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EL ESCLAVO DE KUN LUN
06/01/1975
Tsui pertenecía a la Guardia Real y era hijo de un alto funcionario de la dinastía Tang durante el período de Ta Li.
El Ministro había caído enfermo y su padre envió a Tsui a inquirir acerca de su salud. A los veintidós años de edad Tsui era un muchacho tranquilo y reservado, de piel suave como el jade y modales finos y agradables.
Al llegar a casa del Ministro, éste mandó a una de sus cantantes que recibiera a Tsui en su habitación. El muchacho transmitió los saludos de su padre, encantando al funcionario con su apuesta presencia y modales, por lo que lo invitó a quedarse para conversar.
Tres muchachas de gran belleza entraron entonces a la habitación. La primera llevaba una fuente de rosados duraznos, los que peló y roció con leche dulce. El Ministro ordenó a otra muchacha, vestida de rojo, que sirviera al visitante.
Vencido por su natural timidez, que se acentuaba en la presencia de mujeres, Tsui agradeció sin servirse. El Ministro, sonrriendo, mandó a la muchacho que sirviera a Tsui en la boca. Tsui ya no pudo negarse a la insistencia del Ministro. La chica vestida de rojo lo animaba con su sonrisa.
Tsui se despidió entonces, a lo que el Ministro respondió que volviera a visitarlo sin ceremonia. Tsui hizo una profunda reverencia y se dispuso a salir de la habitación. La niña vestida de rojo lo acompañó, guiándolo a través de los varios patios. Mirando a la jóven al separarse, Tsui notó que ella levantaba tres dedos y repetía tres veces un mismo gesto. Señalando un pequeño espejo que llevaba sobre su pecho, le dijo: "recuerda". Inmediatamente se retiró.
Encantado con la belleza de la jóven, Tsui no comprendía el significado de esos gestos. De regreso a su casa informó a su padre sobre la salud del Ministro y se retiró a su cuarto para volver a sus estudios, pero le era imposible concentrarse. La niña vestida de rojo estaba constantemente en su pensamiento.
Absorto y distraído, ya no sentía apetito ni encontraba gusto en la conversación. Un poema que escribió entonces dió expresión a sus sentimientos:
A la colina de Penglai
me llevaron mis pasos
Allí una bella hada
me iluminó con la luz de sus ojos
La puerta roja deja entrever
un jardín iluminado por la luna
Quién me diera recibir
el perfume venturoso de la orquídea!
Los criados de Tsui se alarmaban al verlo en ese estado pero nadie se atrevía a inquirir la razón de su tristeza. Un esclavo llamado Mo Leh, de las montañas de Kun Lun, por fin le dijo: "Qué le ocurre, mi amo? Porqué no confía en su viejo esclavo?
"Cómo podrías comprender mis sentimientos", le respondió Tsui.
"Porqué no intentarlo, mi amo? El viejo esclavo encontrará el remedio para su aflicción."
Conmovido por la preocupación de Mo Leh, Tsui se dejó persuadir y le explicó la causa de su melancolía.
Mo Leh respondió: Es muy fácil. Mi amo me lo debió decir antes. La niña indicó con sus tres dedos levantados que vive en el tercer patio. Los tres movimientos de la mano significan el tercer grupo de Cinco días del mes y el espejo sobre su pecho indica la noche de luna llena, es decir, el día quince. En otras palabras, la niña fijaba a mi amo una fecha para encontrarse. (Continuará)