El terremoto de Chi-chi, mejor conocido en Taiwan como el terremoto 921 –por la fecha en que ocurrió, el 21 de septiembre de 1999– marcó el terreno de la isla y el alma de sus habitantes. Fue el peor y más devastador terremoto que azotara la nación en tiempos recientes. Muchas dolorosas lecciones y tristes recuerdos quedaron a su paso. Los taiwaneses aceptan que viven en una zona de alta intensidad sísmica, y por ello enfrentan con valor este reto, preparándose para que una catástrofe similar tenga un menor impacto humano.
Es por ello que el Centro de Investigaciones Sísmicas de Taiwan Oriental (E-TEC, siglas en inglés) fue inaugurado el 24 del mes pasado en la sede del distrito de Hualien de la Universidad Nacional Dong Hwa (NDHU, siglas en inglés), como parte de los esfuerzos del Gobierno de la República de China por fortalecer sus capacidades en la prevención de desastres naturales y la respuesta ante ellos, en especial los seísmos.
El E-TEC fue establecido en cooperación con el Buró Central de Meteorología (CWB, siglas en inglés), el Centro Nacional de Investigación sobre Ingeniería Sísmica (NCREE, siglas en inglés) y el Departamento Central de Geología, subordinado al Ministerio de Economía.
El viceministro del Consejo Nacional de Ciencias (NSC, siglas en inglés), Mou Chung-yuan, explicó que la parte oriental de Taiwan es un muy buen lugar para establecer un centro de investigaciones sobre terremotos ya que éstos son muy frecuentes en el Valle de la Hondonada Oriental. El centro puede recolectar gran cantidad de datos en tiempo real, a la vez que fortalece los sistemas de observación e investiga acerca de la actividad sísmica en la región.
Estudiantes, profesores y miembros de las comisiones de emergencia locales participan conjuntamente en simulacros de evacuación.
Con el fin de desarrollar la capacidad que permita predecir terremotos, el centro contiene el primer laboratorio en la nación dedicado a estudiar los precursores de los seísmos. La estación también sirve como un centro regional para la recolección de datos, alerta temprana y educación sobre prevención de desastres.
Según el director del E-TEC, Chang Wen-yen, la región, que sufre de frecuentes terremotos, dará a los investigadores material abundante para trabajar. El estudio de los precursores enfocará en ocho elementos que ayudan a predecir los movimientos, incluyendo mediciones en la ionosfera, estudios de agua subterránea y campos geoeléctricos. Las anomalías serán registradas como material de referencia y se compartirán con laboratorios de investigación en el resto del país. Se espera que una idea más abarcadora pueda surgir finalmente, logrando que sea posible la predicción de terremotos, manifestó Chang.
“La predicción de terremotos es muy difícil”, declaró el presidente de la NDHU, Wu Maw-kuen. “Hasta el momento, ningún sistema o teoría ha sido establecido. La parte oriental de Taiwan es el punto focal de la colisión ente las placas tectónicas del Mar de Filipinas y Eurasia, y muy apto para la observaciones. El NSC ha establecido muchas estaciones de registro a través de los años y la recolección de los datos puede dar a los investigadores una comprensión más profunda acerca de los asuntos sísmicos y ayudar a desarrollar medidas de alerta temprana”, revela Wu.
Después del terremoto 921, Taiwan ha invertido dinero y otros recursos en la investigación sísmica, señalaron fuentes del NSC. El Centro de Investigaciones Sísmicas de Taiwan en la Academia Sínica, en la ciudad de Taipei, ha estado en funcionamiento por más de una década, y las redes para registrar los datos nacionales están en operación.
Como parte de su aprendizaje formal, aunado a su experiencia de vivir en una nación propensa a fuertes terremotos, los estudiantes taiwaneses aprenden cómo reaccionan los edificios ante los temblores.
Diversas instituciones de Europa, Japón, Estados Unidos y China continental han expresado su interés en establecer proyectos de cooperación para realizar investigaciones con el E-TEC, con la esperanza de usar el Valle de la Hondonada Oriental de Taiwan como un laboratorio natural que permita aumentar la comprensión acerca de los terremotos y maremotos, según el NSC.
Aparte de las nuevas instalaciones para realizar investigaciones, Taiwan ha desarrollado varios sistemas de alerta temprana en funcionamiento. Por ejemplo, el pasado 2 de junio, una señal de alarma, que incluyó la magnitud esperada del terremoto predicho y su estimado tiempo de arribo fueron transmitidos en el campus de la Escuela Primaria Gang Ping en la sureña ciudad de Chiayi. El terremoto de 6,5 grados tuvo como epicentro el poblado de Yuchi en el central distrito de Nantou.
Este sistema de alerta temprana fue desarrollado por el CWB, el Centro Nacional de Computación de Alto Rendimiento, el NCREE y el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología para la Reducción de Desastres. Con un presupuesto de un millón de dólares estadounidenses, el proyecto de tres años de duración comenzó en 2009.
Sistemas como éste son cruciales en Taiwan dado que la isla se ve afectada frecuentemente por terremotos. Según el investigador del NCREE, Lin Pei-yang, este sistema en particular fue diseñado para predecir con exactitud cuándo ocurrirá un terremoto, con suficiente tiempo para emitir alertas y permitir a las personas tomar las precauciones debidas.
“La actividad sísmica incluye ondas P y S. Las P llegan más rápidamente que las S, siendo éstas últimas más destructivas y que causan el colapso de los edificios. Si podemos predecir la llegada de las ondas S e iniciar las alertas tempranas, junto con la realización de simulacros regulares, podemos mitigar el impacto de los terremotos en vidas y propiedades”, asegura Lin.
De hecho, las observaciones de los terremotos en Taiwan comenzaron durante la ocupación japonesa de la isla entre 1895 y 1945. Los equipos empleados avanzaron desde instrumentos tradicionales como el sismógrafo Gray-Milne, que estaba limitado a grabaciones análogas y poco aumento en las ondas de choque, hasta los sismógrafos electromagnéticos altamente sensitivos. La Red Sismográfica Telemétrica de Taiwan y la Red Sísmica del CWB se iniciaron en las décadas de 1970 y 1980 para facilitar la comprensión acerca del movimiento de placas.
Los simulacros de evacuación y rescate forman parte del currículo de los estudiantes en Taiwan.
No obstante, simplemente observar cuando ocurren los terremotos no puede ayudar a reducir sustancialmente el daño causado por un movimiento tectónico, por lo que los institutos de investigación de actividad sísmica en todo el mundo se han dedicado a desarrollar sistemas de alerta temprana. El que se emplea en Taiwan está basado en el de Japón.
La Agencia Meteorológica de Japón inició su sistema en 2007, con estaciones de recepción cada 20 kilómetros acompañadas de rápidos cálculos acerca del lugar y transmisión de las ondas, explica Lin. Al ser detectados los temblores o las ondas P, se emite una alerta, diseminada al público por los medios de comunicación en masa, dándole a los ciudadanos de 30 a 50 segundos de aviso.
El problema es que los terremotos en Japón azotan en lugares más lejos de la costa que en Taiwan, y las ondas deben viajar de 100 a 200 kilómetros antes de golpear ciudades como Tokio y Kioto, indicó Lin. En Taiwan, el sistema de alerta temprana permite apenas 10 segundos, ya que la isla experimenta temblores mucho más cercanos, como el 921 con epicentro en Nantou.
Para complementar el sistema de alerta de Taiwan, Lin señaló que se ha iniciado un programa para enseñar a los estudiantes que se encuentren en un primer piso a evacuar en 15 segundos, mientras que los que estén en un segundo o tercero buscan protegerse con sus escritorios o mochilas.
Enfocado especialmente en las escuelas por el momento, este programa es útil solamente si las personas saben cómo reaccionar inmediatamente al recibir la alerta, por lo que Lin advierte que los simulacros son cruciales para obtener el máximo beneficio con el tiempo tan limitado.
“Una vez que los estudiantes estén entrenados, será más fácil introducir este sistema en los hogares¨, opina Lin.
El sistema piloto, instalado en escuelas y otros lugares seleccionados, consiste de una alarma audible y alertas mostradas en señales de diodos emisores de luz, unos 15 segundos antes de que azote el terremoto. Al mismo tiempo, mensajes de texto son enviados a los profesores y directores escolares.
Según Lin, se espera expandir este sistema de alerta a unas 84 escuelas en toda la nación y poder cooperar con empresas para adaptar las alertas a sus necesidades. De esta forma, se podrá paliar el daño causado por los terremotos.
Adaptado del Taiwan Today
por Silvia Villalobos