Un escritor taiwanés establecido continúa explorando el pasado, presente y futuro de su tierra natal.
Con frecuencia había un grupo de vecinos charlatanes debajo del sauce en el Templo Dadaogong, quienes reían fuertemente mientras alguien imitaba los gestos de Sing-a cuando alimentaba a los cerdos y los sonidos chillones de un cerdo; otro imitaba a Kui-a inclinando la cabeza, saltando alrededor con sus manos detrás de la espalda, y llorando, “¡Oh dios! Qué oscuro es Daniunan!”
-- de La leyenda de Sing-a y Kui-a, Song Ze-lai, 1978 --
Song Ze-lai, a la izquierda, recibe el Premio Nacional a las Artes de manos del presidente Ma Ying-jeou, centro. Entre los otros ganadores se encuentra el director de cine Ang Lee, a la derecha. (CNA)
Después de cuatro décadas escribiendo en géneros tan diversos como la ficción, la poesía, y los ensayos literarios, Song Ze-lai fue honrado en noviembre de 2013 con el Premio Nacional a las Artes, el galardón más prestigioso en Taiwan, por sus logros a lo largo de su trayectoria. Un genuino sentido de la experiencia taiwanesa domina sus escritos. El comité del premio de la Fundación Nacional para la Cultura y las Artes, la organización con sede en Taipei organizadora de este galardón, por ejemplo, comentó que Song era reconocido por la adopción innovadora de “una fuerte conciencia social y cultural”. El humanitarismo progresivo que expone el escritor es rico en contenido y transmitido en una variedad de formas literarias, indicó la organización. En cuanto a ésto, Song dice, “Dependo mucho de mis recuerdos para escribir. La mayor parte de los lugares y personajes en mis novelas son de la vida real y la vida cotidiana en Taiwan”. Otros artistas taiwaneses honrados con el 17º Premio Nacional a las Artes en 2013 incluyeron al mundialmente famoso director de cine Ang Lee.
La trayectoria de la vida de Song ha sido en su mayor parte bastante simple y directa. Nacido con el nombre de Liao Wei-jun en 1952 en el distrito rural de Yunlin, en la parte sur de Taiwan, se graduó del Departamento de Historia en la Universidad Nacional Normal de Taiwan (NTNU, siglas en inglés) en la ciudad de Taipei en 1976. Luego, impartió clases en el Colegio de Secundaria Fusing del distrito de Changhua, en la región central de Taiwan, hasta su jubilación en 2007. Ya escribía historias con inclinaciones psicológicas basadas en su experiencia creciendo en una villa agrícola mientras estudiaba en la NTNU. Comenzó a escribir bajo el seudónimo de Song Ze-lai, al tiempo que realizaba su servicio militar obligatorio a finales de la década de 1970, publicando varias novelas cortas y de mediana extensión mientras experimentaba con los estilos naturalista, realista y romántico. “Al culminar sus estudios, volvió a las representaciones de la sociedad taiwanesa”, dice.
En marzo de 1978, una revista literaria publicó su novela La leyenda de Sing-a y Kui-a. La historia se desarrolla en la villa imaginaria de Daniunan, que es descrita a imitación del pueblo natal de Song, el poblado de Erlun en el distrito de Yunlin. En la novela, la primera de Song que fue ampliamente reconocida, los hermanos Sing-a y Kui-a cultivan arroz y otras cosechas que generalmente venden a mayoristas locales a injustos precios bajos. “¿Estás tratando de engañarme? ¿Soy fácil de engañar?” decía siempre sospechosamente Kui-a a los compradores tramposos.
La leyenda de Sing-a y Kui-a, que ganó el prestigioso Premio Literario Wu Cho-liu en 1979, fue pronto compilada junto con otras tres novelas escritas por Song en una antología titulada La Villa Daniunan. El honor cimentó aún más el lugar de Song como una -figura importante en la tendencia literaria autóctona de la década de 1970, un período durante el que las obras nativistas taiwanesas eran a menudo publicadas en revistas y en secciones literarias de periódicos.
El director de cine Wei Te-sheng, al frente tercero a la izquierda, y los actores de su película de 2008, Cabo No. 7. Para Song, estas películas hechas localmente están asumiendo el papel de liderazgo en el fomento de la creatividad taiwanesa. (CNA)
Notablemente, Song escribió acerca de los agricultores explotados en una época cuando Taiwan se encontraba en transición de una economía agrícola a una industrial. “El enfoque del autor en los problemas de una economía agrícola es bastante diferente a su tendencia hacia la nostalgia, la caracterización y el destino de los protagonistas encontrados en las primeras novelas nativistas de la década de 1970”, dice Chen Chien-chung, un profesor asociado en el Instituto de Literatura de Taiwan en la Universidad Nacional Tsing Hua en la ciudad de Hsinchu, en la parte norte de Taiwan. El intelectual indica que en un contexto más amplio, La Villa Daniunan revela los dilemas de muchas comunidades agrícolas en la era de la postguerra, narrando las historias de la gente que luchaba para sobrevivir frente al capitalismo y la modernización.
La sociedad taiwanesa estaba lentamente comenzando a liberalizarse durante el movimiento autóctono de Literatura Nativista de Taiwan de la década de 1970. Song siente que este punto decisivo en la transformación cultural de la post-guerra fue impulsada por un llamado del movimiento literario para la resistencia en contra del gobierno autoritario. “En el pasado, las obras de escritores nativistas formaban sólo una corriente inferior, convirtiéndose en algo como literatura clandestina”, dice. “Ahora la literatura taiwanesa ya no es un tabú y puede apreciarse abiertamente”. El éxito de La Villa Daniunan en un momento en el que la sociedad buscaba una conexión más íntima con sus orígenes nativos, dio fama al joven novelista que rivalizó más con los escritores más experimentados. “Me convertí en el mayor beneficiario del movimiento literario nativista”, dice.
En 1980, Song publicó una colección de cuentos cortos titulada Cuentos formosanos. En el prefacio de la reimpresión de 1988, el autor explica que las historias muestran la realidad de la sociedad de clase baja en las villas agrícolas, pueblos pequeños y ciudades portuarias de Taiwan, antes de 1979. “Me esforcé en registrar mis observaciones de la sociedad”, indica Song. “Esa miseria va más allá de la imaginación de los académicos en los estratos de las clases mediana y alta de la sociedad”. Cuentos formosanos fue escrita en un estilo naturalista que recuerda al autor francés del siglo XIX, Guy de Maupassant, quien es considerado el padre fundador del cuento corto moderno. Así como de Maupassant, Song describe a los seres humanos en términos de una existencia condicional que los lleva a un destino inevitable. Estos cuentos cortos representan el apogeo de los logros literarios de Song según críticos tales como Wang Der-wei, actualmente profesor en el Departamento de Idiomas y Civilizaciones del Este Asiático en la Universidad Harvard, en Estados Unidos; y académico de la Academia Sínica, la más connotada institución de investigación de Taiwan. Wang subraya en su crítica de Cuentos formosanos que las 33 narraciones en la colección ocurren en un período de medio siglo, comenzando durante el período del régimen colonial japonés (1895-1945) y culminando cuando los lazos diplomáticos entre la República de China y Estados Unidos cesaron en 1979. Wang dice que Song cubre una amplia gama de temas –las vidas de los soldados taiwaneses que sirvieron en las fuerzas armadas japonesas, el declive de los terratenientes, las relaciones extramatrimoniales, la explotación de la mano de obra, las campañas electorales y los escándalos educativos –y elogia la prosa simple sin adornos que da una fuerza única a las obras de Song. “Ese enorme ámbito es extraordinario”, resalta el académico.
Importancia nativa
Hacia finales de 1981, Song fue invitado a realizar una residencia en el Programa Internacional de Escritores (IWP, siglas en inglés) en la Universidad de Iowa, en la ciudad de Iowa en Estados Unidos. El IWP es un homólogo no académico del Taller de Escritores de la Universidad de Iowa, que fue establecido en 1936 como el primer programa acreditado para la redacción creativa en Estados Unidos. El IWP comenzó a ofrecer residencias en el campus de la universidad para escritores nuevos y establecidos procedentes de todo el mundo en 1967. Song ha sido uno de los escritores más jóvenes que realizado una residencia en la universidad. Durante su estadía de cuatro meses allí, conoció a dramaturgos, novelistas y poetas de países como India, Israel, China continental, Malasia, Polonia; y quedó intrigado en gran medida por las algunas veces desastrosas dificultades políticas de sus respectivas tierras natales. “Quedé asombrado por las fuerzas políticas persuasivas que hieren a estos escritores, cuyas obras no fueron sin duda escritas por diversión, sino que fueron creadas más bien arriesgando hasta sus propias vidas”, dice Song, agregando que adoptó una actitud más seria hacia sus propias creaciones después de participar en el programa de escritores residentes.
La obra de Song, Trescientos años de literatura taiwanesa, fue publicada en 2011.
Durante su estadía en Iowa, Song escribió varios poemas en taiwanés, el dialecto del pueblo hoklo, que conforma el mayor grupo étnico en Taiwan. Desde entonces, ha continuado escribiendo en su lengua materna. Por ejemplo, su obra La rebelde ciudad de Tann-niau, publicada en 1987, es considerada una importante novela pionera en el emergente movimiento literario en dialecto taiwanés. La experiencia de crear su obra, que Song considera su mejor novela de mediana extensión, convenció al autor de la importancia y la necesidad de escribir en su propia lengua nativa. “Le permite a uno expresar ciertas sensibilidades étnicas de manera más precisa e inspira al escritor a escribir más rítmicamente”, manifiesta Song. El considera que hay un futuro prometedor para la literatura en idioma nativo a medida que más jóvenes escritores creen obras en taiwanés o hoklo, y otros dialectos como hakka y los de las tribus aborígenes. Sin embargo, él también ve la necesidad de promover la enseñanza del sistema de escritura para estos dialectos, con los que muchos taiwaneses aún no están muy familiarizados. “Más esfuerzos deberían hacerse en este campo”, sugiere el autor.
Taiwan arruinada (1985), otra de las novelas largas de Song, trata sobre una isla afligida con serios problemas medioambientales, incluyendo envenenamiento por radiación causada por desastres de plantas de electricidad nucleares. La obra profética se basa en gran medida en los estudios de historia que realizó el autor. “La historia se repite y no hay nada nuevo bajo el sol”, señala Song. “Puedo predecir a grandes rasgos las acciones y destinos futuros de las personas; eso es lo que he aprendido de los estudios de historia”. Taiwan arruinada es considerada una de las obras más influyentes de Song. “Especialmente después del desastre nuclear en Fuku-shima, Japón, en 2011, el tono compasivo de esta novela en medio de un entorno tan pesimista es muy conmovedor”, dice Lin Jui-ming, profesor de historia y literatura taiwanesa en la Universidad Nacional Cheng Kung (NCKU, siglas en inglés) en la sureña ciudad de Tainan. Lin compara el significado de Taiwan arruinado con la novela El nuevo mundo valiente (1932) de Aldous Huxley (1894-1963), y Mil novecientos ochenta y cuatro (1949) de George Orwell (1903-1950).
Lin subraya que la pasión de Song por su tierra natal puede también sentirse en sus otras novelas largas tales como Murciélago sangriento visitando la ciudad (1996) y Mundo maligno tropical (2001). Estas novelas están impregnadas de motivos procedentes de la fe cristiana del autor y escritas en un estilo de realismo mágico.
Song es también un aclamado crítico literario, editor y teórico. Ayudó a fundar varias revistas que enfocan en los movimientos culturales locales y publicó Trescientos años de literatura taiwanesa en 2011, con recuentos de la historia literaria de Taiwan desde principios del régimen de la corte Qing (1684-1895) hasta el presente. Song obtuvo una maestría en 2009 del Instituto de Postgrado de Literatura Taiwanesa en la Universidad Nacional Chung Hsing de la ciudad de Taichung, en el centro de Taiwan. Su tesis de maestría trató acerca del papel de la etnicidad e identidad en la literatura existencial taiwanesa. En 2012, Song se matriculó en el programa de doctorado en el Departamento de Literatura Taiwanesa en la NCKU.
Han ocurrido muchos avances con el paso de los años en la creación de literatura taiwanesa, así como la investigación sobre ésta, señaló Song, pero él también reconoce la influencia del cine, que va evolucionando, en su temática. Song menciona las películas hechas localmente por directores tales como Wei Te-sheng, como un ejemplo de esta tendencia. “La enorme popularidad de estas películas ha barrido con las décadas de penumbra que sufrieron las películas taiwanesas”, dice Song. “Esta películas están dando una bella nueva imagen a los taiwaneses, y muchos cineastas están participando en movimientos sociales y políticos que buscan un camino para el futuro de Taiwan”. El escritor admite que se contenta por lo general de ver que el sector del cine ha asumido el papel de liderazgo en el fomento de una creatividad taiwanesa genuina; y espera que ésto continúe por muy largo tiempo. Sin embargo, las historias nativas que los cineastas taiwaneses narran a través de este medio más novedoso, tuvieron su origen en aquellos cuentos del movimiento autóctono literario que Song comenzó a escribir desde que era un joven.