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La historia del destino está en el rostro

06/02/2001
Para una consulta directa con los dioses,uno recurre a las varas de los templos. (Chen Mei-ling)

¿Está listo para descubrir qué revela su cara acerca de la personalidad y la suerte? Mire al espejo. ¿Tiene la nariz en forma de ajo? Según la creencia china tradicional, las personas con nariz en forma de ajo disfrutarán de prosperidad y buena suerte.

¿Cejas gruesas? Los adivinos dicen que ésto significa que tiene pensamientos no convencionales y que vivirá caóticamente. La gente con cejas gruesas son consideradas como personas propensas a no tener tacto. Sin embargo, la sabiduría china sostiene que este tipo de personas finalmente se organizan y alcanzan el éxito después de estar soñando despiertos en sus primeros treinta años.

En cuanto a las personas que tienen un espacio entre sus dientes, ellas están destinadas a perder dinero.

Muchos taiwaneses confían en las predicciones y explicaciones de los adivinos y siguen sus consejos al tomar las decisiones durante la vida. Las visitas a los adivinos son especialmente populares ahora que se inicia un portentoso nuevo milenio.

No se ría de la gente con nariz de cerdo. De hecho, el cirujano plástico de Taiwan, Su Mao-jen cuenta de un apuesto paciente que quedó tan inspirado de las palabras de un adivino que pidió que su nariz fuera remodelada como la de un cerdo. Mientras más anchas fuesen las ventanas de la nariz, más rico sería.

El pueblo chino cree fuertemente en el destino, y adivinar la suerte basado en las características faciales es una actividad que ha existido durante cinco mil años.

Pero leer la cara es más que una forma para determinar el carácter y la capacidad. También ha estado asociado durante mucho tiempo con la medicina china, y los doctores tradicionales diagnostican una enfermedad a través de una cuidadosa observación de la cara del paciente.

El adivino Li Yuan dice que la gente le visita para conocer más acerca de sus situaciones profesionales, financieras, maritales y de salud. El ha estado prediciendo el futuro por más de 40 años. Diariamente en su puesto, ubicado en el concurrido paso inferior cerca del Templo Hsingtien de la ciudad de Taipei, Li atiende entre 30 y 60 clientes, la mayoría de ellos mujeres. El señala que el negocio es mejor durante un período de recesión.

En este mismo sentido, los cirujanos plásticos reconocen que más personas llegan para hacer operaciones de la nariz, remover lunares y depilarse las cejas durante las recesiones económicas. “Ellos desean evitar la mala suerte y aumentar su riquezas”, señala un doctor.

La adivinación china está basada en el I Ching. Este libro antiguo detalla un sistema de adivinación estrechamente relacionado con la filosofía taoísta que prescribe que el yin y el yang determinan las acciones de todos los seres vivientes. El sistema consiste de 64 diferentes hexagramas y comentarios. Cada hexagrama está compuesto de dos trigramas, cuyas líneas rectas representan el yang o elemento positivo, y las líneas partidas el yin o elemento negativo.

Se dice que todo el I Ching fue escrito a través de observaciones cosmológicas. Los filósofos antiguos creían que los humanos eran controlados involuntariamente por las fuerzas cósmicas.

Otro aspecto de la fisonomía china, o adivinación basada en las características corporales, involucra la quiromancia o lectura de las manos.

Sin embargo, la forma más común de adivinación consiste en hacer predicciones basadas en la fecha y tiempo de nacimiento de una persona.

La astrología china sigue un ciclo de doce años. Se usa un animal diferente para representar cada año en el período recurrente. Este complejo zodíaco está basado en un antiguo calendario agrícola que corresponde con el movimiento de la Tierra.

Aparte del signo de uno de los doce animales del zodíaco y la hora del nacimiento de uno, el sistema de adivinación también incorpora elementos tales como el metal, madera, agua, tierra y fuego; así como los meses y estaciones del año. De hecho, la astrología china es mucho más compleja de lo que uno piensa.

Al calcular precisamente esos factores, un adivino revela la buena o mala suerte de uno, así como la de su cónyuge, sus niños y padres.

Según la creencia popular, el nombre de uno también puede influenciar en la suerte. De hecho, muchos padres piden que los adivinos les aconsejen al momento de elegir el nombre del recién nacido. Los adivinos consideran todos los factores relacionados con el nacimiento de uno cuando deciden qué nombre recomendar. La regla de oro es un nombre que tenga un significado favorable, que suene agradable e incorpore uno de los cinco elementos básicos.

La gente depende de varios instrumentos de adivinación cuando trata de descubrir los misterios de la suerte. Por ejemplo, las interpretaciones de los oráculos en el I Ching implican echar monedas a cara o cruz, arrojar tallos de milenrama o contar los granos de arroz. También se usa la numerología para contar los trazos de cada carácter de un nombre chino.

Más aún, uno puede ir a un templo para consultar directamente con los dioses folclóricos. Esto se hace usando “varas de fortuna” de madera. Cuando se lleva a cabo el rito, los fieles primero presentan una pregunta a los dioses y luego sacan una vara al azar. Cada vara tiene un número, que corresponde a una papeleta impresa que se encuentra en un anaquel especial en el templo.

La fortuna está generalmente escrita en la forma de una corto poema, y el significado no siempre es claro. Así, el interesado generalmente lleva la papeleta a un intérprete que vive en el templo. Cuando explica la suerte, el intérprete también estudia la cara de una persona y pregunta acerca de su fecha y tiempo de nacimiento.

La gente que sencillamente desea la respuesta de un sí o un no para una pregunta específica usa dos pedazos de madera en la forma de almeja, conocidos como copas divinatorias. Los fieles arrojan las copas al aire frente a un altar. Si ambas piezas caen del mismo lado, la respuesta de los dioses es negativa. Pero, si cada pieza cae con lados diferentes, lo cual indica un equilibrio entre yin y yang, la respuesta de los dioses es “sí”.

La popularidad de la adivinación revela una contradicción: A pesar de la modernización, la sociedad de Taiwan sigue respetando las tradiciones milenarias.

Pocos residentes locales rechazan la existencia de la suerte. Después de todo, tal vez solamente el destino pueda explicar por qué fracasa alguien que trabaja duro mientras que otro triunfa.

Traducido por Luis M. Chong L. de Taipei Journal.

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