Usando solamente tijeras y papel -pero llenándose de imaginación e iniciativa-, la señora Linda Yeh está causando sensación con su destreza en un viejo arte: cortar papel.
Hasta hace cinco años, ella no había tenido contacto con esta habilidad. "Siempre pensé que era algo para los niños, sin imaginarme siquiera que, posteriormente, se iba a convertir en casi una locura para mí", recuerda.
La idea de cortar figuras de papel artísticamente se inició cuando la señora Yeh y su esposo, un periodista de la República de China, vivían junto con su hija en un país del Medio Oriente. "Entonces, cada Año Nuevo Chino, los comunistas chinos residentes allí realizaban una exhibición de viejos moldes de papel recortado. La gente pensaba que este arte era algo así como un producto exclusivo de los comunistas", rememora y añade: "Fue cuando me decidí a hacer algo para demostrar que el cortar papel es un arte antiguo y que no solamente es propiedad de los comunistas".
"Un día -continúa-, había una festividad en la escuela de mi hija y pregunté al director si ella podría instalar un kiosco para vender mis figuras de papel recortado. Hicimos la exposición y ganamos cerca de 200 dólares con esta primera muestra".
Este hecho fue el primer paso para que galerías y departamentos de arte de las universidades de ese país, se mostraran interesados en otras exposiciones de la señora Yeh.
Ella estima que, durante esa época, por lo menos 300 personas de muchas naciones adquirieron sus figuras, en siete exhibiciones realizadas. "Pero el mayor triunfo personal fue comprobar que, tras mis exposiciones, los comunistas chinos nunca más se atrevieron a volver a exhibir sus viejos recortes", indica.
Con el paso del tiempo su adiestramiento se hizo mejor aún y ahora la señora Yeh es realmente una profesional, con un estilo bastante original, por cierto, para recortar flores, animales, gentes, paisajes, etc. "Los perros, gatos y pájaros son mis favoritos", confiesa.
Explica, asimismo, la diferencia existente entre las figuras de papel y la pintura china, subrayando que la primera es, en cierto modo, un tanto más difícil de llevar a cabo. Sin embargo, su mayor ambición es hacer una réplica de la famosa obra Sung titulada "Una ciudad de Catay", que se encuentra en el Museo Nacional de Palacio de Taipei.
En cuanto a su labor en sí, comenta que "cortar papel puede no ser muy duro. Ante todo se necesita paciencia, creatividad y visión".
Relata, igualmente, que algunas obras suyas han sido finalizadas luego de mucho tiempo, mientras que otras no. Así, hacer un pájaro bien puede llevar desde tres a 20 horas, al tiempo que un paisaje perfectamente necesitaría cien horas o hasta más. Depende.
Pero, además de artista, la señora Yeh ha tenido otras destacadas actuaciones: ha participado en programas de televisión sobre asuntos serios, es graduada del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Taiwan, es profesora de mandarín y puede defenderse en idiomas tales como el inglés, tailandés y español. Adicionalmente al mandarín, domina también el szechuanés y el shanghainés. La mayoría de estos lenguajes los aprendió durante los viajes realizados con su esposo. "Yo pienso -dice- que es muy placentero aprender lenguas para así poder comunicarse mejor con los pueblos de las diferentes culturas".
Su arte -ese viejo pero siempre nuevo-, empero, parece ser el mejor medio de comunicación con todo el mundo. Así lo demostró en su última exposición en Taipei y así lo comprobaron críticos de muchas partes.
Linda Yeh -para decirlo de una vez por todas- está afirmando a diario que el arte, por antiguo que sea, como éste de cortar figuras en papel, no muere.... por lo menos mientras haya personas como ella.