Un día su padre y hermanos se encontraban en el mar, cuando se desató una terrible tempestad y presintiendo en seguida un gran peligro, su alma separándose de su cuerpo, se apresuró a ayudarlos. Siendo medio inmortal, llegó en un instante al mar, en donde las olas se elevaban tan altas como los cielos.
El barco, juguete de la espuma, era arrojado y sacudido en todas direcciones y los pasajeros, pálidos de terror, pensaban que había llegado su última hora. La hija asió con los brazos a sus dos hermanos y a su padre con la boca y voló sobre el mar, pues para. ella no existía diferencia entre mar llana o agitada. Los tres náufragos tan sólo vieron aparecer entre los vientos y las olas, a una niña que venía a salvarles, pensando que se trataba de un inmortal; estaban muy lejos de imaginar que se trataba de su propia hija.
Instantes antes de salir, la pequeña se encontraba conversando con su madre que casi se muere del susto cuando de repente, su hija se detuvo en medio de una palabra y su cuerpo se volvió rígido y frío. La madre pensó que había caído gravemente enferma y empezó a sollozar y a gemir, pues la muchacha yacía en el suelo como si estuviese muerta.
Después de haberla llamado y acariciado durante largo rato, la muchacha musitó de pronto:"Sí", por lo que su madre le dijo: "Despierta, niña", a lo que ella respondió: "Por poco me muero de tanto llorar. Papá ha muerto". A lo que su madre respondió: "¿ Qué es lo que dices?" Agregando ella: "Papá y mis dos hermanos han sido atrapados por una terrible tormenta en el mar y el barco se ha hundido, pero mi alma se ha apresurado a salvarlos de las aguas. He recogido a mis hermanos con mis propias manos y a mi padre de sus ropas, con la boca. Pero tú has llorado y me has llamado, hasta que mi corazón se ha ablandado y he tenido que responder 'sí', por lo que mi padre se ha escapado de entre mis dientes. De no ser así lo habría salvado; inmediatamente después de su caída se lo han tragado las olas y no he podido encontrar rastros de él. He podido salvar a mis hermanos, pero ¡ Ay, papá ha muerto!" Su madre preguntó: "¿Es cierto eso?", respondiéndole ella: "Sí. ¡Oh, ay de mí, ay de mí!".
Muy pronto los hermanos regresaron a casa. Llorando, estrecharon a su madre entre los brazos y le contaron cómo al principio su padre había sido salvado para luego ahogarse. La hija se lo reprochó severa a la madre diciéndole: "Tú tienes la culpa de la muerte de mi padre. Mira, mis pies y mis cabellos todavía están húmedas". La madre abrazó de nuevo a sus hijos, con el corazón partido de dolor.
La hija sintió compasión por la viudez de su madre, por lo que juró que nunca se casaría. Se recogió los cabellos y cuidó de ella hasta su muerte. Después se convirtió en uno de los Inmortales y en protectora de mercaderes y navegantes, quienes le dedican especial adoración.
*Según la leyenda, Ho Hsien-ku, quien vivió en el siglo VII a. c., siendo muy joven comió un melocotón mágico que la convirtió en duende. Su espíritu vagaba por las colinas y los bosques, donde se dice encontró el camino de la inmortalidad. Es una de las dos mujeres que moran entre los Ocho Inmortales, a donde fue conducida por Lu Tung-pin, otro de los Inmortales, quien con su espada magica, la salvó de perecer en un bosque a manos de un terrible demonio.
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