los esfuerzos de la República de China por expandir su mercado de exportación en Japón han sido ayudados por la reciente revalorización de la moneda japonesa a partir de septiembre de 1985, y por la gradual apertura del Japón como resultado de las presiones internacionales.
Penetrar en el mercado japonés no es tarea fácil. No son las tarifas aduaneras del Japón lo que primordialmente impide la importación de productos extranjeros, sino más bien las barreras no arancelarias. Las mismas incluyen estándares industriales y sanitarios que son incompatibles con las normas internacionales, estrictos procedimientos de certificación que consumen tiempo y son problemáticos para los solicitantes, cuotas de importación, excesivas directrices administrativas, medidas proteccionistas hacia industrias que declinan estructural y ciclicamente, así como el mismo complicado sistema de mercado, que descansa firmemente en la cultura comercial y costumbres japonesas.
La interferencia gubernamental puede ser aligerada o eliminada mediante consultas y negociaciones internacionales, pero las barreras que han sido creadas por la cultura y las costumbres son más difíciles de vencer. Por ejemplo, el mercado al estilo japonés está compuesto de un número de puntos de ventas verticalmente conectados. La operación de esta red de ventas podría ser ineficiente, pero presenta una fuerza estabilizadora en la economía. Es extremadamente difícil para los mercaderes extranjeros entrar en este largo lazo de mercadeo, especialmente debido a que las relaciones personales y las interacciones por mucho tiempo dentro de este marco son esenciales para establecer una sociedad comercial productva.
A pesar de esas dificultades, la perspectiva a largo plazo para las relaciones comerciales sino-japonesas no es necesariamente vaga. La estructura industrial de la República de China está ahora pasando por una drástica revisión. Desde inicios de los ochenta, la industria de la República de China ha estado orientándose hacia el campo de la tecnología intensiva. A medida que la República de China mejora su capacidad tecnológica, sus productos industriales están ganando campo en el mercado japonés.
Sin embargo, a corto plazo, el desbalance comercial irá a persistir. Aunque el Gobierno ha cooperado con el sector privado en varios esfuerzos de promoción, el éxito ha sido hasta ahora echado de lado en parte por la mayor competencia de otras naciones en vías de industrialización. Los crecientes salarios y un aumento en la intranquilidad laboral irán posiblemente a corroer más la competividad de la República de China en los sectores de exportación tradicional. Por lo tanto, la innovación de los productos y el mejoramiento de la eficiencia de producción son elementos cruciales para la República de China, si es que desea tener éxito en el mercado japonés.
Aparte de los mejoramientos tecnológicos, hay que enfrentarse a otras tareas en el esfuerzo por introducir los bienes de mercado en el Japón. Se necesita en las preferencias del consumidor, darle mayor atención en el diseño del producto, y el porcentaje del valor agregado deberá ser aumentado. Más aún, se requiere mayor énfasis en crear nombres de marca y reputación de los productos, a la vez que se imponen sanciones a la falsificación y violaciones de los derechos intelectuales. En resumen, la República de China necesita una nueva filosofía para orientar el proceso de producción, extendiendose desde el diseño del producto hasta todos los servicios de post venta.
Sin embargo, la tarea más urgente de la República de China es crear su propia red de mercado, una red que sea compatible con el sistema japonés. El mercado doméstico del Japón está dominado por unas cuantas grandes compañías comerciales. Si la República de China establece sus propios canales de ventas independientes de esos gigantes del mercado, facilitaría significativamente el flujo de información de primera mano acerca de los consumidores, y por lo tanto, aumentaría el entendimiento local acerca de las costumbres japoneses, prácticas legales y regulaciones gubernamentales. Además, unas mejoradas relaciones comerciales podrían lograrse a través de una ampliación de la escala de los existentes programas de cooperación tecnológica sino-japoneses y mediante la promoción de más inversiones japonesas directas en la República de China. □