Sorprendentemente feminista, la versión china del nacimiento de la Humanidad es, a la vez, similar y opuesta a la historia bíblica de que Dios creó a la mujer de la costilla del hombre. Según el mito, habría sido una diosa - y no un dios- la responsable de tan enorme tarea. Bastante descolorida durante siglos, en comparación con el brillante papel femenino en la leyenda del origen del ser humano, la vida de la mujer china parece estar cambiando en las últimas décadas.
En Taiwan, la mujer vive las contradicciones de una sociedad que pugna por modernizarse y conservar sus tradiciones al mismo tiempo. La costumbre de vendar los pies de las niñas para mantenerlos pequeños como una "flor de loto" ya es sólo un mal recuerdo. En la actualidad, las preocupaciones de la mujer china son muy semejantes a las de sus iguales en Occidente: cómo combinar trabajo y familia, permanecer o no soltera, o cómo tener una participación más activa en la sociedad, por nombrar algunas.
La mitología china señala que, si bien el gigante Pan Ku creó el mundo, fue la diosa Nu Wua quien dio vida al primer hombre, a su imagen y semejanza. Pan Ku murió por el arduo trabajo de sostener el cielo. En ese inmenso espacio quedó sólo Nu Wa y, tal como le ocurría al Adán de la versión bíblica, ella sentía que la vida era extremadamente aburrida y solitaria. Un día, mientras bebía en un arroyo descubrió una duplicación de su imagen. Sonrió y el reflejo sonrió de vuelta. "¡ Eso es, lo que falta en el mundo es alguien como yo!", exclamó.
Con un poco de barro, Nu Wua hizo una figura lo más semejante posible a su cuerpo. Trabajó con cuidado y cuando estuvo satisfecha con su creación le sopló su aliento, instante en que el muñeco de barro comenzó a movérse. Alegre, la diosa siguió moldeando seres humanos para poblar la Tierra.
Procreadora de hombres
En esto último' no se equivocó la leyenda. El papel de la mujer china ha sido, por tradición, el de esposa y hembra procreadora de varones. Hasta ahora, las madres que acaban de dar a luz reciben muchas felicitaciones si han tenido un niño; pero si es una niña, las palabras son de consuelo.
Además de prácticas como la poligamia masculina y el impedir el crecimiento normal de los pies, "porque así les gustaban a ellos", por siglos se consideró un tabú que las féminas acudieran a la escuela. Que una mujer estudiara era visto como un gasto inútil porque, tarde o temprano, terminaría encerrada en casa, ya sea embarazada o sirviendo a su familia. "Si sigues estudiando, serás una virgen vieja", "Ningún hombre quiere casarse con una mujer más inteligente que él", fueron sermones habituales para aquellas que intentaban rebelarse.
La presión social respecto a que todo hombre y mujer debe contraer matrimonio -ideal entre los 23 y los 27 años de edad- se ha basado en que un hombre debe hacer perdurar el apellido paterno y que una dama sin marido no tiene hogar. Todavía existe la creencia de que ella no pertenece a la casa de sus padres, sino a la de sus suegros. Si una mujer muere soltera, será un alma solitaria en el más allá. De ahí que, aún hoy en día, se practique la costumbre de casar a los muertos.
A pesar de que aún existen serias dificultades, la situación femenina ha mejorado notablemente en las últimas décadas. Mujeres en altos cargos gubernamentales ya no son un sueño desde que Shirley W. Y. Kuo, la actual directora general del Consejo para la Planificación y el Desarrollo Económicos, fuera nombrada ministra de Finanzas en 1988, y Chang Po-ya asumiera el cargo de directora general del Departamento de Salud en 1990.
Principalmente en Taipei, Taichung, Kaohsiung y otras ciudades grandes de Taiwan, los hombres se están dando cuenta del cambio generado en sus esposas, hijas... y colegas. Al parecer, muchos intentan acostumbrarse a esta "nueva mujer" sin permitir que sus egos se sientan afectados.
Profesionales destacadas
Cada vez hay más esposos, considerados como "jefes de hogar" por la tradición china, que participan en el quehacer de la casa porque la mujer tiene un empleo que demanda tanta dedicación como el de él. Aunque no erradicados del todo, la segregación laboral y los estereotipos comienzan a desaparecer en muchas áreas. Y carse en sus carreras. Por ejemplo, en la televisión de Taiwan el número de mujeres presentadoras supera al de hombres de la misma profesión.
Con las notables excepciones de las señoras Kuo y Chang, la política sigue siendo un bastión masculino. Actualmente en el Yuan Legislativo hay sólo 36 damas en un total de 242 legisladores.
Hasta hace poco, dice la escritora Chu Hsiu-chuan, las mujeres ponían muy poca atención a temas que no tuvieran relación con su propia familia. Sin embargo, los mejores niveles de educación y los distintos medios informativos han influido en abrir sus ojos a los problemas de la comunidad. De un tiempo a esta parte han proliferado diversas organizaciones de servicio público integradas en su mayoría por mujeres.
Según una encuesta realizada por la Fundación de Opinión Pública de Taiwan, las nuevas mujeres de la isla son más independientes y liberadas que sus madres y abuelas, pero aún mantienen gran parte de los valores que les fueron inculcados. La familia sigue siendo su preocupación central, pero ahora comparten con los hombres el papel de proveedoras.
Lamentablemente, los salarios de las mujeres, al igual que en otras partes del mundo, son inferiores a los de sus iguales masculinos. El estudio indica que e161,5% de la población femenina en edad laboral tiene alguna ocupación remunerada. Los ingresos mensuales del 24% del total van de 364 hasta 728 dólares estadounidenses. Sólo un 2,2% gana más de 1.800 dólares al mes. Estadísticas del Consejo de Asuntos Laborales prueban que, en la década pasada, el ingreso promedio femenino ha sido un 35% menos que el de los hombres.
La legislación aún conserva elementos de desigualdad entre los sexos. La Ley de Divorcio, por ejemplo, establece que los niños deben quedar bajo custodia del hombre, siguiendo la regla de que éstos pertenecen a la familia del padre. Una mujer no puede demandar derecho de visita. Sin embargo, ha habido progresos como el derecho a hacer separación de bienes y una nueva Ley de Salud Femenina.
En el plano educativo, la encuesta de la Fundación de Opinión Pública de Taiwan muestra que el 23% tiene educació n primaria, el 33,4% secundaria y el 10% universitaria. Curiosamente, el último grupo ha pasado a la categoría de "mujer casadera". Consultados si preferirían como esposa a un ama de casa o a una profesional, el 57,7% de los hombres elige a la última, mientras que el 24,7 opta por la primera.
Señora no, señorita
M uchas de las llamadas "mujeres de cuello blanco" (que én realidad visten traje sastre y tacones altos) constituyen un fenómeno especiaL Independientes gracias a su poder adquisitivo, tienen la suficiente confianza en sí mismas como para rechazar el matrimonio.
El fenómeno aún es dificil de aceptar por los padres de las involucradas, pero en la medida que varias de ellas siguen adelante en sus vidas y consiguen éxitos en sus carreras, el escepticismo empieza a disminuir.
Una clave de la nueva tendencia es que en Taiwan las mujeres casadas que trabajan son todas "señoritas". Para evitar confusiones y problemas legales, han optado por usar su apellido de solteras, rompiendo abruptamente con una de las ideas básicas de su sociedad. Curiosamente, a nadie parece molestarle porque aquí se hace evidente que la condición de ser mujer está en el filo del cambio.