Los principales objetivos de la pasión de coleccionista de Christi Lan Lin son las artesanías asiáticas y obras folclóricas taiwanesas. Pero dado que Lin es vicepresidenta de Les Enphants, la empresa de ropa infantil más grande de Taiwan, tiene buen ojo para los objetos textiles. Ocasionalmente compra un tapiz enmarcado, una bolsa de seda bordada, o un par de zapatos de tela. Pero pocas personas adivinarían su enfoque principal: Lin es una de las coleccionistas de gorros de niños más famosa en Taiwan.
Empezó casi por accidente. Hace unos seis años, se encontraba caminando por un callejón en una antigua zona de Taipei cuando algo en la ventana de una tienda llamó su atención: un gorro de niño en negro y rojo y con una forma semejante a la de un tigre. "El bordado usado en los ojos, nariz, boca y pelos del tigre era muy detallado", recordó. "El propietario de la tienda me explicó que una desconocida que hizo este gorro quería que su hijo creciera tan fuerte como un tigre. ¡Qué maravillosa expresión de amor maternal!", indicó Lin, quien inmediatamente compró el bien conservado gorro, que tiene unos cien años de antigüedad.
Este feliz encuentro estaba destinado a ser el primer paso en una larga búsqueda de objetos similares. Desde entonces, Lin mantiene sus ojos abiertos para encontrar gorros de niños en las tiendas de antigüedades de Taipei. Y cuando se aventura en lugares más lejanos como Hong Kong y China continental, también continúa su búsqueda por estas especiales prendas. En 1992, exploró gran parte de la antigua Ruta de la Seda, y también visitó Pekín, Chengtu y Hangchou. Fue un viaje agotador, pero dedicó tiempo a visitar numerosos mercados provisionales y de las pulgas en busca de gorros y tuvo un éxito señalado. También encontró unos bellos ejemplos en las tiendas de antigüedades de Europa y Estados Unidos. Desafortunadamente, la mayoría de los gorros que encontró en el extranjero de alguna manera habían adquirido precios exagerados en el curso de sus largas jornadas desde las tierras en las que fueron creados.
En los últimos seis años, Lin ha coleccionado más de trescientos gorros de tela para niños menores de cuatro años. La mayor parte de ellos fueron hechos entre 1860 y 1960 y vienen de Taiwan y China continental. Entre los últimos hay algunos que tienen su origen en los pueblos minoritarios de las mesetas de Yunnan y Kueichou.
Los gorros fabricados aproximadamente en los mismos períodos o en las mismas áreas tienden a ser similares. Los de algodón acolchado eran populares en los climas más fríos. Los gorros de Pekín frecuentemente eran hechos de seda fina e imitaban el estilo de los funcionarios y oficiales militares. Los hakka usaban mucho índigo, mientras que los pueblos minoritarios tendían a usar decoraciones y métodos de bordado extremadamente complejos, que difieren sustancialmente de aquéllos de los chinos han.
Los gorros de Lin vienen en aproximadamente diez formas básicas. Los de "tazón", llamados así por su forma, están particularmente bien representados, quizás porque durante muchos años era la forma más popular de prendas para la cabeza entre el pueblo chino. Luego, están los gorros para representar las caras de varios animales, tales como el dragón, el tigre o el cerdo; y cierto número de excentricidades tales como el gorro "viento caliente", que tiene la forma de una capucha; el gorro "círculo frío" que es básicamente una vincha; y el gorro "campeón", modelado según las prendas para la cabeza usadas por los intelectuales-funcionarios del pasado.
La colección presenta una amplia gama de técnicas decorativas, tales como aplicaciones, tejidos y bordados. No menos de cuarenta o cincuenta tipos distintos de bordado son representados, incluido el punto sencillo, de realce, trenzado, de cruz, de nudo y de cadeneta.
No es raro que en un solo gorro se incluyan nueve o diez tipos de bordado. Numerosos accesorios -borlas, bolas en forma de dientes de león y adornos de plata- adornan las prendas.
Hay cuatro categorías principales de patrones decorativos: animales, plantas, caracteres caligráficos chinos y patrones geométricos, así como historias folclóricas. Las madres chinas tomaron como modelos animales imaginarios -dragones y aves fénix, por ejemplo- y reales, como peces y murciélagos. En el transcurso de la historia, una amplia variedad de plantas han inspirado a los artistas y escritores folclóricos chinos, y los confeccionistas de gorros no han sido una excepción. Algunos de los productos naturales representados son comparativamente raros, como la mano de Buda y la granada. Pero plantas y verduras más comunes, tales como los duraznos y las coles chinas también fueron fructíferas fuentes de inspiración. En lo que respecta a los caracteres chinos, los que significan "felicidad", "doble felicidad", la suástica y otros patrones geométricos con significados auspiciosos estuvieron muy de moda.
Algunas madres usaban los gorros que confeccionaban para contar historias famosas. Un tema utilizado una y otra vez es la leyenda de los Ocho Inmortales, los supremos espíritus humanos del taoísmo dotados con poderes sobrenaturales. Otro popular cuento aplicado en los gorros es la historia de chi hsi, el día de los enamorados en China, que gira en torno a una infeliz pareja de enamorados a quienes sólo se les permitía reunirse una vez al año.
Al igual que los gorros para adultos, los gorros para niños eran ricos en connotaciones culturales, tanto al nivel social como al personal. "Las madres chinas transmitieron su herencia cultural al confeccionar gorros para sus hijos", dice Lin. "Las diversas formas y patrones tienen significados diferentes; no fueron elegidos al azar. Muchos de los motivos están relacionados con el folclor popular antiguo; las creencias religiosas; e incluso con los valores sociales".
Algunos de los gorros revelan enseñanzas morales tradicionales. El motivo de la flor de loto, por ejemplo, refleja el deseo chino de funcionarios incorruptibles: así como el loto crece en estanques fangosos pero se mantiene inmaculado, un funcionario no debería ser afectado por el más venial de los ambientes.
Otra serie de patrones enfatiza el respeto hacia los candidatos que aprobaban los exámenes para el servicio civil imperial. El más popular consiste de tres círculos o tres formas de lingotes, que son homófonos para los títulos conferidos a aquéllos que ocupaban el primer lugar en los tres niveles de exámenes.
Los motivos que se repiten con más frecuencia son aquéllos que tradicionalmente traían buena suerte. Se creía que los diseños de Tai Chi y de los ocho trigramas del I-Ching tenían el poder de alejar los malos espíritus y proteger a los niños de la mala suerte.
Otros símbolos fueron incorporados para atraer fama y buena suerte. Según Lin, las madres que hicieron gorros de dragones los confeccionaron con la esperanza de que sus hijos crecieran para ser tan nobles como la bestia mitológica, con todas sus cualidades: sabiduría, justicia, fuerza, dignidad, y hasta poderes mágicos. Por otra parte, las mamás que bordaron motivos de peces expresaron la esperanza de que sus hijos tuvieran bastantes bienes materiales, porque en chino la palabra para "pez" es homófona de "abundancia". El murciélago simboliza buena suerte y felicidad, mientras que las mariposas representan longevidad; las calabazas, un linaje familiar duradero; y los caquis, la esperanza de que todo salga de acuerdo a los deseos del portador de dicho motivo.
Hace unos meses, para celebrar el vigésimo quinto aniversario de la fundación de Les Enphants, la empresa publicó un libro sobre la colección de gorros infantiles de Lin. Las ganancias, 200 mil dólares estadounidenses, fueron donadas para ayudar a los niños que sufren del síndrome de Down, explica Lin. "No es mucho, pero nuestro principal objetivo es despertar la conciencia del público hacia este problema y esperamos que otros hagan lo mismo".
En 1996, la Editorial de la Universidad de Indianapolis publicó la versión en inglés del libro, y todas las ganancias han sido destinadas a los programas de estudios sobre Asia de esa universidad. Lin explicó que autorizó la publicación porque desea que el amor maternal manifestado en los gorros influya en la sociedad, que está muy escasa de amor. Además, espera que el libro contribuya a la preservación de la herencia cultural china y que la dé a conocer en todo el mundo.
Traducción y adaptación de María Francisca González de Free China Review