A principios de 1772, el emperador Chien-lung emitió un edicto en el que ordenó que se realizara una búsqueda a gran escala de libros antiguos valiosos en todas las provincias de China, los que deberían ser comprados y enviados a Pekín. Un año más tarde, el Emperador anunció el establecimiento de una secretaría especial para la compilación del Ssu-ku chuan-shu, un compendio que se basaría en parte de estos libros, y que se convertiría en una tarea de enormes proporciones. La secretaría empleó un personal académico de 360 integrantes, junto con un total de 3.826 copistas para que realizaran las transcripciones. A éstos se le agregaron los empleados responsables de la recopilación, encuadernación, fabricación de las cajas de madera para cada juego de fascículos y la talla de caracteres en ellas; así como los funcionarios despachados a las provincias a comprar los libros antiguos necesarios. El número de personas directa o indirectamente involucradas en el proyecto debió totalizar más de cinco mil. La fuerza laboral estuvo involucrada durante 15 años, hasta que el proyecto fue completado en 1787.
En total, siete copias de toda la compilación fueron escritas a mano, y dos copias más fueron hechas de un resumen de la obra, Szu-ku chuan-shu hui-yao. Pero el trabajo no terminó allí. Más tarde un catálogo anotado de los libros transcritos en el compendio, Ssu-ku chuan-shu tsung-mu ti-yao fue compilado y el trabajo de recopilación continuó hasta los primeros años del reinado Chia-ching. La compilación de esta masiva obra demoró unos 20 años.
Uno desearía saber con precisión cuántas obras individuales fueron transcritas en este extenso compendio, y en cuántos fascículos fue finalmente encuadernado.
En el Museo Nacional del Palacio de Taipei se encuentra la copia más antigua y exquisita, el Wen-yuan-ko, y se tomaron medidas para calcular las cifras exactas involucradas. Un total de 3.451 obras individuales fueron transcritas para la obra, y un total de 36.358 fascículos, excluyendo el índice de cada uno. Haciendo un cálculo conservador, contiene más de 700 millones de caracteres. Su compilación indudablemente es comparable a la Gran Muralla como uno de los logros monumentales de la era imperial de China.
Algunos sospechan que el emperador Chien-lung tuvo motivos más fuertes para dar marcha a este proyecto. Por una parte, se cree que fue para satisfacer su gusto de realizar un proyecto a gran escala, y por otra, para hacer buen uso de esta extensa compilación con el fin de revisar la literatura china en busca de escritos y escuelas de pensamiento hostiles hacia el régimen manchú. Aunque estas sospechas son hasta cierto punto fundadas, es justo darle al Monarca el debido crédito por su punto de vista hacia el proyecto. En una narración que hizo sobre el inicio del proyecto, dijo: “Mi intención de compilar este compendio no se debe a que sólo deseo hacerme famoso como un emperador que fomentó el ambiente literario. Al contrario, he intentado seguir las exhortaciones del filósofo Chang Tsai de la dinastía Sung que dice: “Deja que tus intenciones sigan su curso natural; deja que tu gobierno beneficie al pueblo; promueve las enseñanzas perdidas de los sabios de ayer; y prepara el camino para que la paz reine en numerosas generaciones futuras”.
Estas palabras manifiestan qué tan arraigados a la cultura china estaban los gobernantes manchúes, y el emperador Chien-lung tiene todo el derecho a ser considerado un intelectual. Uno debe admitir que él sentía una verdadera responsabilidad de llevar la antorcha de la cultura china. Además, los funcionarios chinos que tenían la responsabilidad de editar este proyecto eran sin excepción destacados académicos, tales como Chi Yun (1724-1805); Lu Hsi-hsiung (1734-1792) y Tai Chen (1724-1777). Sus experiencias contribuyeron a permitir que el compendio incluyera una colección sistemática de los libros más importantes en la cultura china y, por lo tanto, presentar un punto de vista equilibrado sobre la historia de la cultura china.
Este compendio representa, de diversas maneras, la continuidad de una gran tradición. En primer lugar, ya había una tradición bien establecida de compilaciones fidedignas sobre literatura nacional que estaban bajo el patrocinio imperial. En épocas tan antiguas como la dinastía Chou, los emperadores y señores feudales de China empleaban historiadores para compilar historias de Estado. Libros y documentos de importancia nacional eran igualmente guardados en bibliotecas o archivos. Desde entonces, en cada período, las casas imperiales en turno mantenían ricas colecciones de libros. Durante los reinados de los emperadores Cheng-ti (circa 32-7 a. de C.) y Ai-ti (circa 6-2 a. de C.), de la dinastía Han, el historiador Liu Hsiang y su hijo Liu Hsin fueron comisionados para establecer una edición definitiva de la colección nacional de libros. El mismo método fue adoptado en cada dinastía subsecuente, y se sistematizó, convirtiéndose finalmente en una práctica de compilar colecciones a gran escala. Estas incluían las cuatro famosas y gigantescas colecciones del período Sung: Tai-ping yu-lan, Tai-ping kuang-chi, Wen-yuan ying-hua y Tse-fu yuan-kuei. En la misma tradición, el período Ming produjo la famosa enciclopedia Yung-lo ta-tien. Bajo la dinastía Ching, la tradición continuó a través de compilaciones tales como Yuan-chien lei-han, Ku-chin tu-shu chi-cheng, Pei-wen yun-fu y Chuan tang-shih, del reinado de Kang-hsi.
En segundo lugar, había una tradición de clasificar la literatura en cuatro categorías generales. Este sistema fue el primero en ser establecido cuando Hsun Hsu se dedicó a clasificar la biblioteca imperial en los primeros días de la dinastía Tsin Occidental (265-317). Más tarde, cuando Li Chung realizó nuevamente esa tarea durante la dinastía Tsin Oriental (317-420), refinó el sistema de Hsun Hsu para hacer una clasificación en cuatro ramas: clásicos, historia, filosofía y letras. Este sistema ha permanecido firme y todavía se utiliza en la actualidad. En el año 721, el emperador de la dinastía Tang, Hsuan-tsung, puso la colección imperial de libros en cuatro bibliotecas separadas según las cuatro categorías de esta clasificación. Este fue el origen del término ssu-ku, que significa cuatro bibliotecas.
El edicto del emperador Chien-lung para el inicio de la compilación del Ssu-ku chuan-shu especificó que los libros incluídos deberían ser clasificados según el sistema de cuatro categorías. También estableció el título de la compilación, título que sigue la antigua tradición del uso de ssu-ku y que también implica un desarrollo creativo dentro de esa tradición mediante el uso de la palabra chuan (completo).
Las tapas de los fascículos del libro más grande del mundo son de seda (arr.). Se muestra el diseño de una de las páginas de la Biblioteca completa de las cuatro ramas de la literatura (aba.).
En tercer lugar, el edicto del Emperador específicamente instruyó a los recopiladores para que eliminaran cualquier referencia impertinente que descubrieran acerca de los nombres de emperadores anteriores, las cuales debieron ser estrictamente tabú. El emperador Chien-lung señaló que él mismo siempre evitó, por cortesía, los nombres personales de los patriarcas más importantes del confucianismo, e incluso de aquéllos de hombres de letras distinguidos, tales como Han Yu o Su Tung-po. Esto puede ser considerado como una medida diseñada para promover el respeto hacia los emperadores y los líderes confucianistas del pasado. Aquí el emperador muestra una determinación para usar la recopilación del Ssu-ku chuan-shu como un medio para asegurar la continuidad de los sistemas establecidos por los sabios de la antigüedad y pasados a lo largo de toda la historia china.
Con el fin de dar mayor prominencia a las tareas de la corte Ching en el servicio de la cultura y ampliar la influencia del Ssu-ku chuan-shu, un total de siete copias de toda la obra fueron hechas a mano. Estas fueron colocadas en bibliotecas separadas en Pekín y otras ciudades importantes. En cada sitio, se construyó una biblioteca especial al estilo palaciego; jardines y cimas artificiales fueron construidos en los alrededores como precaución para evitar que un incendio se extendiera accidentalmente desde otros edificios circundantes.
Las primeras cuatro copias completadas fueron almacenadas en cuatro bibliotecas en el norte del país: Wen yuan-ko, Wen-yuen-ko, Wen-su-ko, y Wen chin-ko. Estas estaban situadas, respectivamente, en la Ciudad Prohibida en Pekín, en el Antiguo Palacio de Verano, y en los palacios imperiales de Shenyang y Jehol. Otras tres copias fueron transcritas en ciudades en Kiangsu, y Chekiang en las bibliotecas de Wen-tsung-ko, Wen-hui-ko, y Wen-lan-ko.
Aparte de las copias mencionadas, todos los libros y manuscritos originales de los cuales se hizo la compilación fueron depositados en la Academia Hanlin, en Pekín, en donde estaban disponibles al público. Estos volúmenes fueron destruidos parcialmente en 1860 por las fuerzas de la expedición conjunta francobritánica y finalmente fueron totalmente destruidas tras el sitio de las legaciones extranjeras en 1900, durante la Revolución de los Bóxers.
Debe recordarse que en el tiempo en que el edicto fue emitido el emperador Chien-lung ya tenía 63 años. Temiendo que no viviría lo suficiente para disfrutar una obra de tales dimensiones, ordenó que se hiciera una versión condensada, seleccionando los volúmenes más exquisitos de la masiva recopilación. Este resumen, Ssu-ku chuan-shu hui-yao, fue empezado en 1773 y seis años después ya se habían transcrito dos copias. Consistía de casi una séptima parte del Ssu-ku chuan-shu. Dichas copias fueron depositadas separadamente en Chih-tsao-tang y Wei-yu shu-wu, dentro de la Ciudad Prohibida. En 1860, la copia depositada en este último sitio fue destruida por la expedición conjunta francobritánica. La otra copia fue traída a Taiwan posteriormente, y hoy forma una parte valiosa de la colección del Museo Nacional del Palacio.
Traducción y compilación por María Francisca González con materiales del Museo Nacional del Palacio