27/12/2024

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Confucio, el maestro de una cultura

06/10/1993
Cada 28 de septiembre, en los templos de Confucio se celebra el aniversario del gran maestro. En su honor, bailes rituales de más de dos milenios de antigüedad son realizados por niños de escuela básica vestidos con trajes idénticos a los de esas épocas. (Fotos de Huang Chung-hsin)

¿Asociaría el nombre de Confucio con los actuales profesores de escuela de su país? Pues, en Taiwan, desde 1952 se celebra el día del maestro junto con el aniversario del gran sabio, ya que éste ha sido el gran educador de la cultura china.

Para el pueblo chino de la isla, ese hombre, filósofo y semi-dios que en Occidente conocemos bajo la latinización hecha por los padres jesuitas de Kung fu-tzu (Maestro Kung), es el iniciador hace más de 2.000 años de un estilo tan actual, que contribuye aún hoy a mejorar la vida de las personas y de la sociedad.

El hombre nació el 28 de septiembre del año 551 a.C., en lo que actualmente es la provincia china de Shan-tong. Vivió en una época envuelta en el caos, lo cual motivó en él el deseo de restaurar el orden de la sociedad mediante una reforma que abarcara al individuo y a los gobiernos.

Desarrolló un pensamiento filosófico que pone a la enseñanza en la base de todo. Con ella, se puede despertar en cada hombre su ser superior. Presentó el modelo del Chün tzu (hombre noble) como el ideal, es decir, aquel que, mediante el aprendizaje, "se conduce en forma noble".

El ideal es la persona cultivada, cuya exterioridad es muestra directa de su acrisolado interior y no producto del control externo; alguien que no tiene ni temores ni ansiedades porque al mirarse al interior no encuentra motivos de auto-reproche.







El rito de veneración de los antepasados propuesto por el filósofo incluye el sacrificio de animales y la ofrenda de alimentos e incienso, previo lavado de manos.

Se cuenta que esta idea atrajo a tantas personas, que mientras Confucio se dedicó a la enseñanza, llegó a tener tres mil alumnos venidos desde las diferentes áreas de la sociedad.

Con sus estudiantes, su metodología era informal. No hay registros de que dictara cátedra, pero sí se sabe que conversaba con los alumnos en grupos pequeños o individualmente. Además, estudiaba el carácter de sus discípulos y buscaba desarrollar el hombre integral.

El otro aspecto de su pensamiento es el político. Un buen gobierno, dijo, se basa en la capacidad de "auto-rectificación" de los gobernantes. Por eso, su principal obligación es cultivarse para poder dar paz y bienestar al pueblo. Su ideal político puede ser llamado gobierno de la virtud y es aquel que lleva la felicidad y la ilustración al pueblo.

Se deduce que los gobiernos son inseparables de la educación, que produce los hombres rectos que ellos necesitan. El Estado debería poder ser comparado con una gran escuela en la que el tipo más efectivo de educación es el que viene del ejemplo personal dado por los gobernantes.

Los dirigentes de las distintas épocas han apreciado el valor de la doctrina de Confucio y, haciéndose eco de los deseos del pueblo que a su muerte empezó a rendirle culto, se han hecho cargo de la fundación de templos para la enseñanza y promoción de su teoría. El primero de ellos fue construido en el año 478 a.C.. Desde entonces, los demás han sido levantados en base al esquema de ese primer edificio.

En Taiwan hay seis templos de Confucio. El más antiguo está en la ciudad de Tainan, en el sur de Taiwan, y fue edificado hace más de 300 años. El más nuevo está en el centro de la isla, en Taichung.

Su pensamiento empapó de tal modo la cultura china que, si debemos buscar una sola palabra para definirla, hay que decir que ésta es "confucianismo". Confucio puso por escrito la primera expresión de la moralidad ya implícita en la cultura. Formalizó los preceptos morales y con ello puso un alto a los excesos de los burócratas. Se constituyó guardián de la armonía social y fue la primera persona que llevó el conocimiento, que antes estaba reservado a la nobleza y a los palacios, hasta los lugares donde se encontraban los hombres comunes.

La verdad es que Confucio no fundó ninguna religión ni es considerado un dios propiamente tal. Pero, tal es el respeto que la gente le tiene, que la simple ceremonia de veneración de los antepasados con que se le rinde homenaje se ha transformado para el pueblo casi en un acto de adoración.

Actualmente, en la sala principal de sus templos se encuentra la tablilla de los ancestros correspondiente a Confucio y a otros 79 sabios y 75 intelectuales que se dedicaron al desarrollo de sus teorías. En cada uno de los templos de Taiwan, todos los 28 de septiembre, se celebran en su honor ritos ancestrales.

La ceremonia se rige según el estilo de la Dinastía Ming (1368-1644). Incluye ritos inalterados en los últimos dos mil años: danzas, realizadas siempre por alumnos de escuela primaria, música y sacrificio de animales. Comienza entre las tres y las cuatro de la mañana y termina al amanecer.

La carne de los animales sacrificados debe ser repartida entre los participantes de la ceremonia y se efectúa afuera del templo. Existe la creencia popular de que los pelos de los animales sacrificados hacen inteligentes a las personas que los llevan. Así que en cuanto los animales son sacados, la multitud que espera afuera se abalanza sobre ellos para tratar de obtener algunos de los pelos de los animales como amuleto.

Durante el desarrollo de la ceremonia no se permite a nadie el ingreso al templo. Si alguien quiere entrar para observar debe solicitar con antelación un pase al comité administrador del templo, respaldado con documentos oficiales de instituciones cívicas u otras instituciones.

Terminada la ceremonia, sólo se podrá entrar al templo por pequeños accesos laterales pues la puerta principal del recinto se cierra y permanecerá así hasta la próxima ceremonia. Así lo exige la etiqueta correspondiente.

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