La brisa fresca mañanera en los parques de Taiwan es desgarrada por una cacofonía de estilos musicales y ritmos que aumenta a medida que sale el sol. En medio del acompañamiento frenético de los aeróbicos y los agraciados acordes que marcan el paso del tai chi, se puede escuchar la puntuación de lento, lento, rápido, rápido, lento. Bajo los árboles, parejas de bailarines giran, dan pasos y hacen piruetas al ritmo de tangos, valses y cha-chas que proceden de radios portátiles. “Está alcanzando el nivel del hip hop”, dice Kent Chou, fundador de la Escuela de Danza Artística Time.
En menos de una década, han aparecido clubes de baile de salón en casi todos los colegios del país. Muchos estudiantes toman lecciones adicionales en talleres de danza o en centros deportivos. Ahora parece que el baile de salón, o baile estándar, se despojará de su reputación como un pasatiempo de adultos de edad mediana ya que está ganando la aceptación de la mayoría de la gente.
Aunque el tango, cha-cha, jazz, valse y la rumba no son raros para los taiwaneses, estos bailes eran vistos antes como dañinos para la moral, y fueron prohibidos en las escuelas. Incluso a principios de los noventa, mucha gente todavía tenía la impresión de que la instrucción profesional de un bailarín era un disfraz para una forma de lujuria. Chou dice que esas historias eran inevitables cuando el contacto íntimo y frecuente necesario para la danza, rompía las barreras de la distancia física entre los sexos. El admite, riéndose, que a través de la danza conoció a su esposa Judy; ella fue su primera instructora.
El baile de salón ha sido visto desde hace mucho como un tabú; en cambio, el baile tradicional ha tenido una aceptación diferente. De alguna manera, se consideraba inofensivo y saludable, y se fomentaba como un entretenimiento tanto para los jóvenes como mayores. Quizás su popularidad se debió a la mala fama del baile de salón: para muchos amantes de la danza que tenían dudas sobre la censura social y la mala impresión, la danza tradicional fue una muy buena alternativa.
No fue hasta 1994 que los bailarines de salón, encabezados por Royce Yeh, formaron una asociación oficial, que luego se convirtió en la Federación de Danza Deportiva Chinos-Taipei (CTDSF, siglas en inglés) y miembro de la Federación Internacional de Danza Deportiva (IDSF, siglas en inglés). Ese mismo año, se celebró una competencia mundial. El evento atrajo a profesionales de 16 países y sirvió para realzar el contacto entre los bailarines locales y los de otros lugares del mundo.
Hora de bailar en el Abierto de Baile Deportivo de Time 2005.
Al principio, el baile de salón atrajo la atención de participantes mayores, y los jóvenes lo consideraban un baile para gente mayor. Después de ser aficionados durante años al hip hop y otros estilos, están ahora prestando atención al baile de salón. Chou cree que el tiempo ha ayudado a resucitar la reputación del baile de salón a medida que la gente es más abierta a verlo como un pasatiempo saludable.
“Refleja un cambio de la opinión colectiva sobre las relaciones humanas”, dice Chou. “Ahora, la gente ha aceptado que es normal la proximidad necesaria en la danza”. El está feliz que muchos bailarines jóvenes aprecian la danza como un deporte, ya sea que lo practiquen para mantenerse en forma o apreciar los movimientos. El dice que muchos estudiantes universitarios participan en las clases de fines de semana, dictadas en la escuela, y su dedicación es señal de que los problemas que enfrentaron los bailarines de su generación no molestarán a los jóvenes de ahora.
En la década pasada, algunos graduados universitarios eligieron la danza como carrera. Chou tiene la esperanza de que la nueva sangre lleve el baile de salón a la posición que se merece. Serena Liu, una de las alumnas de Chou, es bien conocida en Taiwan por su danza y su apariencia elegante y fotogénica que la lanzaron a la fama. Chou dice que la fama de Liu ha contribuido en gran medida a dar una imagen más juvenil al baile de salón, y estimulado una perspectiva fresca de la danza.
Mary Yeh, esposa de Royce y presidenta actual de CTDSF, opina también que Liu ha elevado la posición del baile de salón, y agrega que la artista, Pequeña S, ha hecho popular el baile de salón al incorporarlo a sus rutinas. Esto ha cambiado realmente la actitud del público hacia la gente que se gana la vida con la danza. Chou dice que aquellos de su generación solían vacilar cuando se presentaban como bailarines y profesores de baile de salón a tiempo completo.
El compañero de baile de Serena Liu, David Lee, es un hombre joven cuya carrera se vió alterada por la danza. El comenzó a bailar en 1994 cuando estudiaba microbiología en la Universidad Soochow en Taipei. Tuvieron que pasar algunos años, lograr varias medallas y aparecer en televisión en diversas ocasiones para que su familia aceptara que el baile de salón era una carrera más satisfactoria que las ciencias. Además de actuar por invitación, Lee dedica la mayor parte de su tiempo a la enseñanza.
Lee dice que profesores con antecedentes universitarios adoptan naturalmente el método analítico a la hora de enseñar. “El método analítico hacía falta antes”, dice Lee. “Esto significa que muchos profesores sólo enseñaban cómo, pero no el porqué”. Saber el porqué ayuda a los bailarines a usar sus músculos correctamente para crear la armonía entre el movimiento y la música.
Los participantes en el Abierto de Baile Deportivo de Time 2005.
Los bailarines dedicados procuran con frecuencia recibir enseñanza de profesionales extranjeros para ponerse al día con las últimas tendencias, aparte de participar en competencias en el país y el extranjero para ganar experiencia en escena y poner a prueba sus límites. Tanto Kent como Judy Chou, y Royce y Mary Yeh ganaron preseas en varias competencias locales e internacionales, antes de retirarse de la escena competitiva. En la generación de los mayores de treinta años, Alex Hou y Melody Chang sobresalen con un séptimo lugar en el Campeonato Mundial de Diez Bailes 2004, celebrado por el Consejo para la Danza Mundial y Danza Deportiva (WD&DSC, siglas en inglés).
Cada una de las dos partes del baile deportivo, moderno y latino, está formada por cinco categorías que componen un decatlón de danza: vals, tango, quickstep, fox trot y vals vienés en la categoría moderna; y rumba, cha-cha, jive, samba y paso doble en latino. Hou y Chang son una de las pocas parejas taiwanesas que pueden bailar bien los diez estilos. También son una de las pocas que tiene como meta ganar títulos en campeonatos mundiales, y han competido en el ámbito internacional cada año desde 1999, costeándose sus propios gastos. Hace poco, fueron finalistas en los cuartos de final del Campeonato de Baile Latino y Moderno de WD&DSC en 2004 y 2005.
Hou dice que hace una década, alrededor de 20 parejas taiwanesas compitieron en campeonatos mundiales. Este año, solamente ocho parejas participaron en las competencias. Muchos perdieron la fe y desistieron cuando fracasaron en las primeras rondas. “Tuvimos que pasar por lo mismo, pero nunca nos dimos por vencidos”, dice Chang, la esposa de Hou. “Es sólo cuestión de determinación, y hacer todo lo que es necesario”.
La pareja viaja a Europa dos o tres veces al año para competir, y se quedan allí alrededor de un mes cada vez. Durante su estadía, participan en clases dictadas por bailarines famosos mundialmente. Cada viaje consume nuestros ahorros, pero Chang dice que han tenido suerte de conocer a maestros profesionales tales como Bobbie Irvin y Marcus y Karen Hilton, cuando necesitaban ese impulso para llegar al próximo nivel. Se tropezaron con un problema hace algunos años cuando se quedaron en el mismo nivel durante tres competiciones consecutivas. “Nos sentimos perdidos y comenzamos a pensar si eso era lo mejor que podíamos lograr”, dice Chang. “Pero queríamos tanto poder llegar a la cima”. Fue allí cuando Irvin nos presentó a los Hilton.
Chang dice que el camino hacia los campeonatos es largo y costoso para los bailarines de Asia, y muchos dudan que valga la pena la inversión. Para ellos, la experiencia no tiene precio. “¿Puede imaginarse lo que se siente cuando su nombre es anunciado como uno de los mejores bailarines del mundo?”, pregunta Hou. El año pasado en el Reino Unido cuando fueron nominados como una de las primeras cinco parejas en el Campeonato Mundial Rising Star, Hou comenzó a llorar cuando escuchó las palabras “De Taiwan”: él y Chang habían elevado la posición de Taiwan en el circuito internacional. Hou dice que muchos bailarines jóvenes no saben lo que están perdiendo cuando abandonan la danza.
La pareja se siente agradecida porque sus familias han mostrado un sólido apoyo todo el tiempo. Chang fue bailarina de ballet hasta que se graduó de la universidad, y su madre la persuadió para que aprendiera baile de salón. Al principio, la idea no fue bienvenida; como otras de su edad, ella pensaba que el baile de salón era para los mayores. Eso fue hace quince años. Hou apareció varios años después. El era un estudiante universitario interesado en bailar. Chang se convirtió en su tutora.
Ambos admiten que el ambiente ha mejorado para los bailarines y tutores de baile de salón. Chang dice que ella espera que el baile de salón se vuelva una parte del currículo en las escuelas de arte. Sólo un sistema de entrenamiento estandarizado puede ayudarlo a desarrollarse en la dirección correcta. “Así como el ballet, los bailarines de salón deberían comenzar desde pequeños”, dice ella. Su hijo, que ahora tiene diez años, aprende tanto ballet como baile de salón.
Entre las primeras parejas del Campeonato Mundial Rising Star, aChang y Hou dominan los diez estilos de baile, y aspiran ganar más títulos mundiales.
Mary Yeh, de CTDSF, dice que su organización ha comenzado a promover el deporte entre los niños en edad escolar mayores de nueve. Ellos dividen a los niños en varios grupos de edad para el entrenamiento. Aún así, ella cree que los niños deberían comenzar antes de la escuela primaria, y le preocupa que la mayoría deja las clases después que inician la secundaria superior. Después de eso, a menos que entren en el Colegio de Educación Física de Taipei, donde la danza es un requisito, no existen ningún curso de danza estandarizado formal a la disposición.
Chou enseña en China, Hong Kong y Taiwan. El dice que China está acelerando el paso y desempeñándose bien en la escena internacional, y cuenta con la ventaja de un sólido entrenamiento. En comparación, los bailarines taiwaneses se destacan en la presentación, pero son menos ambiciosos en el ámbito internacional. Desde 1994, los bailarines de toda la isla han creado más de 30 asociaciones, cada una formando un pequeño círculo y celebrando sus propias competencias. Cuando los bailarines están renuentes a competir fuera de sus propios círculos, Chou dice, que se debe a la falta de motivación para competir en las competencias nacionales e internacionales.
El mismo problema parece que también aflige a los bailarines de salón minusválidos. El baile de salón en silla de ruedas cuenta con una historia de tres años en Taiwan. Los bailarines Shih Ta-tsung y su esposa Hsieh Chuan-chuan, quienes trabajan en la Fundación para el Bienestar Social Eden, introdujeron esta disciplina para los minusválidos. La pareja y la fundación ya no trabajan en cooperación, pero sus esfuerzos individuales han producido resultados estimulantes. Lin Hsiu-hsia, por ejemplo, ganó dos campeonatos en dos días consecutivos en Singapur y Japón.
Lu Huei-shuan, especialista en relaciones públicas en el centro de desarrollo de recursos de Eden, dice que la danza abrió las puertas a un nuevo mundo para aquellos que estaban confinados a sus casas. La mayoría de los bailarines minusválidos pensaron en viajar y competir antes de aprender a bailar. “Cuando bailan, su confianza en sí mismos toca a cada persona del público”, dice ella. “Aparte de sus destrezas, su manera de vivir con su invalidez inspira realmente a la gente a ser más optimista sobre sus propias vidas”. Cuatro parejas están recibiendo entrenamiento para las Olimpíadas Especiales 2008, y Lu piensa que tienen gran posibilidad de ganar.
Con o sin ruedas, los bailarines de salón han logrado deshacerse de la imagen negativa que tuvieron alguna vez. Ahora, son reconocidos en el país como profesionales que tratan de ganarse la vida como cualquier otra persona, y son tomados con seriedad en el ámbito internacional como competidores capaces. Cuando suena la música, Alex Hou y Melody Chang salen a la escena. Con cada paso, esta pareja lleva el baile de salón a un nuevo nivel.