Es un diario de exquisitas pinturas premiadas en acuarela y dedicados esbozos a lápiz, sobre cada país que ha visitado. Ha pintado unos 200 en cada viaje, haciendo más de 2.000 hasta la fecha. Estas pinturas forman ahora una serie de 16 libros populares que han sido exhibidos en casi todos los países donde ha estado. Estos libros sirven como un testigo importante de que las mujeres orientales no tienen que estar sujetas a los papeles tradicionales si tienen la voluntad y determinación.
"No fue fácil," explicó la artista que aparenta ser más joven de lo que es vestida con su preferido chipao en su estudio de Taipei, "Fui llevada por dos sueños." añade.
A su alrededor, en una habitación cómoda, desde suelo hasta el techo, diversan cajas de vidrio guardan los momentos y recuerdos de sus viajes. Estos están entremezclados con los objetos devocionales budistas y quemadores de incienso.
"Mi primer sueño fue enseñar al mundo, especialmente a nuestros propios jóvenes chinos, que uno puede ser creativo dentro del antiguo y clásico estilo de la pintura china. No se trata simplemente de copiar los temas fijos y ya establecidos o los modelos rígidos, sino de un entendimiento adecuado del trazo chino que ofrece infinitas oportunidades para la expresión creativa."
Aun siendo una niña, estaba desorientada de cómo los chinos pueden sentirse satisfechos a lo largo de su historia de cinco mil años observando trazos sobre los mismos temas viejos, tales como el bambú o las orquídeas.
" ¿Por qué estos trazos eran tan encantadores? Yo quería descubrir el secreto tan ansiosamente, que he dedicado 30 años de mi vida tratando de comprender esos trazos. . . . . separándolos y analizándolos, estudiándolos tan intensamente que el pincel llega a ser casi una extensión de mi brazo, y los trazos tan naturales como las palabras.
"Finalmente descubrí, con sorpresa, que el poner un trazo en el lienzo con todas las preparaciones y concentraciones necesarias no solamente revelan los sentimientos del artista, sino que dan vida a un carácter independiente, uno con su propia y única expresión, tono, textura, matiz y significado. Y lo más excitante es que mientras estos trazos esparados se juntan, forman una pintura que es más que el conjunto de sus partes."
Su fascinación con los trazos del pincel chino y su convicción de que una compresión de tales trazos es la clave de la creatividad artística china llevó a Liang Dan-fong a dedicar toda su vida a enseñar arte. Después de un período intenso de la autoeducación bajo la guía de su padre - uno de los mejores pintores en la China Continental en los años 30 - llegó a sentirse lo suficientemente realizada como para enseñar en cinco universidades y tres escuelas secundarias en Taipei. ¡48 clases de arte por semana! En ese tiempo, se preparó para casarse y sostener luego una familia de tres hijos, pero continuando su investigación profundizada de los trazos.
El segundo sueño en la carrera de esta distinguida artista fue inspirado, según manifestó, por su famoso padre:
"Ha bia estudiado pintura al óleo en París durante tres años lo cual era, para entonces, un hecho bastante excepcional. En casa él estaba tanto con la cultura china como con la occidental. Su obra era, en muchos aspectos, una síntesis del óleo con la tradición sureña en la pintura china. De él aprendí que la pintura es un lenguaje universal, o como pregonaba su sentimiento budista: "Una naturaleza acomoda todas las naturalezas; una cosa contiene todas las cosas."
Así, inspirada por su padre, quería ayudar a su pueblo a entender mejor otras culturas:
"Por eso toda mi vida he seguido mi sueño a viajar por el mundo y hacer un diario pictórico de mis impresiones y lo muestro a aquellas personas que no han podido salir de su país por una u otra razón."
Lo más importante, sin embargo, es que a través de sus viajes, Liang Dan-fong le está demostrando al mundo que el viejo estilo de la pintura china, sigue siendo una fuerza viva y significativa en el universo artístico de hoy.
(Adaptación de un artículo de Earl Vinecour en The Asia Magazine)