Hacia el final de ¿Ahora sabesquién soy? Todos los personajes animales disfrutan de una exhibición de fuegos artificiales, y luego se quedan dormidos sobre una ladera. Todos, menos dos —un mapache y un elefante. “Sólo dos animales están aún despiertos, y uno de ellos soy yo”, dice el texto. En esta etapa, los jóvenes lectores ya han deducido por claves similares quién es el narrador. La curiosidad los ha llevado a descubrir —de los grupos cada vez más reducidos de personajes haciendo diferentes actividades, tales como cantar, dar vueltas en el lodo, jugar al escondite y otras— la identidad del narrador. Durante la búsqueda, los niños han contado, mencionado y reído con la pandilla de animales divertidos que componen este misterio detectivesco educativo.
El libro, publicado por Heryin Publishing Corp. en mayo de 2006, es la obra de Lai Ma, el seudónimo de escritor de Lai Jian-ming. La mayor parte de los siete libros de Lai, excluido uno que escribió junto a otro escritor, se han vendido a los editores coreanos y japoneses, y El monstruo de la montaña Palapala (2003) fue publicado en Estados Unidos.
“En contraste con muchos otros libros infantiles ilustrados, las ilustraciones de Lai poseen un alto nivel de autonomía textual —ellas hablan por sí mismas”, dice Ko Chien-hua, una crítica literaria, traductora y maestra de literatura infantil. Ella piensa que el énfasis de Lai en el lenguaje pictórico y el sentido del humor son partes de su gran atractivo para los lectores extranjeros.
Lai se obliga a levantarse de su cama en la madrugada para poder lograr el matiz correcto para El día que me levanté temprano.
Ko indica que los libros de ilustraciones para los jóvenes lectores con poca experiencia social tienen mayor potencial que los que se centran en la narración, a fin de trascender los límites culturales y, por lo tanto, son los productos ideales para las ferias de libros internacionales. La exhibición de Taiwan en la Feria del Libro Infantil en Bologna, 2006, resaltó a autores individuales, incluyendo a Lai, por primera vez.
En total había cinco autores representados en Bologna, quienes eran patrocinados por la Fundación Feria del Libro de Taipei en un esfuerzo por desarrollar el talento local. Esto indica la reducida cantidad de talento creativo en la isla, y su presencia en el feria es en gran medida el resultado de las incursiones del género en el dominante mercado de publicaciones en los últimos años.
El éxito de Lai dentro y fuera del país ofrece el muy necesitado estímulo para sus compañeros y editores locales, pero hay aún un vacío deslumbrante en la educación de ilustradores. Ko, quien organizó la exhibición de Taiwan en Bologna, entre otras cosas, solicitó una reconsideración de la ausencia de entrenamiento específico para ilustradores en el nivel terciario.
“Solamente dos animales siguen despiertos y uno de ellos soy yo”, dice el héroe en ¿Ahora sabes quién soy?.
En el mercado doméstico, más del 80 por ciento de los libros de ilustraciones para niños son traducciones al chino de libros extranjeros, entonces los autores locales, tales como Lai, tienen que competir con los mejores libros del mundo. Ko es optimista sobre este asunto, diciendo que “los editores de Taiwan tienen mucho que ofrecer de su experiencia en el mundo de idioma chino”. Mientras que Lai ha demostrado su propia habilidad de hacerlo bien en el mercado internacional, esto no necesariamente se aplica a otros.
Lai se graduó del departamento de diseño de una escuela vocacional en Taipei. Antes de abrir su propio estudio en Sijhih, Distrito de Taipei, había trabajado para un periódico infantil como director artístico, y tenía que crear ilustraciones para todo tipo de artículos e historias. “Esta experiencia perfeccionó mi capacidad de comprender el punto de una historia, y luego colocarlo en ilustraciones”, dice Lai. Su conocimiento del proceso de editar, cosechado en ese tiempo, ha sido también inapreciable en su trabajo con editores a manera independiente.
En 1995, Lai publicó su primer libro de ilustraciones, ¡Me convertí en un dragón lanzallamas! Esta historia de un dragón malogrado que contrae la “enfermedad” de lanzar llamas de una picada maliciosa de un zancudo, es ilustrado en creyón en un estilo que recuerda los dibujos infantiles —colores de fondo con la textura de garabatos y el plano del dibujo doblado para incluir, digamos, una cuarta pata de una mesa.
La obra de Lai ha sido publicada en coreano, japonés e inglés.
En Los perros callejeros alrededor de mi casa y yo (1997), Lai utiliza el problema común taiwanés de los perros callejeros y el temor que les tiene la gente, y lo convierte en una historia de cómo criar un perro con un final feliz. La docena de caninos son como una banda de terroristas urbanos —molestando a los niños, saqueando los basureros— hasta que el niño narrador refleja en las responsabilidades de sus dueños anteriores, y se convierten en las pobres víctimas de los cazadores de perros de la ciudad, y son “cuidados”. Cuando encuentra dos cachorros abandonados, su amigo hace un trato con su padre sobre cómo criarlos.
Aunque Lai dice que sus historias no tienen “morales específicas”, ellas contienen definitivamente mensajes. “Presento mis observaciones personales y experiencias de una manera que podrían reflejar las situaciones universales y los sentimientos comunes tanto de niños como adultos”, dice. El espera que los padres que leen libros ilustrados a sus hijos encuentren también sus historias interesantes e inspiradoras.
Las historias de Lai pueden tratarse de un simple sueño imposible. “Me pregunto con frecuencia”, dice Lai, “qué está haciendo todo el mundo en el mundo cuando yo estoy por ejemplo buscando ideas para mis historias”. Este hilo de pensamiento se volvió la base de Mr. Hasty (1999), donde el héroe está siempre atrasado y en apuro. Con su prisa nerviosa y divertida, familiar para cualquier lector joven y sus padres, Mr. Hasty se encuentra o tiene que cargar apresuradamente con la multitud de personajes ocupados en sus quehaceres.
El narrador es descubierto por un oso en ¿Ahora sabes quién soy?.
La representación variada y multi-enfocada en Mr. Hasty es común en la mayoría de los libros de Lai. Los 12 animales del Zodíaco Chino (2005) es un cuento folklórico de animales que compiten para ser incluidos en el zodíaco. En la página que muestra al ovejo, el mono y el gallo cruzando el río sobre un tronco, se ven los otros animales que no pudieron formar parte de los 12 santificados en las costas. Los lectores aprenden las razones de su ausencia —un pez se traga una rana, un mapache acuático recibe reanimación cardiopulmonar, y un panda exhausto duerme bajo un árbol. Sin ser parte de la historia antigua, estos perdedores son típicos del estilo dominado por la ilustración de Lai, que provoca la imaginación no verbal de los niños. “Los libros de ilustraciones son diferentes de los libros de cuentos”, dice Lai. “Las ilustraciones hablan por sí mismas a los lectores”.
Antes de comenzar a crear Los 12 animales del Zodíaco Chino, Lai estudió las imágenes de árboles, bambú y rocío de agua en la pintura china tradicional. “Quería lograr un equilibrio artístico entre los elementos chinos y occidentales”, dice. Sin embargo, difundir el sabor cultural no está en la orden del día de Lai. “El simplemente dibuja acerca de lo que ve en su vida cotidiana”, dice Ko Chien-hua. “Por ejemplo, los mercados en sus obras son escenas muy comunes en Taiwan”. Ella insiste que Lai no tiene una misión cultural. Ella cree que algunos libros de texto u obras de estilo propagandístico comprometen la historia y la calidad de la ilustración, y los hacen banales, aunque ella reconoce que los libros ilustrados infantiles tienen una fuerte conexión con la educación de los niños.
Estos cerditos escuchan temerosos la historia de las sombras de miedo en El monstruo de la montaña Palapala.
Libre de dogma idealístico, Lai ha creado un mundo excéntrico de personajes idiosincrásicos que entretienen e intrigan a los lectores. En particular, su atención a los detalles revela a menudo una completa capa secundaria de subtramas y una narrativa alterna en la relectura. Por ejemplo, mirando mejor, se encuentran criaturas extrañas que una mirada rápida no logra detectar —un pez con piernas adicionales y alas en una aldea de animales igual de extraños, una figura durmiendo en un banco de un parque que vuelve a aparecer varias páginas después, o una cigarra, mantis y ave formando una cadena en la esquina de una página que simboliza un modismo.
“Soy cuidadoso con los detalles que podrían interrumpir la lógica de la historia”, dice Lai. “Por ejemplo, un mercado no puede vender carne de chancho cuando el héroe es un cerdo”. Los lectores dedicados también pueden hallar un héroe de otra historia o divertirse con la aparición de un personaje curioso con un par de anteojos, que representa al autor mismo.
Lai es un tipo de actor de método cuando se trata de crear sus libros. No es un madrugador por naturaleza, se levanta perezosamente de la cama para observar el matiz azul grisáceo que impregnan las primeras páginas de El día que me levanté temprano (2003). La luz de la vida real y la experiencia de cada día que él traslada a su universo de personajes extraños y maravillosos hacen que sus libros hablen más fuerte que las palabras. La mejor prueba de esto es su gran éxito entre los niños lectores.