--Por Alexis Ramírez--
"A mi modo de ver, cabe clasificar a las personas según sus tendencias naturales, en tres grupos: los que saben y perciben una vez ocurridos los hechos y los que no saben ni perciben-los inventores, los promotores y los hombres prácticos. Si estos grupos supiesen favorecerse entre sí y cooperar estrechamente, la civilización humana progresaría rápidamente."
(S. Y .S. Conferencia No.3)
De acuerdo con los lineamientos utilizados para conceptualizar el pensamiento y la cultura como bienes universales, cualquier hombre, en cualquier lugar del mundo debería ser capaz de entender el pensamiento de cualquier otro, y esta capacidad "natural" no sólo enriquecería la dotación cultural de la Humanidad sino que aumentaría los puntos de coincidencia entre los hombres, al grado que, en su momento, se conformaría una opinión global; un pensamiento humano.
El ideal del pensamiento unificado se logra de manera aceptable, en lo general, dentro de un marco geográfico y político, durante largos períodos, pero, en lo específico, cada persona conserva su forma particular de aprehender las ideas que colectivamente se han aceptado como un solo ideal. Si la Humanidad se divide, de acuerdo con el Dr. Sun, entre los que inventan, los que promueven, y los que realizan, entonces, para comprender debemos primero adquirir como parte del proceso de pensamiento un aptitud mayor; la armonia. Para concebir este grado de equilibrio debemos acatar la situación y condición de cada ser humano, planteado por el Dr. Sun como un ente desigual por naturaleza. ¿Se puede entonces comprender una propuesta igualitaria, sobre la base de una desigualdad natural? El mismo Dr. Sun Yat-sen propone una forma lógica para lograrlo, cuando define la igualdad verdadera como una "Igualdad Política". Dentro de este concepto, no es la Naturaleza ni el don divino quien nos convierte en seres iguales, sino la voluntad humana, que comienza a reflejar su intención allanadora desde el momento cuando se reune en el grupo mímimo de supervivencia colectiva; cuando el hombre concibe la necesidad de proteger a la pareja humana, y cuando amplía este concepto al de la familia, está cediendo de su individualidad la parte necesaria para que subsista la llamada raza humana. Durante ese momento histórico es cuando el hombre comienza a diferenciarser con mayor rapidez del resto de los seres animados que pueblan el planeta, porque es entonces cuando, al percibir las desigualdades entre sus congéneres, un hombre busca a sus iguales para defender a los desiguales, que en este momento serían los débiles, los enfermos, los lentos.... y las mujeres y los niños que representan la renovación de la especie. Efectivamente, se logra conformar un grupo de personas "defensoras", pero no todos los elegidos para cumplir dicha función reaccionan de igual manera; también entre los fuertes se manifiesta la presencia de individuos que saben y perciben por adelantado, de los que saben y perciben una vez ocurridos los hechos, y de los que no saben ni perciben. Si por estas diferencias se hubiera eliminado a determinado tipo de personas, la fuerza del grupo "protector" se vería disminuida; pronto se llegó a una conclusión organizativa. Sin dejar de pertenecer al grupo algunos individuos se encargarían de planificar las acciones conducentes al cuidado del grupo mayor;-otro serían los responsables de transmitir con claridad el plan a seguir y, por último, un grupo mayor ejecutaría las acciones; dentro de este esquema que ya podría considerarse como una organización política de tipo familiar o de clan. Muchos siglos tuvieron que transcurrir para que varias familias o clanes vieran en los grupos circundantes a posibles colaboradores, va que en esencia distintos clanes o familias podian estar de acuerdo en lo esencial que era conservar a la especie humana libre de peligros, y allanar dificultades circundantes. Llegar a este tipo de conclusión necesitó de una hechura ideológica superior. Los primeros pueblos que logran este tipo de concepción evolucionada comienzan a descollar ya del resto de la población mundial, y crean la semilla de las primeras civilizaciones y producen las primeras culturas propiamente dichas. Pero no todas las culturas y civilizaciones surgen desde un tronco común; las particularidades ambientales hacen posible que unos hombres con capacidad propiciadora de ideas originales, piensen de manera diferente a otro con capacidad similar. El medio produce necesidades propias y respuestas particulares. De igual manera que la necesidad de reposo mejorado, por ejemplo, condujo al concepto y a la creación de un lecho para conciliar el sueño, pero este mismo invento es nominado de manera diferente en pueblos distintos, asi también, pese a que el objetivo de protección colectiva motiva la creación de organizaciones parecidas, la aplicación y la modalidad asumida en cada lugar adquieren diferencias muy notables.
Cuando el Dr. Sun Yat-sen habla de conceptos "conocidos" en Occidente, advierte por razones de diferenciación cultural, idiomática e histórica, que algunas ideas de occidente deben ser "traducidas" a la historia y a la mentalidad del pueblo chino. Haciendo abstracción de alguna dificultad de traducir conceptos tan profundos desde el idioma chino hacia las lenguas occidentales, debemos concluir que si él mismo advierte sobre la dificultad de compresión inmediata por parte de su propio pueblo, esa advertencia es más trascendente al referirnos a lectores del pensamiento del Dr. Sun, quienes llegan a sus escritos a través de traducciones medianamente buenas. Sin embargo, al inicio mencionamos unas palabras del mismo Dr. Sun que nos orientan hacia un intento global de compresión. Los que saben y perciben de antemano tendrán mayor facilidad para comprender; el resto tendrá que esperar a que aquellos les expliquen y/o apliquen sus ideas, y la mayoría tendrá que actuar en consecuencia.
La conclusión viene a ser muy optimista: sí podemos comprender al Dr. Sun Yat-sen, pero el grado de entendimiento adquirido dependerá de nuestras desigualdades naturales y, en gran medida, del medio por el cual lleguemos a conocer su pensamiento. No obstante, la doctrina planteada ha enriquecido, indudablemente, el acervo cultural, político y, en general, científico de la Humanidad, a partir de este siglo. Cuando el efecto multiplicador de sus ideas llegue a todos los hombres, la Humanidad entera tendrá un valor más en su afán de construir un mundo lleno de paz.