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Taiwan Today

Taiwán Hoy

Viviendo los detalles

01/02/2005
La Arcadia 46 x 68 cm 1997

No es poco común escuchar hablar a mujeres casadas sobre cómo el matrimonio ha sepultado sus carreras y otros intereses con las tareas hogareñas y los pañales. Por supuesto, algunas simplemente retoman el camino donde lo dejaron después que los hijos crecen, pero muchas más son las que sueñan con nostalgia con los días pasados. Pero para esta mujer taiwanesa, el matrimonio y dos hijos no han sido un impedimento para convertirse en una reconocida bordadora y diseñadora de joyas, autora de varios libros, columnista, profesora universitaria, e incluso, alumna de postgrado en Inglaterra.

Nien Pi-hua dice que de casada ha disfrutado de más tiempo libre que hasta cuando era soltera. Después de graduarse en 1971 del departamento de idiomas extranjeros de la que se conoce ahora como la Universidad Providencia en Taichung, Nien trabajó para una compañía de exportación. Dos años después, entró al mundo de la moda juvenil como agente de una compañía estadounidense.

Como no había una diseñadora de la casa, parte del trabajo de Nien era crear esquemas de color y variedades de tejidos para los patrones que la compañía compraba de Europa antes de enviarlos a los fabricantes de cauce bajo. Fue un trabajo que le dio la oportunidad de probar lo que era ser una diseñadora de verdad, y no sólo eso, ella lo hacía bien, y ayudó a triplicar las ventas anuales de exportación a NT$10 millones (US$295.000) en cinco años.

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Nien Pi-hua: “Como diseñadora, dejar de buscar avances o descubrir en nuestras raíces culturales lo que es valioso y está íntimamente unido a nuestras vidas, es para mí una señal de dejadez e irresponsabilidad”.

“Esa cifra era bastante significativa en ese entonces, pero para mí lo mejor era que podía hacer lo que me interesaba”, dice Nien. “Siempre me gustaba jugar con colores, patrones de tejido, y otras manualidades. En nuestra época escolar, no se animaba a mucha gente a pasar tiempo en esas actividades”.

Nació en Taipei en 1947. La infancia de Nien fue como la de muchos otros, dominada por el estudio y la meta de pasar el examen de entrada a la universidad. En la escuela, las pocas clases que no eran examinadas en el examen de entrada a la universidad, tales como bellas artes y educación para el hogar, no eran tomadas en serio o eran vistas como horas extras por los maestros que enseñaban literatura china, inglés o matemáticas. Lo más que se podía esperar de esas clases era, quizás, aprender a hacer algunas flores artificiales para el Día de la Madre, o algún tejido, y a veces, cocinar algunos platillos o postres.
 

En un ambiente así, no hace falta decir que el diseño no se hallaba en la lista de temas de los estudiantes, y no fue hasta que Nien entró en la Universidad Providence que tocó este tópico. Esta universidad católica llevaba a cabo actividades en días especiales como Halloween y Navidad, que no fueron populares en otras escuelas hasta muchos años después. Nien diseñaba los disfraces para los estudiantes más jóvenes, y su trabajo ganaba a menudo varios premios -desde el más atractivo hasta el más interesante. Los trajes y las flores de papel hechos a mano eran algunas de sus especialidades.

"Cuando películas como My Fair Lady se volvieron populares entre las muchachas de la escuela, yo elaboraba trajes y accesorios con papel crepé similares a los que usaban los actores”, dice.

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Anillo Coral,oro de quilate

Todo lo que se aprende en la escuela y en la vida se convierte finalmente en un ingrediente que contribuye a la fuerza de cada persona en el futuro, cree Nien. Ella dice que su deseo de crear belleza con sus propias manos era como una luz encendida por muchos años desde que cursaba estudios y trabajaba, y que destellaba de vez en cuando en ciertas oportunidades. Por ello, cuando se convirtió en ama de casa a tiempo completo, estaba encantada de haber tomado totalmente el control de su horario como madre. Ella comenzó a aprender bordado para pasar el tiempo y entretener a su bebé con las pequeñas cosas que hacía.

Mientras que muchas mujeres consideran que ser madre consume mucho tiempo, Nien descubrió el secreto y lo convirtió en un trabajo de ensueño. “Los bebés lloran cuando están incómodos, tienen hambre o están enfermos. Hay que asegurarse de que estén cómodos para que duerman, en vez de molestar. Entonces, uno puede hacer lo que le interesa”, dice. El método de Nien era usar pañales de tela en vez de la variedad desechable, y preparar la leche antes de que el bebé tuviese hambre. Y de algún modo, logró tener tiempo suficiente no sólo para trabajar en su bordado, sino también para leer historia del arte antiguo y averiguar todo lo que pudo sobre esta artesanía.

Robando una hora o dos de su rutina diaria para visitar bibliotecas públicas, Nien comenzó pronto a escribir sobre código de vestido de las generaciones anteriores, y cómo su vestimenta, calzado, medias, bolsos, y otros accesorios llegaron a reflejar su nivel social.

“Muchos poetas taiwaneses ofrecen fuentes sobre cómo la gente se vestía”, dice. “Cuanto más leo, más se abre mi curiosidad sobre la estética de nuestros antepasados”.

Ella se hizo columnista de diario, y escribía sobre temas tales como la evolución de las carteras en las culturas china y occidental, patrones de bordado y su simbolismo, técnicas de tejido con aguja, y las joyas de los pueblos de regiones desiertas.

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Coral tibetano y pendientes de bolsitas fragrantes.

Para estimular el interés de los lectores, ella comenzaba generalmente con alusiones y anécdotas relacionadas con las formas y funciones de los objetos a ser introducidos en las columnas. Por ejemplo, en el pasado, escribe Nien, la vestimenta formal de los chinos no tenía bolsillos. Y por eso la cartera o el bolso se volvieron accesorios indispensables. Cuando los ricos o nobles salían, un portador iba con ellos, llevando todas las carteras en una percha.

“Estas bellas carteras y bolsos eran vistos como complementos necesarios de la vestimenta formal”, dice Nien. “Desde el emperador hasta los cortesanos de diferentes jerarquías, todos los usaban”.

Comprender el pasado, para Nien, sirve para que la mente creativa enlace las brechas entre la innovación y la tradición. A principios de los años ochenta, Nien celebró exhibiciones de bordado en Taipei que le convirtieron en una experta en un arte que había sido virtualmente olvidado. En los años posteriores, su programa incluyó invitaciones de organizaciones, tales como el Consejo para los Asuntos Culturales del Gobierno con el fin de hacer giras y demostraciones sobre la elaboración de carteras y bolsitos fragantes. Además, ella publicó su primer libro sobre joyería bordada en 1985, y el segundo cuatro años después sobre bordado artesanal folklórico de la Dinastía Qing.

La sed de conocimiento de Nien abarca incluso la joyería de la Roma antigua y la arábica.

“El diseño de joyería no fue sólo un producto del Occidente ni siquiera en la época antigua; el amor por la joyería es universal”, dice. “Las excavaciones de metalistería y joyería del pasado siempre llamaron mi atención. Ellas son evidencia de los primeros intercambios culturales entre el Oriente y el Occidente”.

Esto le inspiró a hacer en cierta ocasión estuches para tarjetas y monederos bordados a imitación de los artefactos desenterrados de la Dinastía Han -creaciones que atrayeron la atención del público.

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Llamas 68 x 46 cm 1992

En 1988, ella hizo la solicitud para cursar estudios de metalistería y diseño de joyería en el Colegio Real de Artes en Londres. Pero con un portafolio compuesto enteramente de diseños de bordado, al acercarse la fecha tope y sin recibir noticias de Londres, Nien llamó a Inglaterra y persuadió a la escuela para que la aceptaran. Para ayudar a Nien a familiarizarse con el tema, el departamento organizó para ella una serie de cursos de emergencia -un instructor cada dos semanas para enseñarle las técnicas básicas. Nien estuvo allí un año.

“Lo mejor de estudiar en el exterior es que aprendí a tener varias perspectivas al comparar diferentes culturas”, dice. “La interacción entre culturas es un estímulo necesario y positivo. Taiwan está ahora inundado por culturas exóticas, pero la gran pregunta que debemos hacernos a nosotros mismos es: ¿dónde está y cuál es nuestra propia cultura? Debemos resolverla rápidamente. Está bien absorber de otras culturas, pero necesitamos desarrollar nuestros propios puntos de vista y generar una manera de expresión que pueda identificarse como única a Taiwan”.

De regreso a Taiwan, ella se dedicó al diseño de joyería fina. El estudio Nien Design es un pequeño espacio privado oculto en uno de los edificios congestionados en el distrito este de Taipei, con un área de exhibición colocada al lado de un estudio y frecuentada por una serie de clientes leales. Cada pieza encontrada aquí es única y hecha para complementar al propietario, en vez de dar énfasis a la diseñadora.

Además de los diseños por encargo, Nien logra dedicar parte de su tiempo a escribir sobre diseño de joyas y trabajar en creaciones experimentales. Su joyería bordada desafía las convenciones con experimentos que incluyen acero, cobre y cables esmaltados con seda, lo que resulta en productos que son simultáneamente duros y suaves. “Como diseñadora”, dice, “dejar de buscar avances o descubrir en nuestras raíces culturales lo que es valioso y está íntimamente unido a nuestras vidas, es para mí una señal de dejadez e irresponsabilidad”.

La misma Nien coloca sus obsesiones a un lado de su excentricidad a la hora de apreciar un arte que la historia ha dejado rezagado. En 1995, ella regresó de Nottingham, Inglaterra, siguiendo el consejo de un amigo, para obtener una maestría en moda y tejido. Aunque el diseño de joyería es el centro principal de su carrera, aún encuentra tiempo para escribir sobre punto de aguja y transmitir sus habilidades. De hecho, ella dicta clases en la comunidad Caiyuan en Lukang en el centro de Taiwan, el pueblo natal de su padre, donde en 2002 comenzó un proyecto de diez años con el objetivo de darle nueva vida a las artesanías tradicionales para las amas de casa.

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Libélula 12 x 8 cm 1995

Una de las metas del proyecto es crear una villa del bordado. Huang Chih-nung, el hombre detrás de la empresa y director del proyecto de un estudio de arte local, dice que estas mujeres aprenden estas destrezas no por su valor económico, sino para darle nueva vida a estas artesanías antiguas. El dice que conoció a Nien cuando fueron jueces del Concurso Nacional de Artesanías, y cuando le solicitó que enseñara una clase en Caiyuan, ella estuvo inmediatamente de acuerdo.

“Nien se considera a sí misma nativa de Lukang, y desea mucho hacer algo por su pueblo natal”, dice. “No es fácil encontrar una instructora hábil que también sea paciente y capaz de estimular a los estudiantes, y tenemos suerte de contar con Nien. Ella posee todas las cualidades, y es amistosa, gentil, considerada, y se siente feliz de ayudar a otra gente”.

Huang dice que el diseño de bordado de Nien añade inteligentemente una pizca de modernidad a un arte antiguo. “Ella lo hace todo con su corazón, incluyendo enseñar las clases en Caiyuan”, dice él. Por eso los estudiantes quedan con el sentido de haber logrado algo, ella comienza las clases con proyectos que son fáciles de terminar, tales como carteras. Asimismo, ella enseña solamente técnica, instando a los estudiantes a poner sus propias ideas. Además, ella adapta las lecciones según el desempeño de los estudiantes, dice Huang.

A Huang le gusta contar la historia de cómo Nien se encontró una vez con una fábrica de metalistería que estaba a punto de cerrar. Compró su equipo y herramientas, y ella misma costeó los gastos del envío a Caiyuan.

“Así es de dedicada ella en todo lo que hace”, dice Huang.

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