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Películas taiwanesas toman riesgos creativos

06/10/2012
El elenco de Blanco y Negro Episodio 1: Inicio del asalto posa para la prensa el día del estreno. La obra posee un ambicioso tono al estilo de las películas de Hollywood. (Fotos de CNA)

La producción fílmica de 2012 en Taiwan se ha caracterizado por la variedad e iniciativa creativa que ha tomado. Con producciones que van desde Blanco y Negro Episodio 1: Inicio del asalto (basada en una popular serie de televisión policíaca local), con su ambicioso tono al estilo Hollywood, pasando por la no tradicional presentación de las artes tradicionales en Din Tao: El líder del desfile, hasta comedias sazonadas con nostalgia como La niña de mis ojos; la industria cinematográfica taiwanesa se siente con confianza ya, ante el apoyo del público local en la taquilla, de asumir riesgos con sus producciones. Las películas no se apegan a una sola fórmula y no sólo buscan halagar al público sino contar historias de una manera que sea sorprendente.

En medio del auge de la cinematografía taiwanesa surgido a partir de 2010, Blanco y Negro Episodio 1: Inicio del asalto, del director Tsai Yueh-hsun, con más de 11 millones de dólares estadounidenses, queda en segundo lugar después de Seediq Bale en cuanto a presupuesto invertido. También marcó un hito como la obra de más alto presupuesto en la primera producción de un director novato en toda la historia cinematográfica de Taiwan.

Gran presupuesto, elaboradas escenas, mucha acción, complejas imágenes y textura en la filmación, y con un ritmo acelerado, esta película de acción y suspenso fue filmada por Tsai con un grado de emoción al estilo Hollywood, marcando un nuevo hito en las producciones taiwanesas comerciales.

Tsai Yueh-hsun nació y fue criado en el seno de una familia dedicada a las películas, ya que su padre fue el experimentado director Tsai Yang-ming. A pesar de esta ventaja, Tsai empezó su carrera desde abajo, sufriendo numerosos reveses y fracasos en su esfuerzo. Recientemente, gracias a su éxito en la pantalla chica con la serie de televisión policíaca Blanco y Negro, ha regresado a las películas.

No obstante, cuando comunicó su decisión de invertir un gran presupuesto en su primera película la misma fue recibida con más que escepticismo por muchas personas, quienes le preguntaron si había perdido la razón. Para Tsai, la respuesta se halla en la película misma: el personaje Wu Ying-hsiung, interpretado por Mark Chao, replica que “se necesitan agallas para seguir el camino correcto”.

Tsai ha invertido 26 años de su vida en el cine. La serie Blanco y Negro ha sido un éxito desde su inicio en 2009. Tsai había imaginado que la serie tuviera dos temporadas y una película. Tsai deseaba crear una verdadera película de acción policíaca taiwanesa.

 

La niña de mis ojos ha tenido gran éxito en Asia, como vemos en este cartel publicitario de Corea del Sur.

Sin embargo, un salto de varios pisos de altura ejecutado por el protagonista de la película, la balacera con persecución en helicóptero, explosiones en la carretera y un avión secuestrado son elementos más comúnmente encontrados en las cintas de Hollywood que en las películas taiwanesas. Es más, tan complicadas secuencias de acción nunca se han visto antes en la cinematografía local.

“Podemos hacer una película de acción que sea algo más que coreografías de artes marciales e interacciones entre los policías”, afirma Tsai.

“El apetito del público taiwanés ha sido moldeado por las películas de Hollywood, así que tenemos que incorporar sus técnicas y ritmos en nuestra cultura social y nuestro carácter. En otras palabras, debemos buscar dentro del mundo chino el material y en el occidental las técnicas. Lo que gastemos tiene que ser lo suficientemente grande como para que los espectadores sientan los efectos que esperan”, afirma Tsai.

Por ejemplo, para una escena en la que uno de los villanos ha metido un arma al avión y se prepara para saltar del mismo en el aire, Tsai importó un “avión escenario” por valor de más de un millón de dólares. Muchos se preguntaron para qué y qué iba a hacer con él después de usarlo.

“Para que la industria cinematográfica de Taiwan mejore, necesitamos equipo profesional que pueda ser reutilizado, y que inclusive pueda atraer cineastas extranjeros a Taiwan”, explica Tsai.

Otro ejemplo es la escena que inicia la película, donde se muestra una explosión nuclear en un desierto. Esta escena no fue filmada en el extranjero, sino en un vertedero vacío junto al mar en el sureño distrito de Kaohsiung. El equipo de producción trajo ocho camiones con arena empleada para rellenos, 64 máquinas de viento, y así Tsai pudo filmar una tormenta de arena digna de Hollywood.

No obstante su influencia occidental, Tsai pobló su película con elementos que atrajeran al público asiático e hizo un esfuerzo para promover esta película taiwanesa por toda Asia.

“Antes de filmar cada escena, se debe pensar en el público y el mercado. Esto lo aprendí haciendo Jardín de meteoritos (una popular telenovela), que trata temas que atraen a las mujeres, y al añadir gente guapa lo hace un lenguaje común a toda Asia, vendiéndose bien en todas partes. La niña de mis ojos se vende bien en la Gran China, y esto es porque muchos se identifican con su trama”, señala Tsai.

 

Los actores principales de la película Din Tao: El líder del desfile celebran con tambores el estreno.

En efecto, La niña de mis ojos, una sencilla comedia romántica que narra las peripecias académicas y los amores inocentes de unos jóvenes comunes y corrientes, ha roto los récords de taquilla en Taiwan, Hong Kong, Singapur, China continental y hasta Corea del Sur. Basada en la novela autobiográfica del mismo nombre, escrita por el autor taiwanés Giddens Ko, fue dirigida por él mismo, como confiesa, “para impresionar a su ex novia”, pieza central en la historia y el filme. La ex novia en cuestión es Shen Chia-yi, estudiante de cuadro de honor, muy popular entre los muchachos en la época de colegio.

Del grupo de amigos en que enfoca la historia, sólo uno de ellos alega no estar prendido de Shen. Este resulta ser nuestro narrador y al final, es él quien mantiene el vínculo más fuerte y duradero con la chica más admirada del colegio. Posteriormente, nos muestra su breve noviazgo, separación y reencuentro tras el devastador terremoto del 21 de septiembre de 1999. El grupo de amigos se reúne después de muchos años para la boda de Shen, quien se casa con alguien ajeno a este círculo que compartió juntos las experiencias de crecer.

La película fue filmada casi en su totalidad en el distrito sureño de Changhua. El público vuelve a su adolescencia con imágenes de antaño, como el viaje a la escuela en bicicleta, luchas con lapiceros y los escritorios de madera desvencijada.

Sin embargo, la película no se estanca en estereotipos. Cada personaje es desarrollado completamente, con una historia interesante que contar. La conclusión es a la vez tierna y sorpresiva, saliéndose de la fórmula, y hasta su presentación se sale de lo convencional, con importantes diálogos presentados durante los créditos al principio y al final.

“Tal vez, en un universo alterno, estaremos juntos”, dice Gibbons a Shen después de que su último encuentro termina en un desafortunado malentendido. Estas palabras identifican al escritor con cualquier persona en el público que ha dejado que la persona amada se le escape de entre los dedos.

Otra película que enfoca en las relaciones interpersonales es Din Tao: El líder del desfile. Sin embargo, puede también ser calificada como una cinta de acción, o inclusive, como una película musical.

La trama gira alrededor de un grupo de tambores tradicionales taiwaneses, o din tao, que generalmente acompañan actividades religiosas en los templos. El director Fung Kai no se limita a registrar un evento cultural, ni a presentar esta tradición en un marco de perfección o elevación religiosa. Si bien no se puede acusar al filme de dejar de lado el esfuerzo por desatar el entusiasmo y orgullo de los taiwaneses hacia este arte tradicional, la película va más allá de ser una muestra de un desfile religioso, para presentar conflictos culturales y generacionales. Las imágenes de la familia y la idea del hogar son dramáticas, y se expresan bien con la energía de la música de los tambores.

El protagonista es A-tai, quien sueña con el éxito como roquero en Estados Unidos. No se lleva bien con su padre, quien dirige un grupo de din tao que no tiene mucho éxito. Insultado por el líder de un grupo din tao rival, A-tai decide intervenir y llevar al grupo en una caminata por la isla, tratando de encontrar inspiración para revitalizar su deslucido arte.

La historia de la película está basada en la historia del Grupo Folklórico de Tambores y Artes Chio-Tian, que colaboró y actuó en la película. Fundado en 1995 por Hsu Chen-jung, se le da el crédito a este grupo por actualizar los tambores folklóricos, las acrobacias y danzas tradicionales para el público local moderno; así como presentar este tipo de actuación al público internacional al asistir a festivales artísticos en el extranjero.

El viaje más reciente de este grupo fue un maratón de 250 kilómetros en siete días a través del desierto del Sahara, realizado en octubre del año pasado en Egipto. Los miembros del grupo completaron esta hazaña mientras cargaban una estatua de 17 kilos de la deidad Nezha.

La película logra alcanzar autenticidad en cuanto a mostrar cómo el grupo de din tao se convierte en una familia extendida para sus jóvenes miembros.

Ya sea con imágenes cotidianas o descabelladas, tradicionales o innovadoras, las más recientes películas taiwanesas buscan conmover de nuevas formas al público y cautivar su imaginación, atrayendo cada vez más asistentes a las salas de cine, prendados de la producción nacional.

Texto recopilado de Taiwan Panorama y CNA
por Silvia Villalobos

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