Gracias a tan preclaro investigador, y a sus cabales colaboradores, han pasado a ser cómicos anacronismos las preguntas de moda en el primer tercio del siglo actual como, por ejemplo, "¿Por qué no existe la ciencia en la cultura china?" En la actualidad, el público culto puede comprender la contribución de China a las ciencias, tanto en la Edad Antigua como en el Medievo, y cuán adelantada respecto a Occidente se en contraba la nación china en esas dos épocas.
Needham, embriólogo de renombre internacional igual que su primera esposa, Dorothy Moyle, se doctoró en Cambridge, donde pasó a ser, a partir de 1924, miembro del Gonvillle and Caius College. En 1937, se casó por primera vez y, más adelante, él y su esposa fueron elegidos miembros de la ilustre Royal Society, dándose el caso de que solamente otro matrimonio había disfrutado de la misma condición: la reina Victoria y su consorte, el príncipe Alberto.
Intrigado por lo chino
En 1937, Needham puso fin a sus investigaciones embriológicas al quedar fascinado por la cultura china. Todo empezó al atraer su atención tres estudiantes chinos que habían ido a Cambridge a realizar proyectos de investigación científica. Como dichos estudiantes le parecieron superiores a los occidentales, se preguntó por qué China no había desarrollado una tradición científica. Se había de pasar el resto de la vida tratando de responder a la pregunta.
En 1942, Needham fue designado agregado científico de la embajada de su país en la ciudad de Chung-king, en China continental, donde dirigió la Oficina de Cooperación Científica Sinobritánica. Su cargo le dio la oportunidad de recopilar fuentes de investigación, viajar ampliamente, interrogar a sabios y artesanos, y empezar a escribir sobre la materia sínica que le fascinaba.
Needham dio la espalda a la actitud occidental típica del período anterior a la Segunda Guerra Mundial: creer que la ciencia era producto exclusivo de Occidente y no reconocer la aportación directa ni indirecta de otras ci vilizaciones en el campo científico. Needham, financiando su proyecto gigantesco con su propio patrimonio, adoptó la orientación de la his toria comparada, enfocando sus esfuerzos, en particular, sobre la China antigua y medieval.
Los descubrimientos chinos
Al comenzar el sabio su obra innovadora, se creía que China carecía de tradición científica; que, como mucho, poseía cierta artesanía mecánica pero nada que se pudiera considerar ciencia teóíÍca. Fue Needham quien puso punto final a semejante forma de pensar. Manejando verdaderas montañas de datos, el sabio británico comparó las fechas en que aparecieron innovaciones específicas en China y en Occidente; examinó también las posibilidades de transmisión de una cultura a la otra. En conclusión, declaró a la comunidad académica internacional que, además de los tres inventos chinos más conocidos, a saber, la pólvora, la brújula y la imprenta, había muchísimos logros científicos y tecnológicos que los chinos habían transmitido a Occidente: el estudio de las manchas solares, el relojme cánico, sistemas de enganche de caballos, molinos de agua, barcos, timones, procesos de producción de acero, cavado de pozos, puentes colgantes, inmunología e incontables cosas más. Cada una de ellas había contribuido de alguna forma al desarrollo de la ciencia y la tecnología de Occidente.
En 1961, asistiendo, en la Universidad de Oxford, a un congreso sobre la historia de la ciencia, Needham se enfrentó a los partidarios del punto de vista trasnochado diciendo, "Deshagámonos de esta clase de soberbia intelectual y no volvamos a considerarnos la raza ilustrada por todo lo que hemos producido. Enorgullezcámonos de que la ciencia moderna nació en Europa pero no tomemos esto por patente eterna. Porque nació en la era de Galileo, la ciencia moderna es la diosa ilustrada de la humanidad entera, sin división en razas, colores, creencias ni territorios. Es un movimiento para la ilustración de la humanidad entera. Cualquiera puede cumplir sus requisitos y cualquiera puede participar. ¡Es la ciencia moderna de toda la humanidad! ¡No es ciencia occidental!".
Needham hizo patente en ese discurso su visión de la humanidad como "una sola familia bajo el cielo", idea que llevaba décadas expresando. A pesar de la belleza del concepto de familia global, el sabio inglés entró en colisión con los prejuicios de dos grupos de intelectuales: los historiadores de la escuela de Cambridge y los sinólogos clásicos. Estos consideraban la historia de la ciencia china parte integrante de su propio campo académico, y veían con malos ojos que un embriólogo se inmiscuyera en él. En cuanto a los historiadores, no podían tomar en serio las áreas orientales del mundo, considerando al continente europeo como centro único de la civilización universal.
Dificultades y éxito
El primer volumen de "La Ciencia y la Civilización en China" fue una introducción a la historia, la geografía y la filología chinas, sin tocar el campo científico. El volumen segundo trató de la historia de las ideas. Ambos tomos sufrieron un ataque despiadado. El cambio vino en 1959, al aparecer el volumen tercero. Dado que trataba de matemáticas, astrono mía y geología, los sinólogos ca recían de la preparación profe sional necesaria para entenderlo así que se tuvieron que callar. Por su parte, los hombres de ciencia, al no conocer ni la lengua china ni la cultura que en esa lengua se expresa, comprendieron lo necesario de las investigaciones de Needham y alabaron la aplicación que el sabio había dado a sus amplísimos conocimientos. En vista del apoyo popular en aumento, el editor de la magna obra accedió a una expansión del proyecto a base de incorporar nuevos libros dentro de los siete volúmenes de la concepción original.
Al cabo de decenios de es fuerzos, Needham mismo ya no cree que concluirá él mismo su extenso monumento al intelecto chino; por ello, ha dispuesto que otras personas determinadas sigan con la obra hasta enderezar del todo el entuerto occidental de percibir China como país carente de ciencia. Su obra es una inmensa contribución a la comprensión y el respeto entre civilizaciones, que en términos últimos forman parte de una sola.