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Junco fija el curso de su viaje a la historia

26/07/2008
Usando planos de un junco chino hecho durante la dinastía Ming, los artesanos pudieron construir el Princesa Taiping. (Fotos cortesía de TMAX)

Los mares de China Meridional y Oriental han sido tradicionalmente hogar de los juncos chinos que acarrean carga entre los puertos de China continental y otras partes del mundo. Si bien el número de tales embarcaciones que navegan en la región ha disminuido dramáticamente desde los días de gloria de esas naves hace seis siglos; hoy, la historia se revive con la llegada de Princesa Taiping, la réplica de un junco de la dinastía Ming (1368-1644) que ha sido construida usando materiales y técnicas de rigor en aquel período.

En medio de las aclamaciones de los presentes, la nave de 30 toneladas partió el 26 de junio del Puerto de Keelung, en el norte de Taiwan, en un histórico viaje transpacífico de 11 meses. Según el capitán del barco, Liu Ning-sheng, el junco de 16 metros atracará en puertos de Japón, Canadá y Estados Unidos, antes de retornar a Taiwan en abril del próximo año. "Si tenemos éxito, será la primera vez que una nave de este tipo atraviesa el Océano Pacífico en una gira de ida y vuelta", señala.

Liu, de 61 años de edad, explica que navegar un junco -- cuyo nombre deriva del término javanés jong, que significa "embarcación" o "gran barco" -- a través de las extensiones norteñas del Océano Pacífico no es una tarea fácil; sin embargo, vale la pena asumir el desafío como una forma de reintroducir la antigua cultura marítima china a la comunidad internacional. "Este barco ha sido hecho usando los métodos tradicionales y materiales naturales de Fukien (Fujian)", señala. "Representa la sabiduría de nuestros antepasados".

Para el capitán del Princesa Taiping, el viaje es la culminación del sueño de toda su vida. A los 43 años, se comenzó a interesar por las embarcaciones antiguas y siempre quiso navegar de verdad.

"Construir una embarcación tal es un gran viaje en sí mismo", dice Li Jing-hua, miembro de la tripulación. "Resulta extremadamente difícil conocer las técnicas de construcción de barcos que datan de la dinastía Ming, debido a que la información era limitada a unos cuantos miembros varones de una familia". Li explica que la construcción de barcos en el pasado era una tradición oral, y muchas veces, al morir el artesano, se llevaba consigo sus secretos.

Basado en un manuscrito sobre construcción de navíos de guerra en la Biblioteca Nacional Central en Taipei, y con la asistencia de varios descendientes de fabricantes de juncos durante la dinastía Ming, se logró comprender las técnicas usadas hace más de 600 años para construir embarcaciones.

Tomando doce meses para construirse, el junco no usa materiales modernos tales como tornillos, tuercas, resinas plásticas o poliéster; y para confirmar su autenticidad, tuvo que pasar por una validación por parte de historiadores marítimos del Museo Nacional Marítimo en el Reino Unido y del Museo Marítimo de Hong Kong. Tras recibir su sello de autenticidad, el junco viajó el 26 de marzo bajo las nubes propicias de un tifón que llegó antes de temporada, desde Amoy (Xiamen), en la provincia de Fukien, a Hong Kong.

Después de completar todos los preparativos, la nave zarpó de Keelung el 19 de junio, y fue despedida por espectadores que no sólo vieron una pieza de historia viviente, sino que también recordaron aquellos tiempos en que el Imperio Chino era considerado como una potencia marítima. "Muchas personas desconocen que nuestros antepasados eran excelentes marineros y disfrutaban de grandes aventuras marítimas", dice Liu.


Los once miembros de la tripulación del junco consideran que Matsu, o la Diosa del Mar, es la fuente de energía espiritual durante el viaje transpacífico. (Foto de Chen Mei-ling)


Liu se estaba refiriendo a las dinastías Sung (960-1279) y Ming, consideradas por los historiadores como la era dorada de la gloria marítima china en el Sudeste Asiático.

Un legendario marinero de esos tiempos fue el almirante Zheng Ho (1371-1433), que dirigió las expediciones navales del Emperador en ultramar en siete ocasiones. Los registros imperiales documentan los viajes de Zheng por el Sudeste Asiático, así como sus visitas al Medio Oriente y la costa oriental de Africa. Se especula que Zheng podría haber llegado a las Américas, como lo sugiere el académico inglés Gavin Menzies en su controversial libro, 1421: el año en que China descubrió al mundo.

Liu señala que resulta imposible ahora repetir la ruta de las naves del Almirante debido a la falta de documentos históricos. "Lo que deseo es que el público se percate de que nuestros antepasados tuvieron el coraje para enfrentarse al océano impredecible, así como el talento para construir excelentes barcos".

La tripulación internacional del Princesa Taiping, compuesta por marineros de Estados Unidos, Hong Kong, China continental y Taiwan, tiene la misma pasión de Liu de ser el primer taiwanés en circunnavegar el mundo en un barco de vela. La jornada épica le tomó 30 meses y fue completada en 2001, después de zarpar del sureño puerto de Kaohsiung, en Taiwan.

La gente podría pensar que la tripulación del Princesa Taiping es un grupo de soñadores que han abandonado buenos trabajos para entrar en un aparente vuelo de fantasía, pero no tienen ni la menor idea que la jornada está llena de dificultades y desafíos. "No es posible bañarse, no hay mucho espacio, las camas no son confortables y la comida no tiene nada bueno para comentar en casa", explica Liu.

Aparte de las incómodas condiciones de vida, la tripulación tendrá que enfrentar tormentas en el Pacífico que pueden generar olas de más de 24 metros de altura. "Es normal que ocurra mal tiempo en el mar. De todas formas, se supone que las actividades al aire libre involucran riesgos", señala Li.

Uno de los mensajes que Liu quiere transmitir con este viaje es la necesidad de romper con las barreras entre las culturas. "Aunque fue diseñado originalmente como un navío de guerra, hemos bautizado el barco Taiping, que significa "paz" en mandarín, haciendo hincapié en la importancia de establecer relaciones pacíficas con las personas que son diferentes a nosotros", explica el capitán.

Liu también espera que esta jornada ayude a destacar la navegación en la sociedad local, especialmente entre las generaciones más jóvenes. "Taiwan es una isla, pero nuestros ciudadanos se han apartado del mar", señala lamentando que pocos taiwaneses conocen acerca de yates y otros deportes acuáticos.

Adaptado del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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