Estamos en el distrito de Ximending, en de . Es la noche de estreno cinematográfico de la película taiwanesa Monga. La multitud se agolpa a la entrada del Teatro Rojo desde tempranas horas de la tarde. Cientos de jovencitas gritan desaforadamente. Periodistas y paparazzi luchan por los mejores lugares para las tomas. Los únicos que no están emocionados son los desafortunados dueños de locales comerciales aledaños. Las tiendas en toda la calle y alrededores teatro han debido cerrar ante el flujo de gente que espera dar un vistazo de sus estrellas favoritas cuando recorran la alfombra roja.
Si bien el estruendoso estreno y consecuente éxito de taquilla de este filme que retrata un momento en la historia vecino distrito de Wanhua augura buenos tiempos para la cinematografía local, ésto no fue siempre así. La emotiva y generosamente premiada película Cabo Nº7 abrió las puertas de las posibilidades a los nuevos filmes nacionales, que ya no dudan en captar tramas dedicadas a atraer al público local. Cabo Nº7 mostró que había un mercado para estas historias. El público respondió con devoción, conmovido por una película en que vio reflejadas sus vidas y sus esperanzas.
Por otro lado, vivir a la sombra triunfo no sólo en cartelera y premios, sino en el corazón público que tuvo Cabo Nº7 se ha convertido en una gran responsabilidad para la cinematografía de la isla. Los espectadores esperan ansiosos cada estreno nacional con la esperanza de ver “una segunda Cabo Nº.
No obstante, repetir e inclusive hasta superar el éxito que tuvo Cabo Nº7 no es tarea fácil, aunque tampoco debe ser el norte exclusivo de la producción cinematográfica de la isla. La industria cinematográfica enfrenta este reto ineludible, ya que no se pueden evitar las comparaciones, pero también busca poner su propia marca en el entorno creativo de la isla.
Es así en la etapa posterior a Cabo Nº7, vemos que las producciones que más se han acercado en popularidad son tan diversas en su estilo las historias que retratan. Un padre soltero luchando por conservar a su hija; la amistad y rivalidad entre miembros de las bandas de mafiosos; y la alegría de descubrir que el amor que se busca en realidad está más cerca de lo que pensábamos, todos estos elementos forman parte de un imaginario contado con el único estilo taiwanés.
Desde hace muchos años, las películas taiwanesas son favoritas en los festivales internacionales. No obstante, estos filmes, en su mayoría, no apetecían al público local, por su complejidad y extrema naturaleza “artística”.
Gracias a Cabo Nº7, los directores taiwaneses se animan a hacer películas que tratan de la vida cotidiana, relatando historias que no por ser sencillas son simplistas. Por el contrario, demuestran que la vida real misma puede ser más complicada e inverosímil que la fantasía.
Escena de la comedia romántica Au Revoir, . (Foto de CNA)
Un ejemplo claro es la reciente No Puedo Vivir Sin Ti, basada en un hecho real. El director Leon Dai cuenta que se sintió conmovido por una noticia que vio una vez por televisión en 2003, y al investigar un poco, se dio cuenta de la necesidad de contar esta historia. En cuanto al título en español, si bien el director no ha dado una explicación exacta, si ha manifestado en diversas ocasiones que “es más emotivo en castellano”.
En el fondo, la película es un retrato de la relación entre un padre y su hija. El padre, Li Wu-hsiung, interpretado por el actor taiwanés Chen Wen-pin, vive en un depósito abandonado en el puerto de . poder mantener a su hija Mel, se dedica al peligroso trabajo de bucear para reparar barcos. La madre de la niña, casada con otro hombre, los ha abandonado desde hace muchos años. Tienen una vida pobre y tranquila hasta que la crisis se desata cuando en un hoyo negro burocrático. en no permite que el padre biológico esté registrado tal si no está casado con la madre; y Li no es reconocido custodio legal de Mel, lo que implica no sólo que no puede inscribirla en la escuela, sino también que Mel será asignada a un hogar sustituto. Aquí empieza la lucha cada vez más desesperada de Li contra la maquinaria burocrática por conservar a su hija, que incluye un viaje a para suplicar por su caso. Es en Taipei donde se desata la escena cumbre, tanto de la vida real como en el filme; en la que el padre, literalmente al límite de sus fuerzas, se cuelga de un puente peatonal con su hija y amenaza con saltar si no pueden estar juntos.
La filmación en blanco y negro le da un tono documental y destaca la crudeza de la historia. Cuando el padre grita desde el puente “la sociedad no es justa”, el público puede sentir la impotencia padre al serle arrebatado lo que más ama en su vida. La dedicación de Lai en esta cinta fue premiada con el Premio Caballo Dorado a y representó a en los Premios Oscar. Además, el propio presidente Ma Ying-jeou recomendó a los funcionarios públicos ver esta película para tener mayor sensibilidad social al atender sus casos.
La segunda película en entrar en escena fue Monga. Con un mayor presupuesto, jóvenes actores y cantantes estrellas, así gran apoyo publicitario, Monga se propuso atraer más público que Cabo Nº7.
Dirigida por Niu Cheng-ze, el filme relata la clásica historia de amistad, traición y sacrificio entre jóvenes marginados que hallan refugio en las bandas de mafiosos. La película tiene escenario el venerable distrito de Wanhua en los años ochenta, cual toma el nombre con el que se conoce en dialecto hoklo. Empero, ha sido algo controversial por despertar lo que los vecinos distrito llaman un estereotipo, al presentar imágenes de prostíbulos y peleas de mafiosos. Irónicamente, fue el Buró de Turismo del Gobierno de de el que patrocinó la película, con la esperanza de emplearla para promover el turismo en esta área de la ciudad.
Conmovedora escena en la producción No puedo vivir sin ti. (Foto cortesía de Luminoso Film Company)
Monga fue uno de los lugares donde los primeros inmigrantes chinos han establecieron su puesto de comercio en , y a partir de allí, se desarrolló el resto de la ciudad. El nombre proviene idioma aborigen y significa “canoa”, que usaban esos mismos aborígenes para comerciar con los chinos han.
En realidad, los mafiosos son apenas una parte, no sólo en la historia de Wanhua, sino también de la película. Son una forma de atraer la atención a un barrio que tal vez haya quedado olvidado en el acelerado desarrollo comercial hacia el este de , dejando un poco de lado los barrios antiguos oeste. También cuenta a una generación más joven retazos de la historia de la ciudad. Por supuesto, el objetivo director es llevar acción a la pantalla, ya que según sus declaraciones, se niega a aceptar que no sea capaz de producir una película comercial entretenida. De hecho, Monga logró superar al éxito internacional Avatar en la taquilla local, generando más de seis millones de dólares estadounidenses en dos semanas de exhibición.
Sin embargo, pese a su éxito comercial, Monga no ha alcanzado ninguna presea en los festivales internacionales en los que ha participado. Sorpresivamente, una pequeña producción que también comparte su enfoque en el entorno de la ciudad de es la que poco a poco ha ido acaparando mayores premios internacionalmente. Es la comedia romántica Au Revoir, , que tampoco es la típica película artística que participa en este tipo de eventos.
Todo empezó como parte de un programa fomentado por la ciudad de Taipei para animar a los productores cinematográficos internacionales a filmar películas en la metrópolis, con subsidios de hasta un 30 por ciento de los costos de producción. Esto estimuló la colaboración entre el director alemán Wim Wenders, y el director taiwanés Arvin Chen para crear Au Revoir, .
La cómica historia de amor que se desarrolla en el transcurso de una noche en Taipei, recorre los sitios más conocidos en la urbe, como que abre las 24 horas, o los principales mercados nocturnos. Kai, el protagonista, extraña a su novia que estudia en París, y acepta una propuesta algo turbia con tal de poder ir a visitarla. Pero aparece Susie, una bella vendedora de libros, y sus planes se complican.
El Gobierno de de ayudó notablemente a esta producción, cerrando una estación de Metro, permitiendo al equipo cinematográfico usar un tren Metro para su filmación, e inclusive enviando genuinos oficiales de policía para que interpretaran a los que aparecen en el filme.
El resultado es un documental visual que mezcla el romance y la intriga junto con las imágenes típicas de la ciudad: las callejuelas, los vendedores ambulantes, la fabricación de fideos a mano. Todos tienen un lugar en la historia.
Au Revoir, Taipei se ha hecho ganadora hasta el cierre de esta edición del “Premio de para del Cine Asiático” en el Festival Internacional del Cine de Berlín 2010, en Alemania; y el “Premio del Jurado” en el Festival del Cine Asiático de Deauville, en Francia.
vemos, la producción cinematográfica en se ha revitalizado y emplea el discurso celuloide para presentar diversas caras de la vida en la isla con un estilo muy local, pero que también es bien recibido internacionalmente.
Texto de Silvia Villalobos