26/12/2024

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Remembranza y propósito SIETE AÑOS DE NOSTALGIA Y FE Por Chiang Ching-kuo

16/04/1982
N. de la R.: El siguiente artículo fue escrito por el Presidente Chiang Ching-kuo, al conmemorarse el 5 de abril el 7º aniversario del fallecimiento del Presidente Chiang Kai-shek.

Han pasado ya siete años desde el fallecimiento de mi padre. Nunca podré olvidar el rugido del viento y las lluvias torrenciales del momento y la subsecuente congoja descorazonada del pueblo. El dedicó de lleno toda su vida al país y transformó sus obligaciones filiales en lealtad hacia la nación. Por lo tanto, cumplió con el gran requisito de la "lealtad sin reserva a la nación y el máximo deber filial al pueblo." Tanto en palabras como en hechos, demostró con ejemplos su lealtad y obligación filial al pueblo. En ningún momento dejo de pensar en él.

Durante estos siete años, el país ha sufrido reveses y golpes duros e incesantes. Tanto el gobierno como el pueblo han demostrado sinceridad y solidaridad en esta lucha que señala la culminación del espíritu de lealtad a la nación y la obligación filial al pueblo. Es tan conmovedor cuando veo a los compatriotas unirse voluntariamente en las ceremonias de la izada de la bandera en distintos lugares, así como cuando veo que los compatriotas de ultramar luchan contra las fuerzas del mal y defienden el honor del país. Por todo esto, estoy convencido de que todo el pueblo de la República de China está consciente totalmente de las virtudes naturales de la lealtad y del deber filial, y que todos se esfuerzan por ser los hijos predilectos de sus antepasados y del país.

Los sabios antiguos nos han enseñado que el cumplimiento del deber filial no está limitado únicamente al cuidado de nuestros padres. Lo más importante de todo es continuar y llevar a cabo el trabajo de nuestros antepasados, y cumplirlo a pesar de todos los peligros y clificultades que ello represente. Por miles de años, hemos considerado la lealtad y el deber filial como la virtud más preciosa y la base fundamental de la existencia nacional. Mi padre nació como un hijo filial y extendió su lealtad y obligación filial a un nivel más alto en la creencia de que el deber filial empieza con el ciudado de nuestros padres y que debe ser extendido para con nuestro deber hacia la nación y después consumirse en el cultivo personal. Esta combinación del "deber filial" con "lealtad" asegura la creación de una gran personalidad. Mi padre nunca descansó en la realización de su deber filial en el hogar, dedicándose él mismo a la nación. Esa virtud suya no fué nunca un accidente. Me impresionó profundamente su "Dedicación a la Nación y Nostalgia por mis Padres", un artículo que él escribió a los 50 años, en el cual expresó: "El hombre se realiza plenamente al dedicarse a sí mismo a la nación." Esta fue una plena demostración de su extensión del deber filial al nacionalismo, el amor al pueblo y la dedicación al país. Cuando cumplió los 60 años, mi padre escribió otro trozo conmovedor: "He pasado estos 60 años en vano. He fallado en expresar mi gratitud a mi madre por sus esfuerzos en cultivarme y he fallado también en cuanto a mi lealtad al país." Esto fue durante el tiempo en que el pueblo entero se regocijaba por la victoria de la Guerra de Resistencia contra el Japón. Aún en ese tiempo, él fue tan modesto y humilde como para expresar arrepentimiento por haber fallado en la virtud de expresar gratitud hacia su madre. El vivió basándose en las palabras de Mencio: "Un hombre de gran deber filial se expresa a sí mismo con el respeto eterno hacia sus padres."

Nuestro trabajo de hoy, abrumador e histórico, es el de llevar a cabo la instrucción de "recuperar el continente chino." Millones y millones de nuestros compatriotas del continente están esperando la llegada del momento preciso, tan crucial en sus vidas. Su única esperanza está en el gobierno y en el pueblo de la República de China. No podrán ser salvados si no hacemos el mayor esfuerzo posible. Y nadie podrá hacerlo sino nosotros mismos. Este es nuestro deber sagrado y nuestra responsabilidad ineludible; debemos dedicamos de lleno a llevar a cabo esta gran tarea. Los comunistas chinos están comprometidos en sus interminables trucos del frente unido como parte de sus intentos perversos para evitar nuestra llegada al continente y tratan de apagar las esperanzas de liberación de estos compatriotas. Pero esto es algo que jamás lograrán. El destino de la China será determinado por nuestro firme propósito y la lealtad de nuestros compatriotas en el continente chino.

La caída del continente chino marcó una página trágica en la historia del pueblo chino. Recuerdo que cuando mi padre dejó la academia militar de Chentu para venir a Taiwan el 10 de diciembre de 1949, me ordenó que me parara junto a él. Y estando de pie, los dos cantamos en voz alta el himno nacional frente a un cuadro de Nuestro Padre Fundador Nacional y de nuestra bandera nacional. Este fue un momento traumático, pero al mismo tiempo, un momento de valor. Desde entonces, nuestros compatriotas del continente han tenido poca oportunidad de ver la bandera nacional, y la libertad no existe en sus vidas. Mi padre siempre nos animó a que fuéramos firmes en cuanto a nuestras ambiciones y convicciones nacionales. Algún día, junto a nuestros compatriotas en el continente, izaremos nuevamente nuestra bandera y cantaremos nuestro himno nacional.

Por lo tanto, a través de estos años, cuando veo a mis compatriotas unirse voluntariamente en las ceremonias de izada de la bandera, cantando el himno nacional al amanecer, y a veces, bajo lluvias heladas, o cuando veo a los hijos e hijas de chinos en el país o en el exterior luchar resueltamente contra los comunistas chinos, recuerdo aquel momento tan descorazonador e histórico. Cuando observamos las actividades deportivas internacionales, y vemos a los comunistas chinos empeñados en su intento diabólico de boicotear nuestra bandera e himno nacional, debemos demostrar nuestro espíritu de justicia nacional con un mar de banderas nacionales ondeando a la par del canto del himno nacional, con el fin de desmoralizar y asustar al enemigo. Pensando en los traumas pasados, estoy más firme aún en mi determinación y en mis convicciones para la reconstrucción del país.

Mi padre expresó una y otra vez que "la recuperación del continente chino es la meta principal de nuestra perseverancia en la lucha. Aún debido a la presión de problemas secundarios no debemos ignorar esta meta fundamental, para no dar así a los comunistas chinos la oportunidad de escapar de su irrevocable destino". Hemos perseverado y soportado como para poder alcanzar esta meta suprema que mi padre siempre quiso.

Nuestra indulgencia en el país es el resultado de nuestra armonía y solidaridad; nuestra indulgencia en el exterior es una demostración de que buscamos una gran meta y que no estamos en un despliegue de temperamento. No podrá ser quebrantada jamás nuestra posición fundamental de salvaguardar la democracia y nuestros principios con el espíritu revolucionario, siguiendo los Tres Principios del Pueblo bajo nuestro sistema y poder constitucional. En este día en que honramos a nuestros antepasados, quiero unirme a mis compatriotas en la promesa de que izaremos nuevamente nuestra bandera "del cielo azul y el sol blanco en fondo carmesí," y cantaremos al unísono el himno nacional en el continente chino. Juntos llevaremos a cabo el ideal de la "unificación de China bajo los Tres Principios del Pueblo" sobre la base de nuestro espíritu y ambición nacional como está expresado en nuestra lealtad y piedad filial. Al hacerlo así, consolaremos las almas de los antepasados del pueblo chino, a nuestro Padre y Fundador Nacional, a los mártires y a mi Padre, que en paz descanse.

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