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El Jade: fuerte lazo a la historia de la cultura china

16/10/2001
Este búfalo está tallado en jade del distrito de Hotien, en la provincia de Sinkiang. Data de la dinastía Ching (1844-1911) y tiene un poema inscrito en la parte inferior.

Desde la antigüedad, los chinos han adorado y venerado el jade. Desde los albores de la civilización, a pesar de las formidables tribulaciones que han caído sobre los chinos, el sentimiento hacia el jade y la tradición de la artesanía en él han sobrevivido el paso del tiempo. La exhibición semipermanente sobre jade chino, inaugurada recientemente por el Museo Nacional del Palacio, presenta un vistazo general sobre el arte en jade y la veneración de éste a lo largo de la cultura china mediante lo que son consideradas las piezas de jade más exquisitas del mundo.

A finales del período Neolítico, que predata a la sociedad moderna por aproximadamente entre 4 mil y 7 mil años, los gobernantes que poseían poderes religiosos y militares crearon objetos de veneración hechos de jade.

Para honrar al Espíritu del Cielo y de la Tierra, un disco redondo llamado pi y un tubo cuadrado denominado tsung fueron diseñados para ilustrar la creencia que los cielos eran redondos, y la Tierra cuadrada. La gente creía que las vidas de sus antepasados se originaron con Dios y eran mediadas por seres sobrenaturales. Los artesanos que trabajaban el jade representaban imágenes divinas en sus obras y hasta grababan marcas significativas como una forma de veneración.

Dependiendo en las cualidades únicas del jade, la forma, ornamentación y marcas, ellos intentaron dominar las fuerzas místicas con la esperanza de comunicarse con el reino espiritual y participar en la sabiduría divina.

La posición de un individuo en la sociedad antigua estaba determinada por su nivel de percepción acerca de la asociación con lo sobrenatural. El ritual de oración li estableció canales de comunicación entre lo mundano y lo espiritual, y fomentaba las relaciones armoniosas en la sociedad. El objeto de autoridad representaba un emblema del poder y la posición del gobernante.

Teniendo su origen a fines del Neolítico, este sistema de veneración se adaptó y evolucionó de acuerdo a los diversos sistemas políticos y organizaciones sociales de los períodos particulares durante los cuales dominó, especialmente en las dinastías Hsia (2205-1766 a. de C.), Shang (1766-1122 a. de C.) y Chou (1122-221 a. de C.). Ya fuera en el altar ancestral, sitio de adoración tradicional, o en una reunión convocada por un gobernante con sus vasallos, los objetos de jade asumieron un significado metafísico y formaron una parte integral de la ceremonia de adoración. Como resultado, son considerados objetos rituales.

El concepto de humanismo apareció durante la dinastía Chou del Este (770-221 a. de C.), reestructurando las antiguas prácticas chamanistas en un sistema de creencias morales con aplicaciones a la vida cotidiana. Los intelectuales confucianistas de esa era hacían comparaciones entre los hombres virtuosos y el jade, a manera de analogía. Pendientes hechos del material alcanzaron gran popularidad y eran exquisitamente tallados, alcanzando un grado de perfección sin precedentes en épocas posteriores.

La familia imperial de la dinastía Han (206 a. de C.- 220) apreciaba altamente el jade. Los muertos eran amarrados y rellenados con jade, mientras que los familiares de los fallecidos llevaban pendientes y hasta ingerían polvo de jade. La creencia de que el disco pi ayudaba al espíritu a alcanzar los cielos llegó a su climax durante este período e incluso se grababa la imagen del disco en los estandartes pintados y losas de las tumbas.

Desde las dinastías del Norte (386-581) hasta la Tang (618-907), la artesanía del jade en China sufrió un declive. A pesar de la gloria de la dinastía Tang, que fue testigo de las ceremonias feng-chan en gran escala, así como de otras tradiciones antiguas, los juegos de tabletas utilizados en esta ceremonia eran hechos de piedras hermosas e imitación de jade. Entre las reliquias de esa era pasadas de generación a generación, sólo se encuentran placas de jade para cinturones, partes superiores de peinetas, horquillas para el pelo y pendientes.

A partir de las dinastías Sung (960-1279) y Ming (1368-1644), el arte del jade recuperó su grandeza anterior, debido en parte a que el emperador utilizaba el jade en las ceremonias oficiales así como en los exámenes que los intelectuales tenían que tomar sobre los rituales de las dinastías Shang y Chou.

La recién integrada clase intelectual de la dinastía Sung cultivó una apreciación por el jade. Los objetos de jade para el estudio exhibidos en el museo desempeñaban varias funciones utilitarias además de añadir un toque estético. Los motivos de flores, pájaros, hombre y paisajes, son los más frecuentemente vistos en los hogares de los literatos. Dado que el jade crudo venía principalmente de piedras de los ríos, los artesanos acomodaban sus técnicas de tallado de acuerdo a las formas desiguales que encontraban. A las formas y patrones resultantes se les impartieron significados profundos y generalmente auspiciosos.

Los jades del período en que la corte imperial Ching llegó a la cúspide (1662-1795) se caracterizan por su tamaño impresionante, simetría e ingenio. Frecuentemente llevan diseños de dragones (emblema del emperador), varios símbolos auspiciosos e inscripciones imperiales. Cuando son acompañados con pedestales de sándalo y puestos en estuches especialmente diseñados, estas piezas reflejan la majestuosidad del palacio imperial.

Durante este mismo período, el jade del Hindustán empezó a cobrar popularidad. Ya sea tallado con adornos florales en bajorrelieve, trabajado hasta alcanzar una delgadez que rivaliza con la del papel, o incluso taraceado con vidrio de colores, o hilo de oro y plata, el jade de Hindustán manifiesta todo el atractivo exótico de una tierra distante.

La jadeíta de la provincia de Yunnan y el norte de Birmania fue importada en grandes cantidades a China durante el siglo XIX, y rápidamente encontró admiradores que continúan atesorando su belleza.

La artesanía china del jade posee una larga tradición, y gran parte de su diversidad se debe a los diferentes estilos y significados que el jade asumió durante diversos períodos. Pero la civilización china no es la única que tiene una fuerte relación con el jade. Los arqueólogos han demostrado que durante varios milenios en la vasta región del Pacífico aparecieron numerosas culturas que apreciaban el jade.

Entre éstas se encuentran las civilizaciones maya y olmeca, en América, y la cultura maorí, en Nueva Zelandia. Dado que el jade con el cual estaban hechas las reliquias pertenecientes a estas culturas consistía de nefrita o jadeíta, los mineralogistas han limitado el alcance del verdadero jade a sólo estos dos materiales.

Químicamente hablando, la nefrita pertenece al grupo anfíbolo de minerales, siendo un silicato de calcio y magnesio. Ocurre esencialmente en el mármol dolomítico o en ultramáficos serpentinos.

A través de las épocas, la nefrita con frecuencia fue empleada como un material de trabajo. Mientras las ubicaciones de los depósitos de los cuales se originaron antiguos jades nefríticos aún se desconocen, los jades nefríticos utilizados a partir de la dinastía Shang tienen su origen en los depósitos dolomíticos de la montaña Kunlun, en la provincia de Sinkiang (Xinjiang).

Dado que la mayor parte de este jade fue obtenida en el distrito de Hotien, se le llama jade de Hotien. La nefrita de esta procedencia aparece en numerosos colores. Desde un tipo color nieve, debido a la ausencia de impurezas, se oscurece en diversos tonos de azul blanco en proporción a las cantidades de magnesio o hierro presentes. Un incremento en el contenido de hierro imparte un tono amarillo.

Cuando áreas particulares de una pieza de jade blanco o blanco-azulado contienen hematita, ésta se torna café. Las infusiones de grafito, dependiendo en sus concentraciones, dan lugar a un jade gris o negro. Los artesanos del jade han sabido aprovechar bien los casos en que estas dos coloraciones han coexistido en una piedra.

Ejemplos de jade en que la coloración y forma han estado en perfecta armonía pueden observarse en la “taza en forma de un cuerno de animal”, y el mundialmente famoso “florero de jade en la forma de pez con cuerno”. Ambas piezas están siendo exhibidas en el Museo Nacional del Palacio. Los visitantes indudablemente experimentarán el gran significado y profundidad de la antigua civilización china a través del dominio del arte en jade.

Traducido por María Francisca González de Taipei Journal

Fotos cortesía del Museo Nacional del Palacio

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