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Chu Chi-chen, el hombre que preserva un arte de hace más de 15 siglos
26/04/1981
El arte chino de la Dinastía Han a la Dinastía Tang alcanzó su cenit en bajorrelieves y grabados sobre azulejos. Hoy en día, la elegancia de aquellas obras es reproducida mediante una técnica que ha venido a llamarse 'frotamiento sobre piedras'.
Chu Chi-chen es el único artesano de Taiwan que no sólo ha preservado este arte, sino que, junto con su mujer y compañera de trabajo, Kuo Shyanen, lo ha desarrollado y perfeccionado.
Chu nació en Shanghai en 1946 y junto con su familia se trasladó a Taiwan al caer el continente chino en manos comunistas. Su afición por este arte surgió cuando en el Instituto de Arte de Fu Hsing tuvo conocimiento de ésta peculiar técnica. Tras terminar sus estudios y realizar el servicio militar, se puso a investigar, con quien más tarde sería su mujer, el método de 'frotamiento sobre piedras'.
En palabras de Chu, éste método consistía originalmente "en colocar una fina lámina de papel sobre la piedra tallada que iba a ser reproducida. A continuación, el artista, con el dedo índice de su mano derecha envuelto en una tela, frotaba la superficie del papel utilizando dos colores, el blanco y el negro, hasta que la obra quedaba perfectamente reproducida sobre el papel." Partiendo de esta base, Chu ha elaborado su propia técnica. Sustituyó el papel por seda pura, al tener ésta una mayor durabilidad y permitir un mejor acabado de las obras. Tras tres años de pruebas logró producir una amplia gama de colores, desde el amarillo al azul, que dan mayor realismo a sus obras al mismo tiempo que se impregnan nítidamente en la tela. En el proceso de elaboración de una obra, que generalmente lleva más de tres horas, es de primordial importancia que la tela quede firmemente fijada sobre la piedra a fin de conseguir una perfecta distribución del color y una reproducción exacta.
"Mediante el frotamiento sentimos en nuestros dedos el contorno de la piedra tallada, y este sentimiento nos guía hasta la terminación de la obra", comentó Kuo Shyan-en.
El matrimonio Chu trabaja con unas 30 piedras talladas por un artesano que siempre quiso permanecer en el anonimato."Lo más importante de estas piedras es el sentimiento artístico que desprenden. Mi mujer y yo seleccionábamos diversas piedras talladas durante las dinastías Han, Tang y Wei, para luego llevarle diversas fotografías a fin de que realizara copias exactas. Sin su trabajo, nosotros no podríamos realizar las reproducciones sobre seda. De esta forma todo el mundo puede tener en sus hogares copias exactas de unas obras de arte que sólo se conservan en museos o decoran antiguos edificios," dijo Chu.
A traves de los esfuerzos de Chu, su mujer, yo los dos ayudantes de su taller de trabajo ha renacido un arte que había caido en el olvido. Como comentó Chu "siempre estamos realizando pruebas para mejorar esta técnica y llevarla a nuevas perspectivas."
El caracter artesanal de estas obras -sólo se producen unas 100 piezas al mes- constituye una cuestión de especial preocupación para Chu: "la elaboración de los colores y algunas partes del proceso de reproducción de la piedra tallada son un secreto. Deseamos preservar este arte en su auténtica pureza, no queremos que sea objeto de comercialización. Sólo de esta forma podemos asegurar el valor de estas obras."
Con una tenue sonrisa en sus labios Chu Chi-chen concluyó: "El arte es una parte inseparable de nuestras vidas."