Hace más de cuatrocientos años, Jan Huygen van Linschoten, el navegante holandés de una embarcación portuguesa, la bautizó Ilha Formosa, “isla hermosa”. Durante gran parte de los últimos cincuenta años de la historia de la isla, sin embargo, los residentes parecen haberse interesado más en la política y en el desarrollo financiero que en el aprecio por la belleza. Sólo durante los últimos diez años, la mayor prosperidad y estabilidad política han facilitado a los ciudadanos descubrir y explorar nuevamente el paraíso que en su día cautivara a los navegantes extranjeros.
Una manera en que la gente de Taiwan ocupa el tiempo y gasta el dinero del que dispone gracias al “milagro económico” de la isla es el turismo. Los viajes al extranjero estuvieron de moda en los años ochenta y a principios de los noventa, pero en los últimos años el turismo nacional no ha dejado de ganar popularidad. Tomemos como ejemplo el Parque Nacional Kenting, una de las áreas turísticas más populares al sur de Taiwan. El número de visitantes que acude anualmente allí aumentó de unos novecientos mil en 1987 a casi tres millones en 1997, y a más de sesenta y seis millones en 1998 cuando la gente comenzó a tener fines de semana de dos días dos veces al mes.
El mayor número de turistas locales ha provocado el rápido desarrollo de la industria hotelera. Los hoteles de Taiwan se clasifican oficialmente en dos categorías, “turísticos” y “turísticos internacionales”, de acuerdo con sus instalaciones y el número de habitaciones disponibles. Actualmente, existen más de tres mil hoteles turísticos y setenta y siete hoteles turísticos internacionales. Meikang Chen, director de Relaciones Públicas del Buró de Turismo y jefe del Centro de Coordinación y Supervisión de Hoteles de dicho buró, explica que las cifras por sí solas no son suficientemente reveladoras en cuanto a las tendencias demográficas y económicas dentro de la industria hotelera. Aduce, por ejemplo, que aunque su número no ha variado espectacularmente, han cerrado muchos hoteles en las áreas urbanas de Taiwan al tiempo que otros nuevos han abierto en áreas turísticas. Los hoteles de mayor antigüedad en las áreas turísticas de la isla también se han expandido. Asimismo, se ha elevado el índice de alojamiento en los hoteles de las zonas turísticas de Taiwan: del cuarenta y dos por ciento en 1992 a más de un cincuenta y cinco por ciento en 1998. Más del noventa por ciento de los huéspedes en los hoteles ubicados en las zonas turísticas son turistas locales.
Este incremento en el número de turistas nacionales se halla en consonancia con la evolución de los gustos de los viajeros locales, como ponen de manifiesto las diferencias entre las expectativas de los turistas en el pasado y en la actualidad. Antes era muy habitual que la gente organizara viajes a muchos lugares diferentes en el menor tiempo posible, dando pie a hablar del síndrome “si-hoy-es-martes-esto-debe-ser-Hualien”. Los viajeros recorrían en enormes autobuses un sinfín de sitios turísticos, parando en cada uno de ellos lo justo para ir al baño y, (si aún quedaba tiempo), tomar un par de fotos antes de subirse nuevamente al autobús y seguir adelante. Tras un día agotador --cuya mayor parte se empleaba en mirar a través de la ventana del autobús en movimiento-- se registraban en un hotel, bebían y jugaban mahjong hasta altas horas de la noche. Después de un buen sueño, continuaban su viaje mirando a través de la ventana del autobús y realizando breves paradas. Con este popular método, se podía echar un vistazo a la mayoría de los sitios turísticos de la isla en menos de una semana.
La experiencia de Lo Chien-wen, actualmente gerente de la sucursal de un banco francés, también deja ver la escasa atención que la gente concedía al servicio prestado por los hoteles. Lo recuerda un viaje que hizo hace aproximadamente diez años, cuando él y tres amigos alquilaron un vehículo dispuestos a recorrer toda la isla. Con mucho tiempo a su disposición, esperaban disfrutar de un viaje fácil y relajante. Partieron de Taipei y rápidamente llegaron a su primera parada: la Represa Shihmen, un sitio turístico popular en el Distrito de Taoyuan. Como ya era muy tarde, decidieron quedarse en un hotel y continuar su viaje a la mañana siguiente. Les pareció que jugar un rato al mahjong era una buena idea antes de acostarse. Una cosa llevó a la otra, y lo que siguió fue una especie de “maratón de mahjong” que no dieron por terminado hasta tres días y cuatro noches después. Durante este período se mantuvieron a base de galletas y tallarines instantáneos que habían llevado consigo. “¿Viaje alrededor de la isla? Ni siquiera nos molestamos en dejar la habitación del hotel para pasear por la represa”, recuerda Lo. “De hecho, estábamos tan agotados cuando terminamos de jugar que decidimos suspender el viaje y regresar a Taipei. Nuestra primera parada resultó ser también la última”.
Aunque la experiencia de Lo no es completamente típica entre los viajeros taiwaneses, sí permite hacerse idea de cómo veían los hoteles algunos turistas. En la medida en que el viaje descrito era algo habitual, está claro que la calidad del hotel no importaba mucho, siempre y cuando hubiera camas libres --y quizás espacio para jugar y beber. Sin embargo, como explica Meikang Chen, los isleños se han cansado de ese tipo de “vacaciones” y han comenzado a cambiar de actitud en cuanto a cómo disponer de su tiempo libre, aprendiendo a disfrutar sus vacaciones con mayor creatividad. En la actualidad, elegir el alojamiento apropiado es un punto clave que influye en la calidad de todo el viaje. Las estadísticas muestran que los turistas de Taiwan prefieren ahora hoteles turísticos internacionales más lujosos, aunque el precio de la habitación resulte entre NT$1.000 y NT$2.000 (US$31 y US$62) más alto por noche que en los hoteles turísticos. En 1998, el índice de alojamiento para los hoteles turísticos fue del treinta y cinco por ciento, mientras que para los hoteles turísticos internacionales en las zonas turísticas fue de más del sesenta y uno por ciento.
Asimismo, la industria hotelera se ha dado cuenta de que los turistas esperan algo más que un lugar para dormir, por lo que ha tratado de elevar su competitividad mejorando su oferta de instalaciones recreativas o de descuentos en días no feriados. El Buró de Turismo y los propietarios hoteleros están tratando de introducir los recursos locales en la industria. Con millones de turistas saliendo de Taiwan cada año para visitar los balnearios de Japón, por ejemplo, el Buró de Turismo y los hoteles locales diseñaron el “año del turismo de balnearios”, un proyecto para atraer a los entusiastas locales de los balnearios a los recursos de un Taiwan de por sí rico en aguas termales.
El Buró de Turismo aconseja a los turistas tener cuidado a la hora de elegir un hotel, ya que casi un treinta por ciento de los hoteles de Taiwan no operan conforme con las reglamentaciones --lo que significa que no se ven sujetos al control de medidas de seguridad. Lawrance Wu, jefe de sección del Centro de Coordinación y Supervisión de Hoteles del Buró de Turismo, se apresura a explicar que no es responsabilidad del Buró de Turismo la supervisión de los hoteles turísticos de Taiwan, sino solamente la de los turísticos internacionales. Los hoteles turísticos, señala, deben estar regulados y supervisados por los gobiernos de distritos. La norma es que si un establecimiento no satisface las diversas reglamentaciones no se le puede otorgar la licencia de operación. Por ello, a muchos propietarios de hoteles les resulta más cómodo operar fuera de los confines de dichas reglamentaciones.
De hecho, en Taiwan existe este tipo de hoteles desde hace mucho tiempo. “Una de las razones por las que todavía hay tales hoteles aquí es la carencia generalizada de supervisores por parte de los gobiernos locales”, dice Wu. “Pero la razón principal es la propia actitud de éstos, a menudo envueltos en el juego de influencias de las facciones locales y grupos de interés”. Wu cree que la aplicación efectiva de las reglamentaciones en esta área depende mucho del “momento oportuno”. Si ocurre un incendio o un accidente en un hotel, el público toma más conciencia de los asuntos relativos a la seguridad en los hoteles. El gobierno local hace uso de la oportunidad, con el apoyo del consenso popular, para cerrar algunos hoteles de este carácter. La indignación del público priva, temporalmente, de su omnipotencia a los poderes fácticos.
De cualquier tipo que sea, los hoteles de Taiwan están tratando de resolver sus problemas y de satisfacer las necesidades de un mercado creciente y cada vez más diversificado. Pero algunos turistas exigen más que lo que los hoteles convencionales son capaces de ofrecer. Además de la oportunidad de relajarse en un lugar nuevo, tales personas quieren que sus viajes resulten educativos e informativos. Cualquiera que sea el lugar donde vayan, aspiran a aprender algo sobre su cultura e historia, así como sobre su medio ambiente. Para ellos, la mayoría de los hoteles son casi lo mismo, aunque sus instalaciones y precios varíen. “Por todas partes, hay hoteles grandes con habitaciones lujosas, instalaciones estándares y los habituales servicios. Si has visto uno, los has visto todos”, dice Wu Chien-cheng, huésped de una hospedería local. “Pero para unas vacaciones inolvidables, los turistas deben tener la oportunidad de experimentar la cultura y la singularidad del lugar que visitan, en lugar de simplemente pasar su tiempo en un hotel que es idéntico a muchos otros”. Wu, un experimentado viajero, cree que las hospederías son la mejor elección para un turista inteligente.
Quedarse en la habitación libre de una casa rural del pueblo que se visita por un par de días se ha convertido en una manera popular de viajar en Taiwan durante los últimos diez o quince años. Cuando comenzó aquí esta práctica, eran los residentes de las áreas turísticas o los aborígenes de las tribus locales los que ofrecían habitaciones extras a los turistas si los hoteles eran insuficientes o simplemente no existían. El alquiler de habitaciones a los turistas satisfacía una necesidad y suponía un poco de dinero extra para la familia. Por unos doscientos dólares nuevos de Taiwan por noche (US$ 6), los turistas podían alojarse en el hogar de los residentes locales, ocupando una habitación con los servicios básicos --principalmente una cama, con instalaciones de aseo.
La mayoría de las hospederías en las áreas turísticas de Taiwan continúan haciendo negocio de esta manera simple, pero en los últimos años algunos de sus propietarios han apostado por ideas más elaboradas. Al visitar la hospedería de Wu Chien-cheng en Chinkuashih, un antiguo pueblo minero en el Distrito de Taipei, los visitantes pueden experimentar algo muy diferente de lo que ofrecen las hospederías en general o los hoteles. La hospedería de Wu se llama Yun Shan Shui (Nubes, montañas y agua). Tiene aproximadamente veinte habitaciones capaces de albergar hasta ochenta turistas. El primer piso es un comedor con mesas y bancos viejos hechos de madera, y del segundo al cuarto piso están las habitaciones y las áreas de exhibición donde se encuentran rústicos equipos de minas, muebles antiguos, y artículos que evocan el legado histórico de ese pueblo. Para aquellos que prefieren tener su propia cocina en lugar de compartir un comedor común, dos pequeñas edificaciones de un solo piso, “La cabaña sobre el árbol” y “La casa Chinkuashih”, se hallan a corta distancia de Yun Shan Shui. Wu ha decorado de forma sencilla ambos lugares, tratando de imitar el estilo simple de las viviendas del área.
Sin embargo, la arquitectura antigua y las antigüedades por sí solas no son suficientes para distinguir una hospedería de una habitación de hotel. El detalle más importante es la actitud del hospedero. “Doy la bienvenida a los visitantes como si fueran mis amigos, no como si fuera el gerente de un hotel recibiendo a sus clientes”, dice él. “Cuando vienen los amigos, es responsabilidad del anfitrión mostrarles la belleza del lugar para que se lleven un grato recuerdo, y no ofrecerles meramente alojamiento y los servicios habituales de un hotel”. De hecho, Wu no es sólo un hospedero y un amigo, sino también un guía turístico deseoso de llevar a los visitantes a pasear por el área para que se familiaricen con las costumbres locales. Además, tiene siempre preparada una sesión de diapositivas a fin de que sus invitados puedan aprender algo sobre Chinkuashih en caso de que el clima no permita los paseos al aire libre durante su estadía. “La gente, después de pasar por aquí, hace suyo este sitio”, dice Wu. “Ya sabe, a la gente siempre le gusta los lugares donde se sienten como en casa. Es algo que no pueden encontrar en un gran hotel”.
Después de más de tres años operando, Wu se encuentra con que sus huéspedes regresan trayendo a familiares y amigos. Con su filosofía comercial, está seguro de que cuenta con todas las ventajas a la hora de competir --y de que aunque su hospedería estuviera al lado del primer hotel turístico internacional de Taiwan en el área turística más concurrida, aún tendría éxito. “Básicamente se trata de dos mercados diferentes”, dice él. “Los que prefieren hoteles grandes no disfrutarían de una estadía en una hospedería, y los que quieren acercarse más a la naturaleza y la cultura no se quedarían en un hotel grande”.
Wu admite que los turistas que aprecian la experiencia de vivir en una hospedería son aún una minoría, pero la filosofía hospedera no persigue alcanzar al gran público. Por lo demás, las hospederías pueden ofrecer otros servicios a grupos más numerosos de gente. Por ejemplo, pueden servir como centros de información en los sitios turísticos. “Hemos vivido aquí toda nuestra vida, conocemos cada rincón de este lugar, y estamos encantados de presentar la belleza y la cultura de nuestro pueblo a los visitantes”, dice Chou Wu-yung, que administra una hospedería en el Distrito de Ilan. “Es imposible que un guía turístico no nativo del lugar sepa más que nosotros, y seguramente no le importa nuestro pueblo como nos importa a nosotros”. Chou, Wu y otros diez hospederos están planeando establecer una “cadena de hospederías” alrededor de la isla.
Las hospederías suponen una aportación a la economía de las áreas rurales, dado que el comercio es con frecuencia limitado debido al factor geográfico entre otros. El mismo Wu es un buen ejemplo. Después de graduarse del colegio vocacional y haber cumplido los dos años del servicio militar obligatorio, decidió que quería probar suerte y tratar de encontrar un trabajo en su pueblo natal, en vez de irse a una gran ciudad. “No todos los jóvenes desean dejar sus pueblos natales para vivir en las grandes ciudades”, dice él. “Pero simplemente no había ninguna oportunidad de trabajo para un ingeniero eléctrico aquí. Me resultó frustrante ver que no podía encontrar ninguna manera de mantenerme en el lugar donde había crecido”. Finalmente, Wu trabajó dos años en la industria de la moda y durante ese tiempo ahorró dinero para comenzar su negocio de hospedaje. Si la industria del hospedaje se vuelve más popular, proporcionará más oportunidades de trabajo a los que quieren vivir en el campo. Algunos jóvenes podrán regresar a sus pueblos natales, renovar las viejas casas abandonadas, y transformarlas en pequeñas posadas u hostales. “De esta manera, la gente de la ciudad puede tener más oportunidades de experimentar y disfrutar de la vida rural, y al mismo tiempo se generan plazas de trabajo para la gente de estas áreas remotas”, dice Wu.
Por desgracia, casi todo lo referente a los beneficios económicos procedentes de las hospederías y su valor como centros de información se queda por el momento en buenas palabras, ya que el gobierno no parece tener urgencia por alentar este negocio. Un motivo es que no hay leyes que regulen el establecimiento de hospederías. El Buró de Turismo está redactando algunas reglamentaciones, pero pasará mucho tiempo antes de que entren en vigor. Actualmente, se construyen muchas “viviendas” en áreas designadas como reservas naturales, o en áreas para el cultivo, bajo la clasificación de “cortijos”. El término “hospedería” es con frecuencia usado por los propietarios de este tipo de hoteles con el fin de evitar la supervisión del Gobierno. Meikang Chen del Buró de Turismo señala que, sin la supervisión gubernamental, el riesgo de que ocurran accidentes es mayor, pero parece que los turistas generalmente no sitúan entre sus prioridades al asunto de la seguridad cuando van de viaje. El Buró de Turismo está actualmente repartiendo etiquetas a los hoteles con licencias de forma que los turistas puedan reconocer inmediatamente si el hotel ha sido autorizado.
¿Qué es lo que atrae a la gente en primer lugar a dejar sus casas y quedarse en un hotel o en una hospedería? Ya se trate de un hotel o una hospedería, “es muy diferente si un huésped viene porque disfrutó su última estadía o porque simplemente no tiene otra opción”, dice Wu Chien-cheng. “Para hacerle a la gente desear volver, lo mejor es conseguir que se sientan como en su casa, cuando en realidad están sólo de viaje. Y para lograr esto, tienes que llevar tu negocio en el corazón”.