Noticias de Taiwán
Maquillaje y trajes en la Opera China
26/06/1989
Por Manuel Bayo
Maquillaje:
Todos los personajes usan maquillaje: en escasa cantidad los viejos, tanto masculinos como femeninos. Los jóvenes se pintan de rojo oscuro alrededor de los ojos, la intensidad del color decrece al descender hacia las mejillas, que son rosadas: con ligeras variantes, es el tipo de maquillaje usado por los diferentes personajes femeninos y masculinos.
Los bufones se distinguen por las diversas formas que dibujan con pintura blanca alrededor de los ojos y de la nariz.
Los ching, caras pintadas, constituyen uno de los más vistosos elementos del teatro chino. La combinación de los distintos colores y dibujos con los que cubren sus rostros los actores representan un complicado conjunto simbólico por el que los espectadores distinguen las cualidades morales del personaje.
Los significados más elementales son los siguientes:
rojo: lealdad y patriotismo. El personaje más representantivo es KuanKong, el héroe divino. Aparece en los rostros de los héroes.
rosa: para héroes ancianos.
blanco: traición y perfidia, como el personaje llamado Tsao Tsao.
negro: integridad y justicia, como el juez Pao Kung.
amarillo: crueldad e intriga, también inteligencia.
marrón: obstinación.
verde: ferocidad. La usan los demonios.
azul: arrogancia.
violeta: tranquilidad.
dorado y plateado: dioses y seres sobrenaturales.
negro y blanco: valentía y despreocupación.
El maquillaje se conoce como código facial, y son innumerables los códigos existentes.
Hay diversos patrones conocidos como: "cara completa", de un solo color que indica la integridad del carácter; "cara vieja", o "cara de seis partes", con el carácter chino del número seis (六) en las que el color principal ocupa el 60% del maquillaje; "cara tripartita", la más utilizada, que indica una personalidad irritable, "cara cruzada", con un diseño de cruz sobre la nariz, que corresponde a las figuras de generales hitóricos; "cara rota", combinación de las anteriores, empleada por personajes con defectos físicos o morales, al igual que la "cara irónica"; "cara torcida", de color blanco, indica la maldad del personaje.
Todos los personajes llevan la cabeza cubierta con gorros, sombreros o cascos, por lo que no se puede hablar de peinados. Sin embargo, las diferentes barbas también tienen gran importancia para definir a los personajes que las usan, según sus colores y formas, así como los gestos en que se las utiliza.
Los jóvenes no llevan barba, los viejos se distinguen entre sí según la clase que lucen: si es blanca y no muy espesa, el personaje tiene más de sesenta años; si es gris, tiene alrededor de los sesenta; si negra, unos cuarenta o cincuenta. Las diferentes formas responden a distintas profesiones, niveles sociales, caracteres... A lo que también ayudan los tamaños y el lugar: según tape o no la boca, longitud y, sobre todo, la forma de terminar: en tres puntas es propia de hombres nobles; en cinco, sólo la puede usar el héroe de la época de los Tres Reinos y actual dios de la guerra, Kuan Kong, si es muy espesa simboliza poder.
Hay que añadir las de color rojo, características de tipos feroces, de consejeros o de generales, lo que depende de su forma y largor, e incluso una barba de mechones rojos y negros, hasta formar una colección de cuarenta modelos.
Los bigotes señalan personas rudas, si son recortados, o astutas si tienen guías, y son muy utilizados por los bufones.
Hay unos treinta movimientos de barba, cada uno de los cuales indica una acción precisa: acariciarse la barba con la palma de la mano expresa que el personaje está pensativo; si lo hace un viejo, a la vez que oculta el pulgar, que se preocupa por su apariencia; si la empuja hacia un brazo y se vuelve hacia otro actor, que se ha enfadado... En una escena de combate, el actor arroja enérgicamente su barba sobre el hombro izquierdo y, a continuación, sobre el derecho.
Trajes:
El vestuario en el teatro no depende de las dinastías, normalmente corresponde a la dinastía Ming, sin que sufriera transformaciones durante la Ching quizás como defensa de la tradición cultural china frente a la dominación de la dinastía manchú.
Aunque con frecuencia se mezclan ropas de diferentes épocas, entre las cuales son más elegantes y vistosas las pertenecientes a la dinastía Tang para los personajes femeninos, sacrificada la fidelidad histórica a la belleza plástica.
Tejidos, formas y colores definen a los personajes que endosan los diferentes modelos. En cuanto a los colores, se puede establecer una clasificación general:
amarillo: emperador y familia imperial. Sólo viste este color el verdadero emperador, nunca un usurpador.
rojo: sigue en categoría al amarillo. Lo lleva la alta nobleza. Si es de seda significa alegría, corresponde a un criminal si es de algodón.
blanco: propio de altos funcionarios de edad avanzada. También para los vestidos de duelo si son de tela, de seda simbolizan pureza.
azul: respetables funcionarios de buen nivel de vida. También es azul el vestido de los estudiantes.
negro: según diferentes modelos corresponde a personajes justos o tristes, ancianos o pobres, si es desvaído, tristes o de genio vivo.
verde: corresponde a personajes malvados o miserables. rosa: indica lealdad.
violeta: como el negro, también expresa justicia.
Esta clasificación, esquemática y abstracta, se concreta en una amplia colección de modelos correspondientes a profesiones jerarquizadas, a ropas cotidianas o solemnes, caseras o ceremoniales, militares o civiles, hombres o mujeres... Toda una codificación que combina clases sociales con categorías morales.
No hay que olvidar que ningún sistema de signos funciona aislado: por el contrario, forman un todo armónico en el que se funden voces, movimientos, gestos, maquillajes, vestidos, música, acrobacias, utensilios: un arrebato de abigarrado colorido y sonido estridente: una poderosa imagen plástica y dinámica en la que se diluye la belleza del texto.
El emperador, los aristócratas de alto rango civil y los respetables ancianos usan suntuosa túnica llamada mang, cuya suntuosidad y colorido depende de la diferente condición social de quienes la endosan. Un viejo, lao sheng, viste ropas de calidad, sin adornos ni colores ostentosos: si se trata de ancianos militares que no llevan armadura, todavía son más austeros sus ropajes y uniforme el colorido.
Mujeres y hombres pertenecientes a la categoría militar, wu, usan armadura, kao, rodeada de un amplio cinturón y, con frecuencia, adornada con cuatro bandoleras a la espalda, denominadas kao chi.
Por si hubiera dudas, una pieza de tela bordada, pu, se cose a los ropajes con el fin de distinguir civiles de guerreros.
La marcada distinción entre los dos personajes femeninos: virtuosa chin-yi y frívola hua-tan, también se manifiesta en el vestuario: ambas son elegantes: discreta la primera, llamativa la segunda.
Habría que añadir la relevancia que adquieren los bordados que engalanan los luiosos ropajes cortesanos o bélicos, donde los ching alcanzan el colmo de la vistosidad, en perfecto acuerdo con la fastuosidad de sus rostros pintados para componer fastuosas figuras de caminar tan erguido como tremebundo.
El empleo de sombreros, gorros, cascos y coronas obedece a una rigurosa codificación, en la que, al igual que en el vestuario se cómbinan definiciones sociales y morales en la utilización de diferentes colores y materiales. Al igual ocurre con el calzado: botas y zapatillas pertenecen exactamente a personajes femeninos o masculinos, civiles o militares. Como ejemplo más evidente, las botas de suela alta son usadas por todos los personajes masculinos con la excepción de los cómicos, chou, o de los acróbatas.
Tan decidida codificación hace intuir que tal vez en el teatro occidental se ofreciera en forma similar, aunque no tan implacable, que nos ha llegado a través de los textos bastante desvaída. Parece evidente que la tan traída y llevada "commedia dell'arte" cuidó con esmero la apariencia de sus protagonistas con la misma finalidad que el teatro chino: la rápida identificación de los personajes por parte de los espectadores, lo que obligaba a los actores a arreglárselas con un código expresivo bien especificado.
Sin grandes fantasías, algo similar podríamos atribuir a los actores- "cómicos" o "representantes"- del teatro nacional español: desde breves piezas escénicas de Lope de Rueda a las contundentes comedias de Lope de Vega, sus protagonistas parecen exigir una precisa caracterización plástica, tanto en el empleo de sus recursos vocales o gestuales como en el aderezo de las figuras representadas. Quizás tal suposición no cuadre ni convenga respecto al teatro isabelino inglés, más dado a los abismos sicológicos, aunque sin que Shakespeare y los otros, desdeñaran los formales.