Los inventores taiwaneses están trabajando con el Gobierno para convertir sus creaciones en productos comercialmente viables.
La hidroponía, o el crecimiento de las plantas en una solución de agua y nutrientes, puede ser cualquier cosa menos un concepto nuevo, y la primera publicación sobre el tema data del siglo XVII. Por lo tanto, el observador casual puede perdonarse por preguntar el porqué la última creación del inventor taiwanés Iou Lian-tian ha hecho que muchos cultivadores de hortalizas en Taiwan, así como en China continental, estén prestando tanta atención a su última creación. La respuesta es simple: burbujas.
Las invenciones anteriores de Iou estaban estrechamente relacionadas con su trabajo diario, el de operar una fábrica de mediano tamaño en los suburbios de Taipei que produce piezas de baño, tales como bañeras, lavabos y piezas para ducha. Su primera invención, patentada en Taiwan en 1994, fue un grifo que permitía que el agua fluyera en cascada por varias hileras de placas horizontales antes de caer en las manos del usuario.
Fue hace alrededor de tres años cuando Iou decidió centrar su energía creativa en la hidroponía. De hecho, incursio-nar en ese campo no fue un gran salto para el inventor, en cuanto a que sus piezas de baño están diseñadas para crear burbujas ultra diminutas, que se cree tienen beneficios saludables para la piel. La innovación en hidroponía de Iou emplea la misma técnica para crear burbujas en la solución de crecimiento para las plantas de manera que las raíces de las plantas absorben oxígeno con mayor facilidad. “La invención ayuda a recortar el tiempo de crecimiento de las hortalizas en un 20 por ciento”, dice Iou. Según el inventor-empresario, los cultivadores de hortalizas tanto en Taiwan como en China continental han mostrado un gran interés en usar esta nueva invención.
Aunque él tiene más de 30 patentes de sus invenciones, Iou comenzó a participar en concursos para inventores tanto locales como internacionales, sólo hace alrededor de dos años, cuando la reciente recesión mundial comenzó a afectar su negocio. “Antes de la recesión, me concentré en mi compañía y no tenía mucho tiempo de preparar mis competiciones”, explica. En 2010, con el negocio un poco lento aún, Iou tuvo tiempo de presentar una invención en la Exhibición del Salón Internacional de Propiedad Industrial “Arquímedes” en Moscú. Su diseño —un spa para pies y piernas movible—de inmediato logró una medalla de plata en esa exhibición.
La historia de Iou no es poco común. Aparte de los resultados de las competiciones, otro indicador de la habilidad inventiva de Taiwan es el alto número de solicitudes de patentes que reciben aprobación en Estados Unidos cada año. En 2008, 7.779 patentes fueron concedidas a inventores taiwaneses, colocándose sólo detrás las aprobaciones concedidas a inventores de Estados Unidos, Japón, Alemania y Corea del Sur.
Ganando medallas de oro
Sin embargo, el buen desempeño en una competición es más atractivo que los siete dígitos del número de una patente, y a los inventores locales no se les hace difícil impresionar a los jueces con su ingenuidad en los concursos celebrados alrededor del mundo. Por ejemplo, en la feria de Moscú en la que participó Iou, Taiwan logró un total de 21 medallas, incluyendo nueve de oro. El evento internacional más reciente en el que los inventores taiwaneses lograron un gran porcentaje de la atención fue la Feria Internacional de Inventos de Seúl a principios de diciembre de 2010. En esa competición, 651 artículos de 36 países compitieron por los premios, y 103 de las entradas eran de Taiwan —más que cualquier otro país. Los inventores taiwaneses ganaron un total de 97 medallas en la feria de Seúl, incluyendo 33 de oro.
La Oficina de Propiedad Intelectual (IPO, siglas en inglés) bajo la autoridad del Ministerio de Economía (MOEA, siglas en inglés) estimula a los inventores a participar en concursos, y ofrece subsidios a los galardonados en los eventos prestigiosos a gran escala. En 2010, los eventos elegibles para subsidios incluyeron los de Moscú y Seúl, así como los de Ginebra, en Suiza; Paris; Kuala Lumpur; Núremberg, Alemania; y Pittsburg en Estados Unidos. Por ejemplo, aquéllos que ganaron medallas en los concursos europeos tuvieron derecho a recibir subsidios de hasta NT$40.000 (US$1.300).
“Animamos a los inventores taiwaneses a participar en los eventos internacionales”, dice Wu Chi-yao, director de la Asociación Internacional para Ganadores de Premios por Invenciones de Taiwan. “Haber obtenido un premio, agrega valor a su producto en el futuro”.
Wu, quien ha ganado varias medallas en exhibiciones de invenciones, incluyendo una medalla de oro en la exhibición “Arquímides” en Moscú en 2010, viaja a escuelas alrededor de Taiwan para dictar conferencias sobre la importancia de las patentes, la preparación que se necesita para participar en concursos internacionales y sobre los métodos de comercialización de los artículos patentados. La asociación de Wu también organiza campamentos de tres días de duración dos veces al año, en los que se instruye a los profesores de secundaria sobre ese tema para que puedan transmitir sus conocimientos a sus estudiantes.
Hace tres años, Iou Lian-tian adaptó la tecnología de burbujas para los sistemas de hidroponía para el cultivo de hortalizas (arriba).
La mayoría de los inventores taiwaneses que participan en los concursos internacionales lo hacen como representantes de pequeñas y medianas empresas o instituciones académicas. En la última categoría, los profesores pueden participar porque sus escuelas saben que ganar premios puede impulsar el reclutamiento de alumnos, y a su vez, los alumnos lo hacen porque con un premio pueden elevar sus posibilidades de entrar a una universidad de calidad. Por otra parte, las empresas, compiten porque saben que al ganar premios sus productos se venderán mucho mejor en los mercados.
En Taiwan, los premios en dinero efectivo a menudo acompañan a los galardones para los inventores. El Premio Nacional para la Invención y la Creación, el premio más prestigioso de su tipo en Taiwan, es concedido a los inventores locales por la IPO. Una medalla de oro del Premio Nacional para la Invención y la Creación viene acompañado de NT$450.000 (US$14.500) en efectivo.
La mayoría de los premios concedidos en las exhibiciones o ferias internacionales no brindan premios en efectivo, pero el honor de ganar en eventos prestigiosos en el exterior no es menos significativo para los inventores locales. Ray Wang, un diseñador y fabricante de ventanas, que se usan frecuentemente en casas de lujo, ganó una medalla de oro en el concurso de invenciones en la Feria Internacional de Comerio iENA, celebrada en Núremberg, Alemania en 2009. “Es cierto que ganar el premio ha ayudado con las ventas”, dice Wang. “Cuando están seleccionando ventanas para los proyectos de vivienda de lujo, las compañías de construcción en Taiwan generalmente prefieren las marcas japonesas. Raramente me daban la oportunidad antes porque no tenía un nombre reconocido. Pero ahora estoy atrayendo la atención por haber ganado premios”.
Un proceso agotador
Sin embargo, para Wang, el proceso de inventar algo nuevo puede ser bastante agotador. “Generalmente sólo duermo cuatro o cinco horas durante el tiempo en que me concentro a inventar algo”, dice. “La necesidad de trabajar en eso me hace despertar temprano en la mañana. Y de vez en cuando, mientras tomo una siesta me levanto de pronto porque se me ocurre una nueva idea”.
Junto con su energía, Wang sabe por su experiencia que sus recursos financieros se agotarán mientras logra perfeccionar su invención. En una oportunidad, el diseñador pasó cinco largos años inventando un nuevo tipo de ventana. Tuvo que utilizar los fondos de su empresa, Sun-Yu Plane Window, con tanta frecuencia que la compañía casi queda en quiebra.
A diferencia de muchos inventores, Wang ha podido sobrevivir y mantenerse trabajando en sus invenciones, en parte porque puede depender del ingreso generado por Sun-Yu Plane Window. Muchos otros en el campo no tienen ese respaldo. “Muchos inventores son realmente testarudos cuando desean hacer realidad su sueño. Invierten tiempo y dinero tratando de lograr su meta hasta el punto que destruyen a sus familias”, dice Wu Kou-chen, director general de la Asociación Internacional para Ganadores de Premios por Invenciones de Taiwan.
Incluso después que un invento es galardonado con una patente por IPO, hay un largo camino que recorrer antes de tener un producto terminado en los estantes de las tiendas. Las probabilidades no están a favor del inventor, ya que menos del 1 por ciento de todos los artículos que reciben patentes en Taiwan son comercializados con éxito, según Lin Der-sheng, jefe de sección en la División de Servicios de Conocimientos en el Buró para el Desarrollo Industrial (IDB, siglas en inglés) del MOEA.
Evan Wu es una investigadora en el Centro de Transferencia de Tecnología bajo la autoridad del Instituto para la Investigación de Tecnología Industrial (ITRI, siglas en inglés), una organización patrocinada por el Gobierno, ubicada en Hsinchu, norte de Taiwan. Como resultado, ella está muy familiarizada con el arduo proceso de convertir una idea novedosa en un producto comerciable. Durante el desarrollo de un artículo, desde la idea hasta la etapa de patente, se utiliza alrededor del 20 por ciento de todos los recursos, y el restante 80 por ciento se invierte en el proceso que va desde la obtención de la patente hasta la comercialización del producto, dice.
Uno de los principales obstáculos en la fase de comercialización es encontrar maneras para reducir los costos de producción. “Su invención puede presumir de un gran diseño y alta calidad, pero no será popular en el mercado si cuesta demasiado para producirla”, dice Lin, de MOEA.
Otro obstáculo que enfrentan los inventores en el proceso de comercialización es encontrar al fabricante apropiado. En 2003, MOEA trató de resolver este problema con la creación de una plataforma en línea, conocida como el Mercado Tecnológico de Taiwan, donde los que tienen patentes podrían mostrar sus inventos para el estudio y consideración de buscadores de patentes interesados en desarrollar nuevos productos.
Otra medida del Gobierno a fin de ayudar a los inventores se dio en junio de 2009, cuando anunció una política que tenía como objetivo los cuatro sectores económicos emergentes para el futuro desarrollo, entre ellos los de comercialización de patentes, vehículos eléctricos, arquitectura verde y computación en nube. En diciembre de 2009, el primer ministro Wu Den-yih solicitó al MOEA que supervisara un programa para la industrialización de patentes, y el resultante Programa para la Promoción de la Industrialización de Patentes de Invención fue aprobado por el Yuan Ejecutivo en septiembre de 2010.
Un artefacto portador de hilo dental del inventor Izumi Chen. Los inventores necesitan con frecuencia orientación profesional cuando tratan de comercializar sus patentes.
“Este nuevo programa es especialmente significativo para los inventores individuales, que con frecuencia tienen problemas para vender sus invenciones en el mercado abierto”, dice Lin Han-wen, director de proyecto en el Centro de Transferencia de Tecnología de ITRI. El programa de seis años se emprendió en 2010 con un presupuesto de NT$11.800 millones (US$368,8 millones).
Según este programa, el Gobierno busca activamente a inventores talentosos y trabaja con ellos para comercializar sus diseños. Por ejemplo, cuando la IPO es notificada de los ganadores de prestigiosos concursos internacionales de invención, así como de los concursos más importantes en Taiwan, pasa esos nombres al Centro de Transferencia de Tecnología. Luego, un equipo de 12 personas en el centro contacta a los ganadores de premios para discutir las maneras cómo el Gobierno puede ayudarlos. El centro también invita a compañías privadas para que aconsejen a los inventores sobre los asuntos de propiedad intelectual, el potencial valor comercial de la invención, el proceso de comercialización y las maneras de reducir los costos de producción, entre otros temas.
Los asesores también trabajan con el inventor para redactar un plan de operaciones, analizando los diversos métodos que pueden utilizarse con los fabricantes que pondrán el diseño en producción. Una opción es autorizar a los fabricantes a usar las patentes y cobrar regalías en base al total de ventas. Como alternativa, el inventor puede vender la patente de una sola vez, y recibir un solo pago. Otro método que pueden elegir es comenzar un negocio que venda la invención con un préstamo a bajo interés de un banco local. “Pero somos cuidadosos al ofrecer esa opción”, señala Lin Der-sheng, del MOEA. “¿Qué pasa si el negocio fracasa y el inventor termina endeudado?”
En 2009, Izumi Chen era uno de los muchos inventores de Taiwan que luchaban por encontrar agentes y lugares de venta para su invención. Chen encontró ciertas dificultades a pesar de haber ganado la medalla de plata en el Premio Nacional de Invención y Creación de 2009 por un aparato para hilo dental. Desde entonces, Chen ha vendido cientos de sus artículos mensualmente en Internet. El dice que casi se da por vencido hasta que fue contactado por Evan Wu, quien es uno de los doce miembros del equipo de ITRI, así como por una firma asesora. “Los individuos tienen sus límites, pero un equipo de profesionales puede ayudarlo a ver las oportunidades”, dice Chen de estímulo y el consejo que recibió del personal de ITRI. Actualmente, él aprovecha la ayuda del centro para trazar un plan de ventas para su invención. Entretanto, tiene planes de seguir el consejo de amigos y llevar fotos de su artículo pegadas a su automóvil.
Aunque muchos de ellos están verdaderamente en necesidad de asistencia de fuera, también puede ser difícil trabajar con inventores individuales. Ellen Chiang es directora de UniVenture Management Consulting Co. y trabaja como asesora del diseñador de ventanas Ray Wang. Chiang indica que puede ser un gran reto conversar con los inventores, ya que ellos sobrestiman el potencial de ventas de sus invenciones y algunas veces insisten en solicitar patentes en casi todos los principales mercados del mundo. No obstante, Chiang no aconseja seguir ese camino, porque llenar solicitudes de patente puede ser costoso, y los inventores pueden necesitar pagar cuotas de renovación anual para garantizar que sus patentes continúan en efecto en diversos países alrededor del mundo. “Generalmente le solicitamos al inventor que se calme y trate de crear ingresos de sus invenciones patentadas primero en Taiwan y luego explorar los mercados de fuera”, dice ella.
Chiang dice que fue fácil comunicarse con Ray Wang cuando lo asesoramos sobre el potencial de mercado de sus artículos patentados, así como ayudarle con la financiación, ya que él había solicitado exitosamente más de 20 patentes. Wang cree que el próximo paso para sus nuevos productos de ventanas depende del mercadeo, y está considerando una campaña de propagandas en la televisión.
Todos los inventores persiguen un sueño, y Iou Lian-tian no es diferente, ya que tiene planes de continuar desarrollando su sistema de hidroponía de burbujas. Sus metas van más allá de perfeccionar y vender un producto, ya que también está tratando de cambiar el crecimiento de las plantas. El tiene planes de presentar el sistema de hidroponía en el concurso de Moscú este año. Cualquier publicidad que reciba, él cree, le ayudará a cimentar el camino para el desarrollo de sistemas agrícolas de hidroponía de alta eficiencia. “Tengo confianza en que ganaré una medalla”, dice, “apuesto a que este producto comenzará a ser popular en Taiwan dentro de tres años”.