Desde la Revolución Industrial, el ser humano realiza un masivo consumo de combustibles que se traduce a grandes cantidades de gases de invernadero, predominantemente emisiones de CO2. Para prevenir el empeoramiento del calentamiento global, se adoptó el Marco de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas en 1992, y se firmó el Protocolo de Kyoto en 1997, donde se exigen a los países desarrollados reducir sus emisiones de CO2.
Aunque la República de China no es miembro de las Naciones Unidas, ni está obligada bajo el Protocolo a reducir tales emisiones, Taiwan está completamente al tanto de sus responsabilidades como integrante de la comunidad internacional. En un esfuerzo para formular estrategias y medidas con el fin de reducir las emisiones de gases de invernadero, el Gobierno convocó la Conferencia General de Energía en 1998 para reevaluar sus políticas energética e industrial. Basado en las conclusiones de la conferencia, se preparó e implementó un abarcador plan de acción.
Antes de obtener estimados más exactos, el plan proyecta mantener la emisión anual per cápita de CO2 por debajo de 10 toneladas para el año 2020. Las medidas enfocan en la conservación y la promoción del uso eficiente de la energía. Se están diseñando diferentes soluciones para los diversos sectores, incluyendo el eléctrico, industrial, de transportes, comercial y residencial.
A fines de 1999, el uso de la electricidad ocupó el mayor porcentaje de consumo energético del país, 46% del total, lo que representa un sustancial aumento sobre el 34% de 1979. Por ende, el mejoramiento de la eficiencia de las plantas generadoras de electricidad se ha convertido en la más alta prioridad del Gobierno en materia energética. Se procurará aumentar la eficiencia termal promedio por encima del 45% para 2020. Al mismo tiempo, se espera que las pérdidas que ocurren durante la transmisión y distribución serán reducidas al 5,5%.
Se establecerán el índice de eficiencia energética para los productos e instalaciones, así como sistemas de auditoría para lograr una mejor conservación de energía en el sector industrial. Existen préstamos y asistencia técnica para fortalecer estas medidas en las empresas.
Para lograr un consumo energético más adecuado en el sector de transportes, se están construyendo sistemas de transporte público más eficientes, tales como trenes de alta velocidad y redes de transporte rápido en masa. También se estimula la investigación y el desarrollo de vehículos que ahorren energía, y el uso de combustibles alternativos.
En cuanto a los sectores comercial y residencial, el Gobierno ha establecido estándares de eficiencia energética para los electrodomésticos y está revisando el índice de consumo de energía para los edificios.
Además de reducir las emisiones de CO2, los académicos locales señalan que la conservación de energía, el aumento de la eficiencia y el desarrollo de fuentes de combustibles menos problemáticas pueden ser soluciones prácticas en el plan de acción del Gobierno.