Taiwan Today

En el décimoquinto día del Año Nuevo Lunar Chino, se celebra tradicionalmente el Festival de los Faroles, marcando así el final de las celebraciones del Año Nuevo. En los templos se exponen bellos faroles, tanto pasados de moda, fabricados de seda y bambú, como toda clase de modernas maravillas eléctricas que atraen a las multitudes a dicho festival. Se considera que en el período de las dinastías del Norte y del Sur (420-589 d. C.), los faroles eran hechos por reconocidos artífices, para criticar a la realeza. Como los antiguos creían también que en esta noche de la primera luna del año, los dioses ascendían a los cielos después de permanecer sobre la tierra durante el Año Nuevo, estos faroles se empezaron a emplear para poder observar a los espíritus. Durante ese tiempo se solían practicar también otro tipo de costumbres, además de las danzas del dragón y del león. Los que deseaban obtener buena fortuna, especialmente los mercaderes, suponían que para obtenerla, tenían que quemar cohetes al dios de la Abundancia quien era llevado en una silla de manos. Si una mujer era estéril, al caminar por entre los faroles se consideraba que podría recobrar la fertilidad. Se creía también que al dar esa noche, un paseo bajo la luz de la luna, ésto garan tizaría un afio libre de enfermedades. Sin embargo, se considere una u otra cosa acerca de este día tan especial, lo cierto es que en verdad es uno de los festivales más fascinantes, curiosos y llenos de color del calendario chino, a pesar de las variaciones que el arte de los faroles ha sufrido a través de los añas, es un arte que se ha transmitido de generación en generación. Realmente, el apreciar los variados faroles que se exhiben esa noche, constituye un regalo a los ojos de los espectadores. De acuerdo con un fabricante de los mismos, que se ha dedicado toda su vida a este arte que ha ido cada vez más en decadencia, el sentido estético debe ser lo predominante. Los faroles en los tiempos antiguos -señala- tenían mucho significado para los romances y eran considerados signos de buena educación, por lo que también eran algo no precisamente común y corriente, sino que por el contrario, estaban relacionados con la pintura y la caligrafía. La fabricación de un farol de estilo antiguo, por lo general le lleva hacerlo a una persona un promedio de 10 días, mientras que para hacer los faroles que se muestran en el Templo de Lungshan, su acabado le lleva a un equipo de trabajadores: entre dos y tres meses, puesto que los faroles modernos son mucho más complicados. El promedio de edad de los fabricantes es de 40 años y nadie sabe si los jóvenes de las nuevas generaciones podrán substituirlos en el futuro.