La colección de antigüedades mongolas y tibetanas del Museo Nacional del Palacio, ubicado en los suburbios de Taipei, incluye un magnífico caracol del Tíbet. Algo pequeño y de color blanco mármol, tiene una boquilla de metal en el extremo superior y una asa en la forma de tubo en la inferior, en la cual está inscrito Chien-lung nien-chih (hecho en el reinado de Chien-lung). En la punta tiene un anillo que sirve para colgarlo. La orilla del orificio de la concha también está cubierta con metal. Dicha cubierta está grabada con diseños de lotos y tiene incrustaciones de gemas, turquesas y coral. La parte externa de la cubierta tiene inscrita una oración en sánscrito. La parte interna está taraceada con trozos de plata.
Este caracol fue llevado desde el Tíbet a Pekín en 1780, en el año 45 del reinado de Chien-lung. En ese año se celebró el 70º cumpleaños del emperador Chien-lung, y ésta fue la razón por la cual el Sexto Panchen Lama del Tíbet fue a visitar la corte Ching. El entregó al trono varios objetos de valor religioso, entre los cuales se encontraba este “caracol de la buena suerte y de incalculables beneficios”. En el interior de la caja que contenía la concha estaba pegado un trozo de papel amarillo que en tibetano decía: “Caracol sagrado de virtud ilimitada; garantiza el éxito en cualquier empresa”. La montura fue añadida después.
A través de esta montura uno observa claramente que el caracol debía tocarse al igual que una trompeta, y dado que no tenía huecos, debió de producir una nota sonora invariable. Enormes caracoles de mar frecuentemente eran usados en los campos de batalla; su fuerte y penetrante tono servía para anunciar el avance o el retiro de las tropas. De la misma manera, en el budismo tántrico el caracol era un símbolo de la proclamación de la doctrina budista. El soplarlo causaba que los benévolos deva de los cielos respondieran alegremente, mientras que los mortales que escuchaban sus notas se deshicieran de sus kharmas y escaparan del infierno. En otra tradición, está asociado con la deidad guerrera hindú, Vishnu. Según la leyenda, un molusco se robó las escrituras védicas del brahmanismo.
Inmediatamente, Vishnu se transformó en un pez, atrapó al bellaco molusco y recobró las escrituras sagradas. A ésto se debe que, Vishnu es representado con una concha en una de sus tantas manos. Similarmente, la bodhisattva Avalokitesvara (Kuan-yin) del budismo tántrico –que está armada con mil brazos– también es representada con un caracol en una de sus manos.
Hay un total de diez caracoles entre las conchas sagradas de la India en la colección de antigüedades budistas del museo. Algunas tienen el orificio parcialmente cortado para que puedan servir como contenedor del rocío de ambrosía, mientras que otras, como ésta, tienen boquillas para ser tocadas como trompetas. No obstante, esta concha en particular, es un verdadero tesoro, según un verso escrito por el mismo emperador Chien-lung: El caracol que hace espiral a la derecha/es un precioso tesoro./ Su nota sagrada propaga/ la doctrina de los/ Tres Vehículos./Cuando su música es escuchada por/seres vivientes,/todos serán bañados con/grandes bendiciones.
La razón por la cual este caracol es especialmente sagrado se debe a la extraña dirección en que creció. Los caracoles marinos normalmente se desarrollan en una espiral hacia la izquierda, mientras que éste se enrosca a la derecha. Ha sido científicamente identificado como Xancus pyrum Linnaeus, un tipo de caracol comúnmente encontrado en el Océano Indico y en los mares alrededor de Sri Lanka. Una costra café de medio centímetro de grosor cubre el exterior y sólo cuando esta envoltura es eliminada, la concha lisa, de color lechoso o café claro, es visible. La concha es gruesa y muy pesada. Por lo general, los caracoles crecen en espiral en el sentido de las agujas del reloj cuando son observados desde su parte superior. Solo si el gasterópodo hace frente a un obstáculo o a un cambio repentino en su crecimiento, la concha empezará a desarrollarse en la dirección opuesta.
En el budismo, la mano derecha es un símbolo de nobleza y sabiduría. Por ejemplo, se dice que el pelo de Sakyamuni Buda se envuelve hacia la derecha. En cierta ocasión, ese especial caracol fue presentado a un importante dignatario budista que visitó el museo para ver las antigüedades budistas. Según su opinión, un caracol puede crecer en una espiral hacia la derecha después de haber pasado por cinco reencarnaciones. La rareza y hermosura de dicha concha en el budismo tibetano puede derivarse del hecho de que su forma es considerada el resultado de un largo proceso de cultivo espiritual.
A este caracol sagrado también se le atribuye el poder de calmar los mares tormentosos. Según una creencia, la concha es una manifestación de un bodhisattva que proclama la ley de Buda a todas las criaturas marinas. Puede brillar por cientos de millas bajo el mar y en dondequiera que penetre su luz, las criaturas de los mares se reunirán a escuchar la ley. Por lo tanto, tiene el poder de calmar el viento y las olas.
De esta manera, el caracol sagrado ha desempeñado un papel importante en varios acontecimientos históricos, incluyendo el de talismán para la flota Ching. A finales de 1786, una rebelión dirigida por Lin Shuang-wen estalló en Taiwan. El climax de la lucha contra los rebeldes llegó en el otoño de 1787, cuando el comandante manchú Fu Kang-an, fue nombrado líder de una numerosa expedición a Taiwan. Cuando iba a partir, el emperador Chien-lung le entregó esta concha sagrada para que la llevase con él en su travesía por los mares. Según las memorias de Fu Kang-an, la travesía fue atrasada al principio, pues la flota fue obligada a anclar en un puerto debido al mal tiempo. Finalmente, el 28º día del onceavo mes, decidieron navegar rumbo a Taiwan: “Veneramos el caracol blanco en la cabina del velero. Repentinamente el viento estuvo a nuestro favor y en el curso de un día y una noche, cien barcos llegaron a Lukang. Sus mástiles se elevaban en hileras y anclaron en filas que se extendían milla tras milla. Los rebeldes se espantaron al ver nuestra gran fortaleza”.
Después, esta guerra llegó rápido a un buen fin con la captura y ejecución de los líderes rebeldes. Cuando Fu Kang-an navegó de regreso a casa al año siguiente, él reportó: “El viento estaba tranquilo y las olas calmadas. Hicimos un recorrido en línea recta desde Lukang hasta Amoy. Fue como una jornada entre puestos en tierra y llegamos exactamente como lo habíamos planeado”.
Este retorno favorable también fue atribuido a la ayuda sobrenatural del caracol sagrado.
En 1788, inmediatamente después de este acontecimiento, el emperador Chien-lung emitió un edicto para que a partir de entonces el gobernador militar de la provincia de Fukien y otros comandantes militares de alto rango se turnaran para realizar giras de inspección anuales a Taiwan. El caracol sagrado debía ser entregado al gobernador militar de Fukien, para que fuese venerado en un sitio adecuado dentro de los cuarteles provinciales en Fuchow. Los funcionarios que fueran a Taiwan cada año debían llevar el caracol con ellos durante la travesía, para que el viaje por mar fuera más seguro. Cuando la gira de inspección concluía, la concha tenía que ser devuelta al cuartel provincial para que fuese venerada como antes. Estas instrucciones manifiestan la confianza que el emperador tenía en la eficacia de la concha sagrada para calmar los vientos. Sin embargo, a la vez reconocía que su poder espiritual necesitaba la asistencia de la naturaleza, ya que un proviso en el edicto imperial establecía que los funcionarios que realizaban giras de inspección a Taiwan bajo ninguna circunstancia debían correr riesgos innecesarios. No debían hacerse a la mar en condiciones peligrosas sólo porque llevaban la concha sagrada; tenían que esperar a que hubiera vientos favorables.
A finales de ese año, Fu Kang-an, en su calidad de gobernador militar de la provincia de Fukien, dio ceremoniosamente la bienvenida al caracol sagrado en la capital de Fuchow y lo guardó en un altar del cuartel. Era entregado a todos los oficiales que se embarcaban en la gira de inspección a Taiwan. El nombre del oficial y las fechas de su salida y retorno eran registrados en cada ocasión.
En 1808, durante el reinado de Chia-ching, Sai Chung-ah, gobernador militar de Cantón, fue despachado a Taiwan con 10 mil tropas para eliminar a los bandidos que participaban en los asaltos intermitentes del pirata Tsai Chien en Taiwan. Debido al mal tiempo en el Estrecho de Taiwan, Sai Chung-ah recibió órdenes de proseguir al templo de Matsu y pedirle ayuda. Además, se le instruyó que llevara consigo el caracol sagrado que había probado ser tan eficaz en la campaña contra Lin Shuang-wen veinte años atrás. Si triunfaba, debía enviar el caracol a Pekín para que fuese venerado. Poco después de que Sai Chung-ah llegó a Taiwan, el pirata Tsai Chien huyó, y la paz fue restaurada en la isla al año siguiente.
En 1832, durante el reinado de Tao-kuang, estalló una rebelión en Chiayi, en el sudoeste de Taiwan, bajo el liderazgo de Chang Ping. En este momento de crisis, el emperador Tao-Kuang se acordó del caracol sagrado en el cuartel provincial de Fuchow. Instrucciones urgentes fueron dadas a Cheng Tsu-lo, gobernador de Fukien y Chekiang, recordándole que llevara el caracol con él cuando cruzara los mares para llegar a Taiwan.
Este caracol del Océano Indico en el pasado fue un objeto de veneración entre los budistas en el Tíbet. Después de que se convirtió en propiedad de la corte Ching, era llevado por la flota de esta dinastía para proteger a las embarcaciones y a las tropas. También se sabe que fue llevado a las islas Ryukyu por aquéllos que eran nombrados a ocupar cargos oficiales allí. No hay más registros sobre el caracol sagrado después de 1832, pero en algún momento debió haber sido retornado a Pekín. Hoy, permanece en la colección imperial Ching del Museo Nacional del Palacio, en Taiwan, isla a la que fue traído en tantas ocasiones para ser testigo de muchos acontecimientos históricos.
Traducido por María F. González de materiales del Museo Nacional del Palacio